La sociedad de castas. Agustín Pániker Vilaplana
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Fuente: Agustín Pániker; a partir de estimaciones de la web www.joshuaproject.net (septiembre 2013).
Los brāhmaṇs (casi 58M en la India) tienen una fuerte presencia en estados del norte como Uttarakhand (donde representan el 12%), Himachal Pradesh (10%), Delhi (9%), Jammu & Kashmir (9%) o el populoso Uttar Pradesh (7%). Aunque históricamente han sido muy poderosos en Tamil Nadu, apenas constituyen el 3% de la población. El brāhmaṇ-varṇa es, no obstante, el único que está representado en todas las regiones del país.
Todas las macrocastas poseen subdivisiones menores. Hasta tal punto pueden estar fragmentadas que sir Edward Blunt reportó –a partir del censo de 1901– ¡1.700 secciones de los ahīrs!49 La macrocasta o clase brāhmaṇ está dividida en más de 800 segmentos, según S.V. Ketkar.50 Esas subdivisiones, normalmente llamadas subcastas, forman –o formaban– las verdaderas unidades endogámicas. En otras palabras, las castas que no están segmentadas forman una jāti o unidad endogámica. En las que sí lo están, la jāti o unidad endogámica es la subcasta.
El asunto es un tanto lioso y requiere una cierta concentración. Los antropólogos sociales europeos y algunos indios como G.S. Ghurye llaman “casta” a los grandes grupos y jāti o “subcasta”, a las unidades endogámicas.51 Por su lado, entre los antropólogos norteamericanos y surasiáticos se tiende a nombrar jāti a la unidad más pequeña y jati-cluster o caste-cluster, a la mayor.
No es que queramos fijar aquí lo que la casta es, porque está claro que significa cosas diferentes según cada cual y según cada contexto; pero una alternativa que estimo pedagógica es la que ofrece Pauline Kolenda y que seguimos mayoritariamente en esta obra: utilizar jāti –a la americana– para la unidad más pequeña (la subcasta) y casta –a la europea– para un conjunto de jātis que comparten nombre, ocupación tradicional e historia.52 Eso no quita que –para liarlo todo un poco más– en determinados contextos utilicemos jāti como sinónimo de casta. En eso no hacemos más que seguir la costumbre índica. Porque estas categorías son contextuales y variables.
LA CASTA ES LOCAL
En los estudios demográficos del mundo, la India destaca por un porcentaje extremadamente bajo de flujos migrantes.
¡Ojo! Sabemos de muchas migraciones hacia la India (desde los que se llamaron a sí mismos āryas, hace 4.000 años, pasando por persas, griegos, escitas, árabes, afganos, parsis, judíos, cristiano-sirios, armenios, tibetanos, etcétera). Durante siglos, el continente índico ha ido absorbiendo –con la notable excepción de los modernos europeos– cantidad de flujos migratorios. También sabemos de las emigraciones de indios hacia Sri Lanka o el Sudeste Asiático; o de la todavía poco aclarada diáspora romā (gitana), que tocaremos más adelante [véase capítulo 15]; y la “forzada” hacia plantaciones coloniales en Fiji, Mauricio, Trinidad, Sudáfrica o Guyana; o la más reciente a la angloesfera (EE.UU., Canadá, Reino Unido, Australia) y a los países del Golfo Pérsico. Los avatares políticos también han precipitado flujos masivos de refugiados (como durante la “Partición” de 1947 o las diásporas de tamiles, sikhs o cachemires).
Y, sin embargo, también sabemos que «más del 95% de todos los indios vive en los estados en los que han nacido», en palabras de Myron Weiner.53 La India es un país de gente de su localidad, de su pequeña comarca. (Si bien este es un aspecto que está cambiando en la actualidad.)
La migración a las ciudades va a ritmo más lento en la India que en otras partes, a pesar de lo que megápolis como Bombay, Calcuta o Delhi puedan hacer pensar. Y, para nuestra sorpresa, es en el mundo rural donde se da el porcentaje más elevado de población inmigrada. Un 30% de la población rural india está compuesta por migrantes. La explicación a este entramado de paradojas se encuentra en la casta.
