Historia de la República de Chile. Juan Eduardo Vargas Cariola
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A estas tres iniciativas pioneras, mencionadas por la vía de ejemplo, se sumaron otras sociedades que se establecieron en Chile durante la década de 1840 y que también tuvieron larga trayectoria. En 1847, la firma Hochgreve y Vorwerk de Hamburgo patrocinó la formación de una filial para operar en Chile a cargo de Otto Uhde, un exempleado de dicha sociedad, y Julius Hunicken, familiar de Vorwerk. El grueso del capital estaría aportado en la forma de un crédito por la casa alemana sobre el cual recibiría un interés del cinco por ciento anual, más un porcentaje de las ganancias584. Uhde se retiró de la sociedad y regresó a Alemania en 1853 con un capital de casi 77 mil pesos; poco después ingresó como socio Julius Bahr, un comerciante alemán de Valparaíso, y en 1856 se incorporó Carl Heinrich Pini, enviado a Chile por George Friedrich (conocido en Chile como Federico) Vorwerk, socio principal de la casa alemana585. Hunicken, que se había casado con una hija de Vorwerk, regresó definitivamente a Hamburgo en 1858 y dos años después Julius Bahr se retiró de la firma. Resultado de lo anterior fue la constitución de una nueva sociedad en la que se afianzó la primacía de los socios residentes en Alemania —Hochgreve y Vorwerk— a los que se sumaba Hunicken en calidad de comanditario, es decir, sin participar en el manejo del negocio. En Valparaíso quedó Pini como principal socio local junto con Wilhelm (Guillermo) Lehmann y Adolfo Vorwerk, hijo de Federico y persona de confianza de su padre, que debía conciliar los propósitos de la casa de Valparaíso, interesada en realizar operaciones por cuenta propia, con las ideas del patriarca en Hamburgo, que prefería los negocios a comisión, menos seguros, pero más rentables. La muerte de George Friedrich en 1867 significó un cambio en la organización de la firma en Alemania, que en la década de 1870 quedó bajo el control de los hijos de Vorwerk bajo la razón social de Vorwerk Gebruder (hermanos), mientras en Valparaíso se retiraron Pini y Lehman586.
Cuatro años antes que Vorwerk, es decir, en 1843, empezó sus operaciones la firma Ravenscroft Brothers en Valparaíso, integrada por John y James Ravenscroft, actuando como casa de consignaciones por cuenta de W. & J Ravenscroft de Liverpool. William Ravenscroft, uno de los socios de Liverpool, había estado en Chile anteriormente, y fue esta experiencia lo que lo indujo a abrir una oficina en el país. Al parecer, ya estaban en contacto con George Wilson, residente en Santiago, que trabajaba como agente de la casa Gibbs y que asumió además la representación de los Ravenscroft. En 1852, los Ravenscroft abrieron una tienda en Copiapó, importante plaza minera, negocio que resultó ser de corta vida. En 1853, tras el regreso de los Ravenscroft a Inglaterra, Henry F. Fox quedó a cargo de la oficina en Valparaíso como socio minoritario antes de partir, a su vez, a Gran Bretaña, donde pasó a ser socio de la casa principal587. En 1863 se constituyó una nueva sociedad, sucesora de la anterior, bajo la razón social de Sawyers, Duncan & Co., al mismo tiempo que se formaban sociedades hermanas en Liverpool y Lima. La oficina de Valparaíso estaba integrada por James Sawyers, apoderado de Ravenscroft, David Duncan, a quien nos referiremos a continuación, y Henry Fox588. Sawyers se retiró en 1872 y, al año siguiente, las casas en Chile y Perú cambiaron su nombre a Duncan, Fox & Co., tal como el de la firma en Inglaterra. La firma mantuvo esta razón social en Chile, aun después de que los socios originales fallecieron en los años posteriores al periodo estudiado.
