Del laboratorio al mercado. Álvaro Ossa Daruich

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Del laboratorio al mercado - Álvaro Ossa Daruich

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el abastecimiento de agua potable de las 375 familias de esa localidad.

      La tecnología se ha implementado en diferentes localidades del país, facilitando el acceso a este vital elemento a cientos de chilenos (S. Araya, comunicación personal, 2020).

      El “golpe de sol” en la fruta, debido al exceso de radiación solar y altas temperaturas, causa importantes pérdidas económicas a la industria frutícola. Para resolver este problema, Richard Bastías, ingeniero agrónomo y doctor en Fruit Trees & AgroEcosystem de Alma Mater Studiorum – Universita Di Bologna, y académico de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, desarrolló la tecnología “Mallas de Fotoselectividad Combinada”, que otorga mayor efectividad en el control de daño en frutas ocasionado por el sol.

      Esta malla fue diseñada utilizando como base un modelo matemático que se desarrolló como resultado de la investigación, y que permitió definir una configuración específica desde el punto de vista de color y trenzado de la malla. Esta logra modificar el espectro de la radiación y transmitirla selectivamente, generando beneficios en las plantaciones que se cubren con estas mallas, principalmente frutícolas. Lo anterior, sin sacrificar el rendimiento del huerto ni la coloración de la fruta; por el contrario, el mejor uso de la luz favorece el desarrollo del color y el crecimiento floral y del fruto. La efectividad de la malla, observada en distintas variedades de manzana, se aprecia en la diferencia entre el porcentaje de frutas con daño en campos con y sin malla, notando una disminución de entre el 61% y el 95%, con lo que los productores pueden evitar millonarias pérdidas por factores climáticos, obteniendo al mismo tiempo productos de un mayor valor comercial. El desarrollo solicitó una patente de invención en 2016 y posteriormente se transfirió a la empresa chilena Delsantek, que introdujo este producto en el mercado chileno en el año 2017. En 2019 se transfirió la tecnología a la empresa mexicana Giddings, expandiendo su uso en más de 200 hectáreas de berries ubicadas en campos del estado de Michoacán, en México, y con plan de aplicación en otros cultivos.

      La tecnología se ha implementado en diferentes países de la región y busca su expansión a nivel mundial (S. Araya, comunicación personal, 2020).

      La infertilidad afecta aproximadamente al 15% de las parejas a nivel mundial, lo que equivale a 48,5 millones de ellas, alcanzando en el hombre el 50%. Sin embargo, es difícil precisar esto, por falta de datos específicos por país (Agarwal et al., 2012). La evidencia muestra que la tasa de infertilidad mundial va en aumento, estimándose sobre el 17% de la población mundial. El 40% de los casos se debe a causas en el hombre, 40% en la mujer y otro 20% a razones desconocidas.

      Raúl Sánchez Gutiérrez, médico ginecólogo doctorado en andrología y especialista en medicina reproductiva, por su experiencia atendiendo a parejas con dificultades para convertirse en padres, entendiendo la desesperanza y tristeza al no conseguirlo y muchas veces no contando con altos recursos económicos para probar otras técnicas, se propuso modificar las técnicas disponibles para que fuesen simples y económicas, con el fin de realizarlas en cualquier laboratorio, tanto en Chile como en toda América Latina.

      Los métodos desarrollados no asépticos, convencionales, comprenden en su mayoría la vitrificación del semen por contacto directo con nitrógeno líquido. La recuperación de motilidad post-desvitrificación utilizando dichos métodos no asépticos es del orden del 20% al 30%, por lo que se hace compleja la inseminación y por ende el embarazo.

      En el año 2006, el doctor Sánchez, con el apoyo de la Universidad de la Frontera de Chile, postuló a fondos gubernamentales para la investigación. Sin embargo, las agencias estatales decidieron no concederlos, por considerar que era un proyecto que requería más desarrollo y que era muy simple para un problema a nivel mundial, y por parecer que requería más investigación que desarrollo.

