La sociedad de castas. Agustín Pániker Vilaplana

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La sociedad de castas - Agustín Pániker Vilaplana Ensayo

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a veces referido como pañchāyāti-rāj (gobierno asambleario) o grām-pañchāyāt (asamblea de aldea). Cada municipio indio (que suele abrazar varios pueblos) tiene su grām-pañchāyāt, compuesto por una decena o veintena de miembros, elegidos por cuatro años mediante sufragio universal. Desde hace unos años, estas asambleas han de estar compuestas, como mínimo, por un 33% de mujeres (en algunos estados hasta por un 50%) [FIG. 23]. También tienen puestos reservados los ex-intocables y los tribales en proporción a su peso demográfico en el municipio. Aunque dispone de amplios poderes, la falta de recursos hace que el grām-pañchāyāt haga la mayor parte de las veces de intermediario entre los intereses de la comunidad y los del Estado. Cada pañchāyāt posee su presidente (sarpañch), elegido por la propia asamblea o –según los estados– por sufragio universal. Hoy es el sarpañch –y no el jajmān– quien ejerce de “alcalde” del pueblo.

      Este nuevo sistema de gobierno local ha otorgado un mayor grado de descentralización a las aldeas indias. (El problema de la descentralización, sin embargo, es que el poder local va a parar con frecuencia a los miembros de las castas dominantes, con lo que se da la paradoja de que el Estado tiene que intervenir más para controlar los poderes locales.) Con todo, la experiencia asamblearia llevada a cabo en diversos estados ha mostrado que la planificación descentralizada puede dar resultados muy positivos.

      Concilio de aldea

      Un segundo sentido de la palabra pañchāyāt remite al viejo concilio del pueblo (pariṣad). A diferencia del anterior, que es reciente y estrictamente político-administrativo, este pañchāyāt posee siglos de antigüedad, no era elegido democráticamente y no tenía respaldo legislativo. La ideología nacionalista dibuja a los pariṣads de la antigüedad como la cristalización de una “democracia” hindú. Pero eso tiene bastante de tradición inventada. Es el moderno grām-pañchāyāt el que de verdad representa una hibridación democrática de los concilios “tradicionales” de aldea.

      Posiblemente, en los pueblos del norte, el concilio del pueblo habría estado compuesto por cinco (pañch; de donde deriva el nombre) ciudadanos respetables de la casta dominante, entre los que solía incluirse el cabeza de la aldea. Aunque las reuniones de este pañchāyāt fueran públicas y aunque se invitase a algún notable, lo cierto es que el concilio del pueblo era con frecuencia el de la casta más poderosa.

      Su máxima competencia era resolver las disputas judiciales locales, en especial todo aquello que no estuviera claramente contemplado por la jurisdicción del reino. En casos enrevesados de disputa podía recurrirse también a la presencia de un letrado brāhmaṇ (paṇḍit). En muchas zonas, el concilio también se ocupaba de la recaudación de impuestos y de negociar las tasas con los recaudadores del gobierno. Los terrenos públicos de la aldea le pertenecían, y podía venderlos, arrendarlos o utilizarlos para trabajos públicos (irrigación, carreteras, etcétera).

      Hoy en día, que los jóvenes de las aldeas indias han adoptado las prácticas y modos consumistas del tipo de vida urbano (percibidas como contrarias a la “tradición” por los ancianos del pañch), o que el pueblo está mucho más dividido en facciones que antaño, los pañchāyāts gozan de cierta autoridad cuando logran hablar en nombre de la “comunidad”.

      Concilio de casta

      En tercer lugar, un pañchāyāt remite a un concilio de jāti o de birādarī. Por eso podemos designarlo como jāti-pañchāyāt o concilio de casta. Muchas jātis del pueblo poseían –y bastantes aún poseen– dicha asamblea que regula los asuntos de su comunidad, tanto rituales como seculares. También se trata de un concilio “tradicional”. Históricamente, a través del jāti-pañchāyāt se ha ejercido el control sobre los miembros de la casta o se ha promovido la solidaridad de casta.

