Del laboratorio al mercado. Álvaro Ossa Daruich
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Del laboratorio al mercado está orientado a públicos diversos, entre ellos, gestores tecnológicos y autoridades universitarias que son los encargados de facilitar el proceso de vinculación academia-empresa; estudiantes de doctorado e investigadores que quieren aventurarse en el mundo de la innovación basada en ciencia; emprendedores científicos interesados en desarrollar y hacer despegar sus negocios; tomadores de decisiones en los ámbitos de ciencia y tecnología, con el fin de que les permita comprender de mejor forma la transferencia tecnológica; y en general a todos quienes estén interesados en la innovación basada en ciencia como motor de desarrollo local y global.
La intención final de quienes trabajamos en este ámbito es que Latinoamérica logre salir de la trampa de los países de ingresos medios, con economías basadas principalmente en la explotación de recursos naturales, transformando a la región en una economía desarrollada, con énfasis en educación, creatividad, innovación, ciencia y tecnología.
Espero sinceramente que este libro ayude a multiplicar la pasión que nos mueve, permitiendo que más actores se sumen a esta apuesta de pensar un futuro en donde las ciencias y la innovación sean protagonistas y logren mejorar la calidad de vida de las personas.
Transferencia tecnológica
La investigación es un proceso intelectual a través del que se puede aprender algo nuevo o también crear cosas que no existen, lo que permite mejorar la calidad de la enseñanza o también mejorar la vida de las personas, mediante productos y servicios. Sin embargo, es un proceso complejo y de mucha incertidumbre, y la mayoría de las veces implica recorrer un largo camino para obtener el resultado esperado.
Para lo anterior se requiere un trabajo intensivo de los investigadores y un fuerte apoyo por parte de la institución en donde se realiza investigación, tanto en infraestructura como en medios materiales y apoyo administrativo. Se necesitan también recursos, que mayoritariamente provienen del Estado, disponibles para financiar la investigación con el propósito de generar más y mejor conocimiento que impacte en la sociedad, ya sea por la vía académica, por ejemplo, la formación de personas, publicaciones científicas o tesis de grado, así como por la disponibilidad de resultados de investigación que puedan transformarse en soluciones concretas a los problemas reales del mercado y de la sociedad.
En este sentido, se ha generado cierta controversia respecto de cuál es el verdadero fin de una investigación científica. Hay quienes plantean que la ciencia sirve para conocer mejor el entorno que nos rodea, siendo un estímulo a la actividad intelectual creadora. Por otro lado, están aquellos que piensan que si algunos resultados científicos tienen un potencial de aplicación y pueden resolver un problema concreto de la sociedad, es necesario hacer todos los esfuerzos para que así sea.
En lo que sí hay consenso es en que los investigadores buscan impactar con la ciencia que desarrollan. En este sentido, existen múltiples formas de hacerlo; por ejemplo, es posible a través de publicaciones científicas o canalizando ese nuevo conocimiento en el proceso formativo de personas, también –como hemos señalado–, resolviendo un problema concreto.
Al proceso de llevar un resultado de investigación al mercado, se le llama transferencia tecnológica o comercialización de tecnologías.
Uno de los aspectos más relevantes para un investigador es la satisfacción de contribuir a la sociedad. Puede ser a través de la generación de un bien o un servicio que resuelva una necesidad, como, por ejemplo, desarrollar un fármaco para curar una enfermedad, llevar adelante un proceso que permita reducir la contaminación industrial o crear un nuevo método que mejore la enseñanza. Dicho de otra forma, lo que se busca es impactar en la mejora de la calidad de vida de las personas mediante el desarrollo científico.
El mundo académico cuenta con indicadores y metas para progresar académicamente, como es el caso de las publicaciones científicas, pero la transferencia tecnológica también podría implicar un avance en la carrera académica de los investigadores al ser reconocida la actividad de comercialización de tecnología en la evaluación docente. Sin embargo, esto último ha sido implementado por pocas instituciones en el mundo.
Si se mira esto desde el punto de vista financiero, la comercialización de ciencia y tecnologías, podría traducirse en una nueva fuente de financiamiento para investigaciones futuras, además de ganancia económica para los investigadores, dependiendo de si la estrategia de transferencia de resultados de investigación es con o sin fines comerciales.
En este contexto, un desafío radica en que los resultados de investigación no terminen únicamente en publicaciones científicas y en su difusión en el mundo académico, sino que logren llegar al mercado y solucionar alguna necesidad real de las personas.
Es importante resaltar que la transferencia tecnológica se asoció tradicionalmente a las áreas de ingeniería, y posteriormente se fueron sumando las ciencias médicas. Sin embargo, se han visto grandes transferencias en las áreas de educación, ciencias sociales y humanidades. Es decir, la comercialización de tecnologías no es materia exclusiva de ciertas áreas del saber, sino que abarca a todas aquellas que tengan aplicación concreta en el mercado.
Mecanismos de transferencia tecnológica
Para que un resultado de investigación llegue al mercado en forma de bien o servicio, se puede explotar directamente o, bien mediante la realización de una transferencia a un tercero que se encargue de la comercialización, ya que rara vez una institución científica comercializará directamente los desarrollos a los usuarios finales. En este sentido, un resultado de investigación puede ser transferido a una empresa ya constituida o, bien se puede crear una nueva empresa para explotarlo comercialmente.
Vender o arrendar
Los resultados de investigación generan propiedad intelectual que se protege. Dicha propiedad es un activo intelectual, siendo este el que se transfiere. Así, un resultado de investigación puede ser transferido mediante dos mecanismos: por un lado, los derechos de propiedad intelectual pueden ser cedidos, traspasando su titularidad a un tercero –con lo que dejan de pertenecer al titular original–, o bien pueden ser licenciados, lo que implica que el titular original mantiene su derecho de propiedad y otorga una autorización de uso, explotación comercial o masificación a un tercero bajo ciertas condiciones.
Como ejemplo ilustrativo, supondremos que, en lugar de tener derechos de propiedad intelectual, se tiene una casa. Esta puede ser vendida, lo que podría equivaler a la cesión de los derechos de propiedad intelectual mencionados anteriormente; o bien arrendada, lo que equivale a licenciar los derechos de propiedad intelectual. Al vender una casa, el nuevo propietario paga por ella un precio determinado y, una vez concluida la venta, la casa deja de pertenecer al propietario original, el cual pierde todo control sobre el bien. El nuevo dueño podrá disponer libremente de la casa: podrá pintarla, alquilarla, venderla e incluso demolerla. También puede ocurrir que el nuevo propietario nunca habite la casa. En estos casos, el anterior dueño no tendrá ninguna injerencia en lo que decida hacer el nuevo titular.
Así, un resultado de investigación que se cede puede ser licenciado o cedido posteriormente a otro por parte del nuevo dueño. También puede que ese nuevo propietario nunca la use o explote, frente