Organización industrial. Martin Peitz

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Organización industrial - Martin  Peitz Economía

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beneficios es un buen supuesto de comportamiento. Si estamos interesados en la política de la competencia, el comportamiento de maximización de beneficios es justamente el punto de referencia que utilizan las autoridades de la competencia.[6]

      La maximización de beneficios puede verse como el objetivo natural de los propietarios de una empresa. Sin embargo, los propietarios pueden tener una función objetivo que no solamente incluya los beneficios, sino otros objetivos (o restricciones adicionales). Un ejemplo sería el propietario de una empresa de medios de comunicación a quien no solamente le interesa el éxito financiero, sino que también tiene una visión (o política) particular del mundo que quiere promover. Otro ejemplo sería el de un propietario que también está interesado en la participación de mercado o en los ingresos totales por razones personales (esta puede ser la función objetivo implícita de una empresa maximizadora de beneficios que tenga en cuenta los efectos dinámicos). Un ejemplo más sería el de un propietario con objetivos no económicos, como darle empleo a su comunidad o con un interés particular en el bienestar de parte o la totalidad de sus clientes. Si bien es claro que existen algunos ejemplos reales que documentan esta desviación de los objetivos de maximización de beneficios de los propietarios, de todos modos consideramos que la maximización de beneficios es el punto de partida natural de cualquier análisis de la industria y, por lo tanto, mantenemos la hipótesis de maximización de beneficios a lo largo del libro.

      Si tenemos en cuenta que la mayoría de las grandes empresas no son administradas por sus propietarios, debemos contestar una pregunta adicional: ¿La maximización de beneficios es una función objetivo razonable de las empresas incluso si los propietarios tienen este objetivo? A continuación, abordaremos esta pregunta. En este caso nuestra respuesta será menos firme.

      En este libro, consideramos en general que las empresas son entidades individuales de toma de decisiones que maximizan sus beneficios; esto también ocurre en la literatura de la organización industrial. Aunque en general esta es una abstracción útil, puede ser inapropiada. Una razón para ello es que los directivos de las empresas que no son administradas por sus propietarios pueden tener objetivos diferentes a los de sus propietarios. Los directivos pueden tener incentivos no monetarios tales como construir un gran conglomerado. Un buen ejemplo son las decisiones de fusión, que pueden explicarse en parte por los incentivos monetarios y no monetarios que tienen los directivos para incrementar la influencia de la empresa, algo que no necesariamente es del interés de los propietarios. Otra razón está en que quienes toman muchas decisiones son los mandos medios y no los directivos. Y los incentivos de los administradores de mando medio pueden ser distintos a los de los directivos. Es posible que el administrador de mando medio no actúe en el interés de la totalidad de la empresa. De todos modos, esta delegación de poder puede ser deseable por varias razones, en particular debido a los problemas de información asimétrica dentro de la empresa y al limitado alcance administrativo de los directivos. Otra razón para el efecto de la organización de la empresa en sus decisiones es el hecho de que haya información dispersa dentro de una compañía y, al mismo tiempo, se requiera una comunicación estratégica.[7]

      Aquí no intentamos proporcionar un panorama de la teoría de la empresa, ni un recuento de los factores que determinan sus límites. Solo queremos examinar brevemente la relación entre el propietario y el administrador, ignorando la interacción de la empresa con otras empresas en el mercado.[8] Esto nos permite extraer algunas ideas para determinar si las empresas son maximizadoras de beneficios. Mediante pagos por rendimiento, el propietario puede intentar alinear de mejor manera sus incentivos con los del administrador. En un modelo de monopolio simple, podemos determinar cuándo se pueden alinear los intereses de administradores y propietarios, y cuándo no.

       Un modelo de compensación para los administradores y la relación administrador-propietario

      Consideremos un contexto de riesgo moral, donde los accionistas no observan las acciones de los directivos y deben diseñar un contrato salarial o esquema de compensación que solamente puede basarse en los beneficios observados.[9] El problema está en que lo beneficios observados no solamente dependen de las acciones inobservables de los directivos, sino también de cierto componente aleatorio inobservable. Trabajamos bajo el supuesto de que el propietario (esto es, la comunidad de accionistas) es neutral al riesgo y por lo tanto maximiza los beneficios brutos esperados de la empresa, π, menos el pago w al administrador. El propietario observa los beneficios brutos π. Por lo tanto, puede elaborar un contrato salarial o un esquema de compensación dependiente de π para el administrador. Los beneficios brutos dependen de un evento aleatorio inobservable ε y del esfuerzo del administrador Image Para un evento aleatorio dado ε, un mayor esfuerzo e resulta en mayores beneficios π. Podemos escribir los beneficios como π (e, ε).

      Analizamos la siguiente relación principal-agente. El propietario quiere inducir al administrador a que escoja el nivel de esfuerzo eficiente. Sin embargo, solamente puede condicionar el pago al nivel de beneficios contratable π. Aquí, ignoramos la posibilidad de que el administrador manipule los beneficios π. El objetivo del propietario es maximizar sus beneficios netos esperados

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      La función de utilidad del administrador es

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      Es decir, un administrador recibe una utilidad más alta si recibe un pago w más alto. También obtiene una mayor utilidad si se esfuerza menos. Adicionalmente, suponemos que u es (débilmente) cóncava en w. Esto implica aversión al riesgo en cuanto al ingreso. En el caso especial donde u es lineal en w, el administrador es neutral al riesgo respecto al ingreso. El administrador maximiza su utilidad esperada

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      El propietario ofrece un contrato salarial w(⋅). Ex ante, existe una oferta competitiva de administradores idénticos con una utilidad de reserva u0. Por lo tanto, escoger el mejor nivel de esfuerzo, dado el contrato propuesto w, debe proporcionarle al administrador contratado al menos su utilidad de reserva en términos esperados. Esta es la racionalidad individual o la restricción de participación del administrador,

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      Si el propietario quiere inducir cierto nivel de esfuerzo e* por parte del administrador, debe ofrecerle un contrato “compatible en incentivos” para que el administrador tenga un incentivo para producir ese nivel de esfuerzo:

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      Como referencia, consideremos primero esta situación con información completa; esto quiere decir que el propietario puede inferir perfectamente el nivel escogido de esfuerzo e (bien sea observando directamente e u observando ε). En este caso, en la práctica el propietario puede escoger el nivel de esfuerzo deseado e imponiendo una penalidad alta en el contrato salarial para una desviación respecto a ese nivel. Esto implica que solamente la restricción de participación es relevante. Para un nivel de esfuerzo e dado, denotemos los beneficios aleatorios mediante Image Entonces, el problema del propietario es maximizar el pago neto

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