Envejecer en el siglo XXI. Leonardo Palacios Sánchez

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Envejecer en el siglo XXI - Leonardo Palacios Sánchez Medicina

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      2) Transiciones: cambios en la trayectoria que modifican la condición inicial; no son fijas ni predeterminadas, pero modifican la trayectoria longitudinal. Son transiciones individuales o familiares. Son cambios que tienen probabilidad de ocurrir, como el ingresar al sistema educativo o al mercado laboral, el matrimonio, entre otros. Estos cambios corresponden a un sistema de posibilidades relacionados con la edad. En las transiciones el individuo puede asumir nuevos roles y adquirir derechos y obligaciones nuevas. Las transiciones están contenidas dentro de las trayectorias.

      3) Turning point: eventos determinantes, cambios bruscos que modifican un estado, discontinuidad en la trayectoria de vida, que implican cambios significativos que pueden ser favorables o desfavorables, no predeterminados y hacen que se pierda continuidad en la trayectoria. La muerte de un familiar, el nacimiento de un hijo o una enfermedad pueden cambiar la trayectoria del individuo.

      Los principios organizadores para el análisis del curso de vida que han propuesto diversos autores son:

      1) Perspectiva a largo plazo en el curso de vida: va desde el nacimiento hasta la muerte. Aquí se considera que la investigación debe tener criterios de largo plazo; es suponer que para la interpretación de un evento o etapa se debe conectar con aquello que sucedió antes, entendiendo cambios sociales y desarrollos individuales en el trayecto de vida.

      2) Tiempo y lugar: hace referencia a los contextos en los cuales se va modelando el curso de vida; estos son momentos históricos y lugares específicos en los que cada persona ha estado desarrollando su trayectoria de vida. Estos contextos han sido compartidos con personas que se han expuesto a situaciones similares, de maneras diferentes y con distinciones por género, estrato social o económico, educativo y etnia. Es la relación individuo y sociedad.

      3) Tiempo: momento en el que se presenta un evento; su relación con la trayectoria de otras personas. No es igual la muerte de los padres en la infancia que en la edad adulta, o el tener que sepultar a un hijo adulto o menor de edad. Esto constituye acumulaciones positivas o negativas en el curso de vida.

      4) Interrelaciones de las trayectorias individuales: que se cruzan con las de otros individuos, incluidos de otras generaciones, con la perspectiva intergeneracional.

      5) Libre albedrío: concepto de agencia. Los individuos construyen su curso de vida, ejercen decisiones en el marco de múltiples oportunidades y limitaciones. Esta condición individual va a tener restricciones relacionadas con situaciones históricas y sociales (Blanco, 2011; Corna 2013).

      Esta perspectiva nos permite establecer diferencias con el concepto de ciclo de vida, el cual se relaciona con la secuencia de etapas de los seres vivos en su desarrollo desde las etapas iniciales hasta la madurez. Son un conjunto de eventos irreversibles, de maduración y que se reproducen en las generaciones. Incorpora una dimensión más biológica que el concepto de curso de vida (Alwin, 2012). No equivale a los grupos etarios, ni implica una perspectiva sin conexión; incluye las etapas del desarrollo y las interacciones propias de cada ciclo. Es una mirada transversal a las etapas del desarrollo.

       Curso de vida y perspectiva epidemiológica

      Los modelos de curso de vida, desde la perspectiva epidemiológica, han servido para el seguimiento de efectos acumulativos, que tratan de explicar cómo las condiciones, desde la gestación, pasando por la infancia y la adolescencia, hasta la adultez temprana y tardía, suman diferentes exposiciones a factores de riesgo que pueden ser de tipo social, ambiental, económico y que se manifestarán en diferentes momentos como eventos en salud, especialmente para las enfermedades crónicas, muchos de ellos en el marco de inequidades en salud (Corna, 2013). El estar expuesto tempranamente a factores de riesgo puede no tener una manifestación inmediata y expresarse tardíamente con desenlaces en detrimento de la salud de las personas mayores, a través de una mirada más amplia del curso de vida.