      Estas tres acepciones del término pañchāyāt no son tan dispares como aparentan, ya que con frecuencia el jāti-pañchāyāt de la casta dominante ha tendido a convertirse en el pañchāyāt del pueblo, y hoy tiende a dominar el grām-pañchāyāt. Puesto que el grām-pañchāyāt es elegido democráticamente y la casta dominante del pueblo suele ser la demográficamente más poderosa, existe cierto solapamiento entre ambas instituciones. Eso es un truismo en las aldeas pobladas únicamente por una casta.

      Aunque los jāti-pañchāyāts tradicionales están declinando con rapidez y es el grām-pañchāyāt o asamblea democrática del pueblo el que adquiere relevancia, para nuestro estudio conviene detenerse en esta institución que gravita alrededor de la casta.

      En muchas aldeas del norte de la India, el concilio de casta recibe el nombre de chaupār, que remite a un grupo de hombres (y niños) reunidos para discutir. Un pañchāyāt de una casta puede tener una “jurisdicción” de varios pueblos. Los jāṭs del Punjab, por ejemplo, poseen pañchāyāts (denominados khaps) que abarcan 15 o 20 aldeas [FIG. 24]. Los rājbanśīs de Bengala reúnen periódicamente a sus cabezas de casta (maliks) de toda una comarca en una macroasamblea de casta.

      23. Sesión del grām-pañchāyāt de Khaal Khandvi (Madhya Pradesh), presidido por la sarpañch Vandana Bahadur. Foto: UN Women/Gaganjit Singh, 2012.

      En casos donde no existe una casta claramente dominante (o donde, por alguna razón, el concilio de la casta dominante no está bien organizado), los líderes de los distintos jāti-pañchāyāts se reúnen con cierta frecuencia para afrontar los problemas que afectan a todo el pueblo. Sin embargo, este tipo de pañchāyāt ha sido más bien raro. En estos casos, la figura del cabeza de aldea ha sido crucial para administrar la autoridad.

      No sólo la dominante, sino el resto de castas importantes de la aldea posee su pañchāyāt que regula y castiga el comportamiento de su comunidad. Normalmente, el concilio de casta atañe –en el norte de la India– a la birādarī, es decir, al segmento de la casta en el que los chicos y chicas no pueden casarse entre sí porque son como “hermanos” y “hermanas”. Por tanto, siempre que se habla del concilio de casta, se sobreentiende que es de la jāti, subcasta o unidad endogámica más estrecha. Este es el cuerpo que vigila las reglas de exogamia de gotra y territorio, o las de endogamia de subcasta, o las de comensalidad en los eventos tradicionales. También organiza los festivales de la comunidad, o recomienda estrategias para tratar con la casta dominante, la policía o el gobierno.

      Algunos jāti-pañchāyāts pueden estar bien organizados y poseer su propio cabeza. Otros son mucho más fluidos. Normalmente, el puesto de cabeza del jāti-pañchāyāt recae en un anciano respetado, alguien capaz de conciliar dos facciones enfrentadas, pero también apto para imponer su autoridad. En bastantes casos, el puesto de cabeza de casta es hereditario, en especial si el jāti-pañchāyāt tiene un radio de jurisdicción amplio.

      24. Un khap-pañchāyāt de la casta jāṭ debate un controvertido caso de “honor” que acabó en homicidio. (Compárese la masculinidad de esta asamblea con la de la FIG. 23.) Haryana, 2012.

      Por lo general, los concilios de castas bajas están mejor organizados que los de las altas. Bernard Cohn señalaba que, de forma inversamente proporcional a la autoridad de los pañchāyāts de los poderosos ṭhākurs, que ha ido decreciendo, la organización de casta de los ex-intocables chamārs ha ido fortaleciéndose.9 Salvo en Gujarat, los brāhmaṇs han carecido históricamente de concilios de casta.

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