Tirso de Molina. Tirso de Molina

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Tirso de Molina - Tirso de Molina страница 5

Автор:
Серия:
Издательство:
Tirso de Molina - Tirso de  Molina

Скачать книгу

      Agora quiero

      que cuente cada uno de vuarcedes

      las hazañas que ha hecho en esta vida.

      Quiero decir... hazañas... latrocinios,

      cuchilladas, heridas, robos, muertes,

      salteamientos y cosas de este modo.

      Escalant.

      Muy bien ha dicho Enrico.

      Enrico.

      Y al que hubiere

      hecho mayores males, al momento

      una corona de laurel le pongan,

      cantándole alabanzas y motetes.

      Escalant.

      Soy contento.

      Enrico.

      Comience, seo Escalante.

      Paulo.

      ¡Que esto sufre el Señor!

      Pedrisco.

      Nada le espante.

      Escalant.

      Yo digo ansí.

      Pedrisco.

      ¡Qué alegre y satisfecho!

      Escalant.

      Veinticinco pobretes tengo muertos,

      seis casas he escalado, y treinta heridas

      he dado con la chica.

      Pedrisco.

      ¡Quién te viera

      hacer en una horca cabriolas!

      Enrico.

      Diga, Cherinos.

      Pedrisco.

      ¡Qué ruin nombre tiene!

      ¡Cherinos! Cosa poca.

      De capas que he quitado en esta vida

       y he vendido a un ropero, está ya rico.

      Cherinos.

      Yo comienzo:

      No he muerto a ningún hombre; pero he dado

      más de cien puñaladas.

      Enrico.

      ¿Y ninguna

      fué mortal?

      Cherinos.

      Amparóles la fortuna.

      De capas que he quitado en esta vida

      y he vendido a un ropero, está ya rico.

      Enrico.

      ¿Véndelas él?

      Cherinos.

      ¿Pues no?

      Enrico.

      ¿No las conocen?

      Cherinos.

      Por quitarse de aquestas ocasiones

      las convierte en ropillas y calzones.

      Enrico.

      ¿Habéis hecho otra cosa?

      Cherinos.

      No me acuerdo.

      Pedrisco.

      ¿Mas que le absuelve ahora el ladronazo?

      Celia.

      Y tú, ¿qué has hecho, Enrico?

      Enrico.

      Oigan voarcedes.

      Escalant.

      Nadie cuente mentiras.

      Enrico.

      Yo soy hombre

      que en mi vida las dije.

      Galván.

      Tal se entiende.

      Pedrisco.

      ¿No escucha, padre mío, estas razones?

      Paulo.

      Estoy mirando a ver si viene Enrico.

      Enrico.

      Haya, pues, atención.

      Celia.

      Nadie te impide.

      Pedrisco.

      ¡Miren a qué sermón atención pide!

      Enrico.

      Yo nací mal inclinado,

      como se ve en los efectos

      del discurso de mi vida

      que referiros pretendo.

      Con regalos me crié

      en Nápoles, que ya pienso

      que conocéis a mi padre,

      que aunque no fué caballero

      ni de sangre generosa,

      era muy rico, y yo entiendo

      que es la mayor calidad

      el tener, en este tiempo.

      ···············

      Hurtaba a mi viejo padre,

      arcas y cofres abriendo,

      los vestidos que tenía,

      las

Скачать книгу