      Este modelo etiológico de las enfermedades crónicas es una dimensión más extensa a los factores de riesgo y conlleva relacionar eventos que ocurren en los inicios de la vida que se conectan con los desenlaces al llegar a la adultez (Alwin 2012). Corresponde, entonces, a un elemento de interpretación sobre la acumulación o apalancamiento de situaciones que incluyen las inequidades en salud, lo cual permite buscar explicaciones a las desigualdades que persisten a lo largo de la vida y que se pueden mantener o modificar e, incluso, desaparecer, cuando las personas llegan a la vejez. Son ejemplos de esta situación la realidad de desprotección social bajo la cual se encuentra cerca del 30 % de la población adulta mayor (Corna, 2013).

       Cambios demográficos internacionales y nacionales

      Durante los últimos tres siglos, la dinámica poblacional ha cambiado alrededor del mundo. Gracias a los avances tecnológicos y científicos se ha podido aumentar la esperanza de vida, lo que tiene un impacto directo en los patrones de morbimortalidad de la población mundial. La disminución tanto de la tasa de mortalidad como de la de fecundidad son dos de los factores que se han visto principalmente relacionados con la transición hacia una demografía acelerada; sin embargo, no se pueden dejar de lado los cambios en la estructura sociocultural (Organización Mundial de la Salud, 2015).

      La estructura piramidal del crecimiento poblacional fue una imagen que sobrepasó los límites del ámbito demográfico mundial para caracterizar todas las variaciones demográficas regionales, aunque no correspondieran con la forma inicial de base amplia que representaba a los menores de cinco años, y de vértice estrecho que figuraba a la población de mayores de sesenta y cinco años. Esa composición gráfica, preponderante al iniciar la segunda mitad del siglo xx, experimentó cambios acelerados e inesperados que modificaron la estructura, no tanto en la base que evidenció el estatismo de las tasas de natalidad, sino más bien en la mitad superior que se amplió por el aumento de los más viejos, dado por la disminución de las tasas de mortalidad.

      En el mundo se estimó que para el 2015 cerca del 12 % de la población era mayor de sesenta años; pero se dice que para el 2050 va a alcanzar el 22 % de la población mundial. En América Latina y el Caribe, la situación es muy similar, y aunque esta región no se considera envejecida, es importante resaltar que sí se encuentra recorriendo este camino a una velocidad mucho mayor que regiones como Europa y América del Norte, en los que esta transición demográfica duró aproximadamente setenta años. Se dice que para el 2050 en América Latina y el Caribe uno de cada cuatro habitantes será mayor de 60 años (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [Cepal], 2018).

      Aunque vivir más es un logro para la humanidad, viene acompañado de retos y desafíos multidisciplinarios para la sociedad, en especial en el sector de la salud, donde el incremento de personas mayores implica un aumento en la demanda de servicios de salud y cuidado. Uno de los puntos más evidentes relacionados con este tema tiene que ver con la disminución progresiva de las capacidades físicas y mentales de las personas mayores, lo que conlleva una dependencia social y la mayor vulnerabilidad que tienen para desarrollar enfermedades (Cepal, 2018; Organización Mundial de la Salud, 2015).

      En al ámbito nacional, Colombia es un país que, desde finales del siglo xx y durante el último siglo, ha aumentado drásticamente la población adulta mayor; sin embargo, solo hasta el 2010 se obtuvo el primer reporte que demostraba la rápida transición demográfica que, al igual que otros países, estaba determinándose por los mismos factores presenciados en el resto del mundo (Profamilia, 2011).

      El informe publicado en la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, en el 2010, mostró por primera vez el cambio poblacional que se estaba viviendo (Profamilia, 2011), y en el 2018 los resultados preliminares del censo llevado a cabo por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (dane) revelaron que el porcentaje de personas mayores de 60 años

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