Las Farc-EP en la coyuntura estratégica de la paz negociada (2010-2017). Laura Esperanza Venegas Piracón

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Las Farc-EP en la coyuntura estratégica de la paz negociada (2010-2017) - Laura Esperanza Venegas Piracón

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no solo el tejido por Voloshinov, sino, en general, por toda la corriente de pensamiento que ha dado lugar a la reflexión de esta investigación. Esta relación, que es francamente desarrollada en el libro del año 22 y luego retomada por investigadores más contemporáneos y de otras latitudes, se concreta en la forma ideología. Si bien decir se concreta es un poco impreciso, dado que por la naturaleza misma de la categoría ideología existe una inaprehensibilidad de fondo, no es posible obviar que, justamente, un elemento articulador de sentidos —tanto entre lenguaje, política y discurso como entre palabra y materialismo— es la ideología.

      Podríamos comentar la cita de Aristóteles durante páginas, tal como se ha hecho ya en numerosos casos, y divagar en torno a las posibilidades que brinda la especulación filosófica. No obstante, algo más concreto es lo que nos convoca en relación con esta referencia: no se habla aquí ni de lenguaje, ni de discurso ni de política, y sin embargo sabemos que es de esto de lo que se trata, hasta cierto punto, cuando leemos términos como voz, palabra, sentido y apreciaciones. Esta lógica, este sentido común, es precisamente lo que emerge de la relación práctica —y no conceptual— entre lenguaje, discurso y política.

      No sobra decir que nuestro acercamiento al texto de Aristóteles está mediado, precisamente, por un ejercicio comunicativo como lo es la traducción, y que si hacemos hincapié en ello no es de ninguna manera para desmeritar, como por lo general se hace, el trabajo del traductor que posibilita la lectura de Aristóteles en español, sino, precisamente, con el fin de hacer énfasis en la radicalidad de la condición material del lenguaje, el discurso y la política; es decir, efectivamente se encuentran tantas traducciones de Aristóteles como traductores de Aristóteles pueda haber, del mismo modo que intérpretes de Aristóteles como lectores tenga. A lo que pretende conducir esta parte inicial de la argumentación es, por una parte, al reconocimiento de una existencia humana íntimamente relacionada con los fenómenos del lenguaje (está por demás documentado que es una preocupación teórica desde tiempos lejanos); por otra, a la diversidad, variedad, multiplicidad y posibilidad que irrumpe en el ejercicio de dicha existencia y cómo, tal como fue enunciado e interpretado, este hecho que hoy podemos dar por sentado no era asumido de la misma manera en la lógica de un Ferdinand de Saussure y demás “padres” de la lingüística. Sería hasta el desarrollo más propio del siglo xx cuando se llega a plantear un cuestionamiento serio a la positividad innata de ciertas posturas que, en su afán de abstracción, no dieron cabida a la observación y comprensión de las realidades concretas del objeto de estudio de la ciencia del lenguaje (al respecto se vuelve más adelante con la mención del trabajo de autores como Michel Pêcheux).

      Pese a que son muchos los puntos en común y las intersecciones que caracterizan la relación entre discurso, lenguaje y política, la finalidad de este apartado es establecer algunas claridades en términos de cómo comprendemos cada concepto y qué distingue, fundamentalmente, discurso y lenguaje, vistos desde la mirada de la política y lo político, sin por esto pretender, de manera artificial, descontextualizarlos de su matriz eminentemente social y relacional, así como comprender cada uno de ellos.

      La mención a lenguaje, discurso y política (esto último entendido como un campo práctico-analítico) tiende a remitir, de forma casi directa y a veces exclusiva, a consideraciones sobre la teoría y el análisis crítico del discurso, ejercicios de manipulación en la comunicación o estrategias de manejo de masas, entre otras. Sin embargo, también cabe explorar lo relativo al rol del lenguaje y del discurso en la creación de representaciones sociales, constitución de subjetividades políticas y, por supuesto, estudios sobre ideología. Como se verá en el curso argumentativo, tanto la investigación en general como este capítulo en particular se abordan desde otra lógica, ya que estos campos mencionados, que de suyo asumen un entramado configurado por la comunicación política, no se dedican esencialmente a definir e interrelacionar conceptualmente discurso, lenguaje y política, sino que son, en su mayoría, ejercicios de aplicaciones descriptivas o analíticas de dichos conceptos. Por tal motivo, no constituyen un interés particular en el desarrollo de este apartado. De hecho, para efectos de la presente investigación, que se enmarca particularmente en la ciencia política, fue preciso indagar por dichas categorías mediante abstracción y síntesis a la vez, en lo que se refiere a definirlas sin ceñirse de forma muy rígida a sus fundamentos conceptuales ni a sus versiones más aplicadas.