La endogamia de casta combinada con la exogamia de aldea o linaje obliga a las mujeres del campo a cambiar de pueblo o distrito (aunque rara vez de estado). Así, el grueso de ese 30% de migración rural son mujeres que han emigrado hacia su nuevo hogar marital.
Precisamente porque la casta es local, la migración a otra región lingüística o a otro país es rara. Por descontado, dada la larguísima historia del continente índico, conocemos muchos casos de comunidades que han emigrado a otras zonas y regiones de la India. Lo interesante es que la endogamia de casta los ha convertido en pequeños enclaves sociales, capaces de mantener muchas generaciones después su identidad cultural. Puede que sean bilingües o plurilingües, como lo son un 65,5% de las comunidades índicas,54 pero el matrimonio con alguien de fuera de la comunidad es raro.
La casta es siempre un fenómeno local, circunscrito a una región. Las reglas de parentesco exigen que los matrimonios sean pactados por familias de la misma casta y que hablen la misma lengua. Se ha calculado que en cada región lingüística de la India (y hay algo más de un centenar de ellas, si bien únicamente 20 o 25 son de tamaño relevante) existen entre 50 y 200 grandes castas.55
Una casta es un universo de relaciones sociales y rasgos culturales siempre confinado a una aldea, comarca o pequeña región. Salvo las gigantescas macrocastas (muchas coaguladas en tiempos recientes), la mayoría de las castas son específicas de una región. Por ende, las jerarquías son asimismo regionales. Sólo en referencia a otras castas de la localidad puede percibirse el estatus.56
Cada región lingüística o cultural posee su “sistema” peculiar. En Tamil Nadu existen las llamadas castas de la “mano derecha” (valaṅkai) y las de la “mano izquierda” (iṭaṅkai). Su enemistad está atestiguada ya en el siglo XI. Gujarat es único en aspectos como la etiqueta social, los tabúes de polución, la modesta posición otorgada a los brāhmaṇs y hasta la separación entre “casta” y “tribu”. El conocimiento de una casta es asimismo local. Ser “marāṭha” posee su significado únicamente en Maharashtra. Fuera de esa región, se desconocen las historias, los mitos, los estereotipos, las rivalidades o las resonancias.
En la zona de Ludhiana, en el Punjab, más del 50% de la población es de casta jāṭ (sikh o hindú), macrocasta eminentemente agrícola. Este punto es importante de retener. Si en una comarca existe una casta agrícola preponderante, las otras castas agrícolas serán casi inexistentes. En la costa de Andhra, los más numerosos son los kammas. En la zona rajasthani de Jodhpur dominan los mālīs. En el este de Uttar Pradesh, los bhūmihārs son muchos y poderosos. En Tamil Nadu, por ejemplo, los vāṇiyars son mayoritarios en los distritos de North Arcot, South Arcot, Salem y Chingleput; mientras que los nāḍars lo son en el distrito de Tirunelveli. Etcétera.
Cada una del centenar de castas que habita una región lingüística puede estar subdividida a su vez en varias docenas de subcastas, linajes o pequeñas jātis. Por tanto, si el Anthropological Survey of India se hubiera dedicado a enumerar subcastas, no hubiese llegado a sus 4.694 “comunidades” [véase el inicio de El principio de la diferencia], sino a alguna cifra de cinco o seis dígitos. De hecho, en la mastodóntica serie People of India, el Survey ya llegó a la cifra de 79.280 divisiones sociales, contando apellidos, clanes y linajes de casta,57 ¡que hablan 321 lenguas diferentes y utilizan 25 alfabetos distintos!
La casta, sin embargo, sería algo distinto de la “tribu” que, más allá de la ambigüedad del término, suele remitir a un colectivo que ocupa un territorio bastante delimitado y forma un sistema cultural más o menos compacto