David Duncan había estado vinculado al comercio entre Inglaterra y la costa del Pacífico sudamericano desde hacía más de una década como socio minoritario de la firma S. Williamson & Co., constituida en 1851 por Alexander Balfour y Stephen Williamson en Liverpool con un capital de cinco mil libras esterlinas más la promesa de ayuda financiera de algunos parientes. Los socios principales, escoceses presbiterianos, tenían un fuerte compromiso con su iglesia, que se manifestó en una cláusula introducida en el pacto social según la cual una parte de las ganancias debía ser destinada a fines religiosos y benéficos. Esta disposición se manifestó en el apoyo al culto protestante en Valparaíso y en diversas obras de beneficencia, siendo ellos los impulsores de la fundación del Artisan School de dicho puerto, antecesor del Colegio Mackay. Conforme a estas mismas creencias, los empleados debían firmar un compromiso de abstenerse del consumo de alcohol. De los socios, Balfour, que era algo mayor que los anteriores y con más experiencia comercial, permaneció en Liverpool, quedando a cargo de los despachos de mercaderías, mientras Duncan partió rumbo a Valparaíso, seguido pronto por Williamson, donde pronto pasaron a operar bajo la razón social de Williamson, Duncan and Company589.
La pérdida de buena parte del capital debido a una desafortunada iniciativa los obligó a limitarse al negocio de las consignaciones en Valparaíso. Sin embargo, pronto fueron estableciendo una red de corresponsales en otros puertos, nombrando agentes en Santiago, Mendoza y Bolivia, y embarcando productos de retorno desde los países del Pacífico sudamericano. Los resultados fueron espectaculares, alcanzando a unas 18 mil libras de ganancia en 1857. Resulta interesante observar que en este caso eran los socios en Valparaíso los que aparecían dirigiendo el negocio en cuanto a los artículos que deseaban recibir. Más aun, ante los problemas financieros de la casa en Liverpool a fines de 1857, Williamson debió regresar a Inglaterra donde se hizo cargo de la situación, contando con remesas desde Chile. Las complicaciones de la casa de Liverpool contribuyeron a agravar las malas relaciones entre David Duncan y Alexander Balfour, disputa que concluyó con el retiro del primero en 1863 y la constitución de una nueva sociedad bajo la razón social de Williamson, Balfour y Cía.590.
Una de las ventajas que tenían estas y otras casas de consignación, filiales de sociedades en Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania, era la capacidad de conseguir crédito en esos países, en mayores montos y a menor interés, lo que les permitía financiar las operaciones. El crédito de esas casas comerciales podía beneficiar tanto al comprador de la mercadería, que no tenía mucho capital, como también a los consignatarios o exportadores británicos que no siempre podían esperar la liquidación de las consignaciones en mercados distantes como el de Chile, donde los artículos demoraban en venderse591. Si bien este financiamiento podía dejar buenos márgenes, existía el riesgo de no pago y las casas matrices eran reacias a comprometer mucho dinero en tales operaciones.
Además del capital o el acceso al crédito, había otra ventaja en contar con una red de corresponsales, de una amplitud inalcanzable para los mercaderes locales. Cuando Gibbs abrió su primera sucursal en Sudamérica, la casa matriz envió una circular a mil empresas comerciales, desde Amsterdam a Silesia, en la que ofrecían los servicios de aquella, haciendo valer, como garantía, la seriedad y la reputación de la firma en Londres592. Uno de los casos más emblemáticos en este sentido es el de Huth, Gruning & Co., cuya casa matriz en la capital británica tenía tratos que abarcaban los cinco continentes. Esto permitía ir más allá del comercio bilateral y realizar operaciones triangulares, financiadas desde Inglaterra593. Así, por ejemplo, Huth se asoció con Adolphe Roux, de París, para la compra y despacho de tejidos finos a Valparaíso y otras plazas, para lo cual la casa francesa recibía anticipos, que eran garantizados con el endoso de los documentos de embarque. Huth se encargaba de contratar los seguros y le reembolsaba con envíos de cobre, plata o guano, despachados desde Chile a Inglaterra o directamente a Francia. Existían acuerdos similares con otros comerciantes de Francia, Alemania y Suiza, además de reexportaciones desde otros países de Europa594. En el caso de los textiles, que constituían el área más importante de las importaciones chilenas, la casa Huth de Londres tenía más de 70 proveedores diferentes, la gran mayoría en el norte de Inglaterra, lo que exigía tener allí a un agente para obtener consignaciones de los fabricantes; en 1839 llegaron a establecer una oficina en Liverpool para hacerse cargo de los embarques595.