      Aun así, el proyecto siguió adelante y se logró la vitrificación aséptica de pajuelas (VAP), que permite seleccionar espermatozoides que conserven su función, pudiendo almacenarlos y obtener un número suficiente para hacer inseminaciones intrauterinas, con lo cual se alcanzaba una alternativa viable para parejas con infertilidad. El resultado fue desarrollado por el doctor Raúl Sánchez Gutiérrez, la doctora Mabel Schulz, la investigadora Jennie Risopatrón, junto a los investigadores internacionales, que eran colaboradores independientes: el doctor Vladimir Isachenko y la doctora Eugenia Isachenko, quienes probaron la metodología y comprobaron que se lograba sobrevida y funcionalidad espermática, postdesvitrificación.

      La metodología VITRISPERM® o VAP es mejor que las alternativas convencionales de preservación en cuanto a la forma de vitrificar. Proporciona una efectividad sobre el 80% de la supervivencia del esperma humano, protege el material genético y reemplaza el uso del nitrógeno para el almacenamiento, lo que la hace una metodología que puede implementarse en cualquier banco de espermatozoides o de fertilidad. Esta metodología fue probada y en 2011 nació el primer niño en Temuco, a través la alianza con el doctor Juan Álvarez, de la empresa ANDROGEN de España. La tecnología fue licenciada por la oficina de transferencia tecnológica de la Universidad de la Frontera a BIOKIBANK en España.

      Esta metodología funciona y da esperanza a miles de parejas que desean hacer realidad su sueño de convertirse en madres y padres, aun cuando hayan decidido postergarlo a edades por sobre los 40 años. Se espera que también se disponga de esta metodología en Alemania, Dinamarca, España, Francia, Italia y Reino Unido, así como en EE.UU. y el resto del mundo que lo necesite (F. Vásquez, comunicación personal, 2020).

      El investigador Roland Vetter, doctor en Botánica Forestal, investigador jefe del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonía (INPA), desarrolló una tecnología denominada “Secador solar”, que es un dispositivo para secar la madera utilizando energía solar. La idea surgió para atender las necesidades de diversas comunidades, que no contaban con electricidad y, por otra parte, buscaba reemplazar los secadores de madera convencionales que consumían mucha energía. En 2005, al visitar una comunidad indígena en el município de Itamarati, con el objetivo de presentar la tecnología, se sorprendió al ver la necesidad de la comunidad por mejorar la calidad del agua, ya que muchos niños y ancianos estaban experimentando problemas de salud como diarrea y cólera, debido a contaminación del agua de los arroyos y ríos utilizados por la comunidad. A partir de esta demanda, el investigador y su equipo buscaron alternativas para desinfectar el agua, utilizando la tecnología del “secador solar”. El resultado fue el diseño de un purificador de agua basado en energía solar.

      En 2009, esta tecnología fue finalizada y denominada “Água Box”, protegida por patente de modelo de utilidad, cuyo titular es el INPA y el inventor Dr. Roland Vetter. El depurador de agua es una caja metálica de 13 kilos, que funciona con una bomba de agua y dos paneles solares de 90 Watts cada uno, que bombea el agua del río a un depósito de agua. El agua contaminada pasa por un filtro y luego por un tubo de acero inoxidable con una lámpara ultravioleta tipo C, que elimina el ADN (ácido desoxirribonucleico) de los microorganismos, causantes de enfermedades intestinales. Después de estos procesos, el agua es potable, libre de gérmenes y lista para el consumo. La lámpara y la batería duran unas 10.000 horas, es decir, de tres a cuatro años. El depurador elimina el 99,5% de bacterias, hongos y coliformes fecales del agua del río mediante una lámpara ultravioleta C, los rayos más peligrosos de la radiación ultravioleta. Unido a un panel solar y al tanque de agua de las comunidades, el depurador filtra 400 litros por hora, es decir, 5.000 litros por día, suficiente para proporcionar agua limpia para beber y cocinar a 300 personas. El precio del sistema es de alrededor de US$450, incluido el panel solar y el filtro de entrada.

      La “Caja de Água” se implementó en comunidades ribereñas de la Amazonía, en los pueblos indígenas Deni y Yanomamis, y en Nampula, una región de Mozambique, en África.

      Entre

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