Vida campesina en el Magdalena Grande. Fabio Silva Vallejo

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Vida campesina en el Magdalena Grande - Fabio Silva Vallejo

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referencia en sus narrativas, permitiendo describir un “antes” y un “después” en el desarrollo de las formas de vida campesina en el Norte del Cesar.

      Por esta razón, para realizar nuestra aproximación etnográfica a las formas de vida campesina en los territorios del Norte del Cesar llegamos a poblaciones que, debido a su ubicación geográfica y a las condiciones medioambientales de sus territorios, nos permiten obtener elementos de análisis sobre las formas en cómo las comunidades se adaptan al territorio para el desarrollo de sus proyectos de vida, los cuales están directamente relacionados con la producción de la tierra.

      Por eso, en este ejercicio llegamos hasta poblaciones como la vereda el Cinco, ubicada en la Serranía del Perijá, donde las condiciones del territorio y el abandono estatal llevaron a las comunidades a realizar cultivos de amapola como única opción de supervivencia; este hecho, como resultado, dejó “la peste” sobre la tierra, impidiendo el desarrollo normal de sus cultivos, por lo que la mora aparece como única opción de salir adelante.

      También recorrimos las tierras de la vereda La Guitarra, ubicada en las faldas de la Sierra Nevada de Santa Marta —en su vertiente suroriental—, cuyos pobladores han tenido que adaptar sus cultivos a las difíciles condiciones del terreno y a la escasez del agua, condición a la que se suma el hecho de que no existe ningún tipo de acompañamiento institucional (dado que se les considera como invasores).

      Así mismo, transitamos por las trochas y los caminos de la vereda Entre Ríos, ubicada en el municipio del Copey, sobre las faldas de la Sierra Nevada —en su vertiente suroccidental—, cuyos pobladores han retornado por su propia voluntad luego de ser desplazados: ahora deben luchar por mantener su vocación agrícola frente a la proliferación de proyectos mineros en su territorio.

      De igual forma, y a pesar de todas las dificultades, pudimos recorrer los territorios y las memorias de los pobladores de la vereda el Toco, ubicada en el municipio de San Diego, sobre la margen izquierda del río Cesar, cuyos pobladores desplazados viven en el casco urbano del municipio de Agustín Codazzí: allí se han organizado para exigir su derecho a retornar al territorio con las garantías mínimas de seguridad que les permitan permanecer en él y poder reconstruir sus proyectos de vida.

      Finalmente, en nuestros recorridos tuvimos la oportunidad de visitar el barrio Bello Horizonte, en Valledupar, donde conocimos a campesinos y campesinas desplazados por la violencia y quienes, en medio de nostalgias, tristezas, pero también de sueños y fortalezas, nos cuentan cómo ha sido el proceso de adaptación de sus vidas a las dinámicas propias de la ciudad, obligándolos a desempeñarse en lo que popularmente se conoce como “el rebusque” y a tratar de reproducir sus conocimientos sobre la agricultura en los limitados espacios que ofrecen sus patios en los ahora llamados “barrios de invasión”.

      En el capítulo cinco, “Vida campesina en el Sur del Cesar”, se detallan los recorridos etnográficos realizados durante los meses de diciembre del 2016 y enero del 2017 en los municipios de Agustín Codazzi, Becerril, La Jagua de Ibirico, Pailita, Pelaya y Aguachica; para el desarrollo de este trabajo, a esta última, que limita directamente con la Serranía del Perijá —principal frontera agrícola, área limítrofe entre Colombia-Venezuela y escenario de diversas disputas y conflictos sociales, ambientales y culturales— la hemos denominado “Subregión: Sur del Cesar”.

      Para la caracterización sociocultural realizada en los municipios que conforman esta subregión se realizaron, en un primer momento de la investigación, recorridos etnográficos fundamentados en la observación participante de los diferentes territorios de estudio y entrevistas semiestructuradas a diferentes líderes campesinos de la región con el objetivo de estrechar lazos, socializar la investigación y conocer así la vida de las poblaciones campesinas desde su propia visión.