      Ahora bien, cabe hacer una acotación preliminar antes de entrar a explorar y desarrollar cada concepto en concreto: precisar hasta qué punto vale la pena, en primer lugar, definir de modo esquemático cada uno de estos términos; en segundo lugar, entenderlos como realidades ajenas y separadas; además, preguntarnos si hace falta adentrarse en las discusiones técnicas, o esencialmente teóricas, sobre las particularidades que caracterizan cada noción y la distinguen de las otras, cuando de lo que se trata es de proponer una reflexión sobre una relación que, en últimas, es por lo que indagamos cuando nos preguntamos por el campo de la política en juego frente al lenguaje y al discurso. Lo anterior se hace al privilegiar y optar por algunos de esos puntos o vasos comunicantes que existen entre el discurso, el lenguaje y la política, pero es preciso advertir que su delimitación conceptual también estará atravesada por la necesidad de justificar la elección de una categoría sobre otra, esto es, la decisión investigativa de indagar por el lenguaje político del sujeto FARC-EP más que por su discurso.

      Dado que el objetivo último de esta investigación no es una teorización purista sobre discurso, lenguaje o política, el ejercicio de definir de modo esquemático cada uno de los conceptos tiene un carácter más bien metodológico. Así visto, funciona como la enunciación de puntos de partida sobre los cuales se plantean relaciones teóricas, pero también prácticas, en función no de alimentar, en principio, discusiones esencialmente conceptuales, sino de preparar el campo sobre el cual se formula un análisis que se interesa, entre otros, por interpretar ejercicios discursivos, de uso del lenguaje y, en últimas, de comunicación, en relación con otros procesos de carácter político. De suerte que, en este apartado, se reconstruye un camino conceptual para la elaboración de definiciones sobre el lenguaje, el discurso, la política y lo político que abarca desde las áreas que tradicionalmente se han ocupado de sistematizar el conocimiento formal sobre el lenguaje y el discurso, hasta los ejercicios más recientes de reelaboración conceptual, propuestos por disciplinas cuyo objeto de estudio no es propiamente el discurso, el lenguaje o la comunicación, como es el caso, por ejemplo, de la ciencia política.

      Al proponer una reflexión en torno a esta relación es imprescindible partir de unas definiciones explícitas y enunciadas tanto de lenguaje como de política y de discurso. Sin embargo, a modo de preámbulo, vale aclarar que la discusión se sitúa en un contexto interdisciplinar o transdisciplinar en el que se opta por la comprensión de fenómenos desde miradas integradoras y críticas que no se ciñen a categorizaciones inflexibles, decimonónicas y fácilmente cuestionables; este gesto metodológico ya se había sugerido por autores de enfoque materialista del lenguaje como Voloshinov y el sustento del análisis empírico de Pêcheux, quien bajo el pseudónimo de Thomas Herbet afirmó:

      La forma empírica concierne la relación entre una significación y una realidad, pese a que la forma especulativa concierna la articulación de significaciones entre ellas, bajo la forma general del discurso. Para usar términos tomados de la lingüística, podríamos decir que la forma empírica de la ideología pone en juego una función semántica —la coincidencia del significante con el significado—, aunque la forma especulativa ponga en juego una función sintáctica —la conexión de significantes entre ellos—. (1969, p. 79)

      En efecto, para el ambiente posestructuralista de la época, la búsqueda de cientificidad en el ejercicio lingüístico de análisis del discurso y del sentido que buscaba Pêcheux a través del desarrollo de un instrumento que le permitiera obtener resultados experimentales termina por llevarlo a un diálogo directo con el concepto de condiciones de producción del discurso. Es, entonces, en esta “sociologización” del modelo de comunicación de Jakobson que Pêcheux aporta quizás la claridad más relevante en términos de la lógica dialéctica

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