Mierda. Carla Pravisani

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Mierda - Carla Pravisani страница 4

Автор:
Серия:
Издательство:
Mierda - Carla Pravisani Sulayom

Скачать книгу

candidatos a diputados, dirigentes cantonales. Finalmente aparece Herty. Una versión igual a la de la foto: con su camisa azul prolijamente acomodada faldas adentro y una sonrisa inamovible y cristalina. Uno por uno les toca el hombro y va dando abrazos hasta llegar a la cabecera. El Herty de carne y hueso es mucho más frágil que el de aquella imagen amplificada. Uno de los dirigentes le acomoda la silla. Herty se sienta. Eduardo le extiende la mano.

      —¡Oh, llegaron los genios! –dice Herty en son de halago y se sienta.

      El bullicio se aplaca. La atención se centra en Eduardo que ya se ha parado lateral al cono de luz. Eduardo es avasallante, mueve las manos y el cuerpo con soltura. Victoria admira sus capacidades para manejar el público. Por eso se llevan tan bien trabajando juntos: donde él ve el vaso medio lleno, Victoria ve lo opuesto. Eso genera un balance. Según ella siempre hay que identificar el peligro, estar alerta. Mientras él expone, ella se centra en esos a los que se les lee la desconfianza: los atrincherados en sus sillas, los de ojos entrecerrados y lejanos, brazos cruzados como un escudo, la línea de la boca hacia abajo. Ubica a dos: un hombre que juega con un lapicero y se relame el bigote, y una mujer de traje entero con unos aretes pesados que le caen de las orejas casi al punto de arrancárselas y que mira a Eduardo con la boca fruncida y roja como un sello.

      Eduardo hace su recuento del panorama sociopolítico. 1) Nicaragua es el segundo país más pobre de Latinoamérica; 2) Gran parte de la población no tiene los servicios básicos de luz, agua o teléfono; 3) El país ha sido tomado por la corrupción; 4) Reina la impunidad, no existe la justicia; 5) Los puestos se reparten de acuerdo con enlaces políticos; 6) Los índices de desempleo son tales que la venta ambulante se considera trabajo estable; 7) La principal entrada de dinero la produce la migración a través de las remesas. Luego deja ese cuadro estadístico congelado para hablar de la publicidad, el posicionamiento, la necesidad de maximizar la inversión, la creatividad como un factor diferenciador.

      —Señores, esta es la terrible situación de Nicaragua: analfabetismo equis por ciento, luz eléctrica equis por ciento, agua potable equis por ciento, índice de desempleo equis por ciento... –dice y junta las manos, respira profundo, hace un silencio budista que genera impaciencia. Varios se mueven incómodos en las sillas hasta que él abre los brazos al fin–: Señores, sobra decir que este país... ¡Está en la mierda!

      —¿Perdón? –salta el de bigotes.

      —Que Nicaragua está en la ¡m-i-e-r-d-a! –le repite Eduardo casi degustando la palabra.

      Una nube de cuchicheos cubre la reunión.

      —Disculpe, muchacho –le dice el hombre que Victoria había identificado previamente–. ¡Usted no es quién para venir a insultar a nuestro pueblo!

      Eduardo retoma las estadísticas, amplifica los números del cuadro, aquellas cifras espeluznantes, retoma la posición zen, las manos formando un triángulo, el mentón hacia arriba, da un paso hacia delante, sube la grada.

      —Yo no insulto a tu pueblo, los números hablan solos, mi hermano.

      —Pero eso no es motivo para que unos tiquillos vengan acá a…

      —¡Dejalo seguir pues! –lo codea la de al lado.

      Eduardo la mira y le sonríe agradecido.

      —Ahora les voy a decir lo que vamos a hacer… –dice y suelta las ideas para la campaña.

      El ventilador gira lento, lentísimo; se oyen los teléfonos al fondo. Una mujer se abanica con un cuaderno de espiral. El cuello de la camisa se le ha desacomodado y exhibe un hueco rugoso hacia los senos por donde la transpiración le baja como un río de montaña. Herty permanece con la misma cara del afiche. No se lee nada en sus ojos cristalinos: ni aprobación ni desaprobación.