      Los recorridos se realizaron en compañía de los líderes de las veredas y los corregimientos que se visitaron, dado que conocer el territorio de la mano con las comunidades permite reconocer y legitimar el conocimiento que poseen las poblaciones sobre su entorno, geografía y región, además de identificar los lugares que poseen relevancia colectiva en las memorias de los habitantes desde sus conocimientos e intereses.

      Por este motivo, las entrevistas semiestructuradas se utilizaron como un elemento que permitió dejar hablar al campesino. El “saber escuchar” es un ejercicio que media el proceso investigativo, puesto que son los saberes de los campesinos y su representación sobre el mundo los elementos de interés para los investigadores y la investigación. En ese sentido, durante este capítulo se presentan elementos como origen-poblamiento, saberes locales y modos de vida, producción económica, conflictos sociales y afectaciones medioambientales.

      En el capítulo seis se exponen las experiencias y los recorridos junto a comunidades campesinas en el departamento del Magdalena, específicamente en dos zonas que delimitamos como subregiones, comprendiendo esta delimitación geográfica no como una línea de división o frontera, sino como áreas culturales dinamizadas por el ambiente natural y por relaciones sociales históricas mediadas por el trazado de caminos en el departamento. Es así que esta etnografía busca acercarnos a una metodología para los estudios sobre el campesino en estas dos zonas del Magdalena.

      En este capítulo es recurrente encontrar una narración en la que prima la voz del entrevistado y no la voz del antropólogo como la autoridad intelectual que posee el conocimiento (situación recurrente en la Academia); por ende, se encontrarán frases que quizá no se encuentren en los diccionarios de la Real Academia de la Lengua Española o en nuestro vocabulario cotidiano, pero que nos brindarán un acercamiento a comprender el significado del territorio. Por este motivo, la investigación puede no simplemente acercarnos a un público académico o interesado en estos asuntos, sino también permitirle al protagonista de estos relatos (como lo es el campesino) leer (aunque en muchas ocasiones las realidades de los territorios no han permitido a muchos campesinos el acceso a la educación, por lo que no poseen la habilidad de leer, pero con esfuerzo sus hijos sí) sus conceptos y conocimientos desde el territorio.

      Para acercarse a las comunidades campesinas en la subregión Sur del Magdalena hay que comprender el territorio desde los referentes culturales y económicos, como pobladores de la Depresión Momposina o el Sur del Magdalena, por lo que es recomendable acercarse a los antecedentes y a las investigaciones sociológicas que relatan contextos similares en la Historia doble de la costa (Fals, 1979) e Historia de la cuestión agraria en Colombia (Fals, 1975), por Orlando Fals Borda, los cuales son documentos recomendados para ilustrarnos sobre historia, cultura y política de la identidad campesina regional.

      El recorrido inició por el principal foco en la economía de la región: el Banco, conocida por ser llamada “Ciudad Imperio de la Cumbia” (un referente a la danza que surgió por todo el río Magdalena y que puede evidenciarse como un ejemplo del mestizaje cultural y la diversidad de esta geografía). Así mismo, este lugar representa el último momento en el trabajo campesino, como es el momento de retribución y transformación en valor monetario, con la comercialización con el mayorista (la persona que se encarga de la compra de los productos agrícolas en grandes cantidades y a precios bajos) o en los graneros (los lugares de compra y venta de víveres en los centros poblados) para, finalmente, llegar a tiendas y supermercados.

      Por su parte, la zona Centro del Magdalena se caracteriza por sus paisajes de llanuras y montañas (El Difícil) y por la influencia del río Magdalena (Plato, donde la ausencia de precipitaciones y tierra polvorienta es una constante). Por ello, el acercamiento al campesino estuvo mediado por las constantes referencias al trabajo ganadero, el cual posee diferencias sustanciales en la economía, territorio, cultura y política, que permiten resaltar las dificultades y la escasa población que se dedica a trabajar la tierra. Al recorrer esta región encontramos zonas rurales distantes de las cabeceras municipales en las que fue necesario brindar explicaciones y usar la identidad de estudiante universitario para poder acceder, pues existían personas en motocicletas que manifestaban brindar seguridad en

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