      Los exrevolucionarios se miran entre sí desorientados: ¿es eso una campaña política seria? ¿Es presidenciable que el candidato de un partido salga diciendo que están en la “mierda” y que luego aparezca una mosca que se lanza a la presidencia para que la mierda no se acabe en Nicaragua? ¿Para eso contrataron a estos “genios”?

      El gerente de campaña mueve la nariz como si se rascara el bigote desde adentro. Camina de una punta a la otra con paso de marcha. Victoria mueve las piernas, las tiene cruzadas, enroscadas como en un torniquete.

      —Es verdad… –Herty alza un puño y golpea la mesa–. ¡Este país está en la mierda!

      Victoria destraba el cuerpo, las piernas se aflojan, es lo único que necesitaba, ya casi lo tienen. Pero no, ¡nada en la vida puede ser tan fácil! De una esquina se alza redondita la voz del estreñimiento. La mujer (que detectó anteriormente) ya tiene la boca como una frutilla en mal estado, mira a Herty con reproche y lo señala con su lapicero.

      —¡Pongámonos serios, Herty, por favor! ¡Esto nos va a hundir! Esa idea es una locura. ¿Qué va a opinar la Iglesia? Hay que razonar con la cabeza fría… esto es una campaña política, ¡no un chiste!

      El de bigotes se le suma en el ataque, se para ofendido y se agarra la cabeza como si quisiera arrancársela y tirársela a Eduardo.

      —Yo coincido con la compañera. ¿Y usted se anima a salir diciendo “mierda” en televisión, Herty? También los medios se le van a venir encima, piénselo bien… ¿Usted sabe cómo va a reaccionar la prensa? ¡Lo van a acusar de ser un vulgar!

      Herty suelta una risa nasal.

      —¡Vulgar es que los niños en este país se mueran de hambre porque no tienen qué comer, hombre!

      La discusión es un fuego cruzado interminable. A algunos les preocupa lo que diga la opinión pública, otros están a favor de salir con algo que genere polémica... Nadie escucha a nadie. La bulla sigue hasta que Herty se levanta.

      —¡Está aprobado! Vamos con eso y acabemos con toda esta mierda –dice en tono burlón y abandona el comité.

      4

      Jonathan, ¿dónde te masturbá? Bueno, yo vivo en este lugar, aquí duermo yo, aquí mi hermana y aquí mis padres. ¿Todos en el mismo cuarto? Sí, todos. En la noche, cuando están dormidos, y mis hormonas se excitan y no puedo controlarlo me comienzo a masturbar yo mismo, para estar tranquilo, porque si no hago eso, no me siento bien. ¡Y yo no me doy cuenta, Padre, porque se pone con la música! Papa-papapa-papapapamampam. ¿Y este tipo de canciones son las que te inspiran? Parampamam… vamos en la tarde, con siete minutos, vamos con comunicaciones, te sigo complaciendo. ¡Más deejay hasta las tres de la tarde, jodido! ¿Te fías de que eso es pecado hablando bíblicamente? Dice la Biblia: “Cualquier varón cuando tuviera flujos de semen será inmundo”. ¡Yo le dije que es malo! ¡Mucho! ¿Y con qué limpias lo que sale? Bueno, pues, con un moñito de hojas. Lo limpio y después lo vuelo y ahí nadie se da cuenta. ¡Son esperma, esperma que salen en la expulsión! Y eso es pura sangre, lo esencial. ¡Cualquier varón que tenga flujos de semen será inmundo! ¿Oíste, Jonathan? Los profesores dicen que a los treinta y tres años si uno se masturba mucho, el pene ya no le funciona, le cuesta erectarse. ¿Será verdad o será mentira? Es verdad, está comprobado científicamente. Ya no hay esa misma erección por tanto estiramiento, por tantas perturbaciones de la mente. Entonces hay un decaimiento. Por eso Dios estableció el matrimonio… por eso Dios estableció que la mujer y el hombre tuvieran una relación.

      A cualquier hora se enciende la radio cristiana de Giselle como si se activara una alarma. Giselle y sus extraños hábitos nocturnos. La prende a las dos, tres, cuatro de la mañana,

Скачать книгу