Manual de atención de familias para profesionales de la salud. Angelina María Dois Castellón

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Manual de atención de familias para profesionales de la salud - Angelina María Dois Castellón

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occidental que considera un vínculo monogámico entre personas de sexo diferente, generador de un grupo familiar y reconocido por el Derecho como fuente de derechos y obligaciones (Navarro-Valls, 1995, citado en Burgos, 2004) y pretende representar las estructuras de tipo familiar que no pueden identificarse totalmente con el concepto clásico de familia, pero que no se alejan completamente de él (Burgos, 2004). Un ejemplo de esto son las uniones de hecho, que si bien supone la unión de un hombre y una mujer y los hijos de esta unión, carece del reconocimiento legal de la misma, lo que les confiere inestabilidad jurídica. Otra forma familiar la constituyen las familias monoparentales, sea cual fuere su origen (divorcio/separación, viudez, madre/ padre soltero), que se caracterizan por la ausencia de uno de sus progenitores y las consecuencias asociadas a ello y, por último, las familias reconstituidas, en las cuales se complejiza el sistema de parentesco incluyendo no sólo lazos de consanguinidad y alianza sino, además, de paternidad y maternidad social (Valdés, 2007). La presencia de varios “padres”, “madres” y “hermanos” se ha asociado a dificultades en la identidad familiar y a inestabilidad en las relaciones (Burgos, 2004).

      En Chile, al igual que en el resto del mundo, los cambios sociales y estructurales que ha vivido la familia y las diferencias culturales y económicas de las que son objeto, no permiten construir una única definición de familia, lo que da cuenta del proceso de transformación constante que no admite referirse a ella como a una estructura inmutable, sino más bien a un conjunto de formas de estructurar la vida entre personas.

      Aún así, la experiencia de familia sigue siendo universal, un ideal de vida y un valor esencial para las personas (Herrera, 2006; Burgos, 2004; Jadue, 2003; Instituto Nacional de Estadísticas [INE], 2002).

       LAS FUNCIONES DE LA FAMILIA

      La familia humana es una realidad compleja que opera dentro de contextos sociales específicos y cambiantes que la obligan a vivir procesos de permanente adaptación de modo tal de mantener su continuidad y fomentar el crecimiento psico-social de cada uno de sus integrantes.

      En ese sentido, se considera que la familia es un sistema integrativo que cumple funciones esenciales para el desarrollo de la persona y para la supervivencia y estabilidad de la sociedad. Se configura como sustento emocional para el desarrollo de los hijos, otorga estabilidad para los adultos y es fuente de apoyo social para todos sus integrantes (Servicio Nacional de la Mujer [SERNAM], 1994 citado en Muñoz & Reyes, 1997).

      La familia como institución es capaz de aglutinar y ejecutar al mismo tiempo distintas funciones, lo que le ha valido ser vista como una institución que economiza muchos medios y recursos y que, a la vez, hace mucho con pocos recursos, lo que la hace insustituible (Montoro, 2004).

      Las funciones familiares se modifican según el contexto y la cultura. Sin embargo, a modo didáctico, se pueden agrupar en:

      1. Satisfacción de las necesidades biológicas tendientes a la reproducción y a regular la conducta sexual de sus integrantes dentro y fuera del grupo social al que pertenece. Satisface también necesidades relacionadas con la crianza y cuidado de los hijos y asistencia y cuidado de los miembros más débiles de la sociedad (Montoro, 2004; Hidalgo & Carrasco, 1999).

      2. Satisfacción de necesidades psicológicas, lo que produce una matriz de experiencias afectivas y vinculares que van generando la pertenencia sobre la cual se desarrolla la identidad personal. Según Parson (1974, citado en Burgos, 2004), a través del matrimonio, además, contribuye a la estabilización de la personalidad de los adultos al constituirse en el centro de su vida afectiva. Estas relaciones afectivas y de intimidad son la característica más notable de la familia, que actúa como reguladora y canalizadora de los afectos y sentimientos de sus integrantes y, por otro lado, permiten el establecimiento de responsabilidades recíprocas entre sus miembros a partir de las cuales se construye la identidad de la familia y la posiciona como una totalidad distinguible y única (Montoro, 2004; Martínez, 2001; Hidalgo & Carrasco, 1999).

      3. Funciones de socialización a través de un proceso gradual que le va a permitir al niño entrar en contacto con la sociedad y sus distintos grupos sociales. Siendo la familia la principal trasmisora de la cultura, cumple funciones de socialización primaria con los niños al enseñarles a comportarse en la sociedad de acuerdo a los cánones que ésta espera y al transmitirles creencias, valores y normas sociales primordiales (Hidalgo & Carrasco, 1999; Martínez, 2001; Montoro, 2004). La especificidad de la influencia familiar en la educación del niño se caracteriza por su duración y continuidad sobre una base afectivo motivacional muy fuerte. La familia también cumple funciones en la socialización secundaria de los adolescentes y adultos influyendo en la forma en que el individuo se inserta en la sociedad y en el mundo laboral (Burgos, 2004). Por otro lado, durante el proceso de socialización, la familia cumple con tareas relativas a la formación de género y transmite la representación cultural que cada sociedad o grupo le asigna a la condición femenina o masculina (Quintero, 2006) con lo que favorece la adquisición de un patrón psicosexual adecuado que permite al individuo identificarse con los de su propio sexo y diferenciarse de los del otro, favoreciéndose así una adaptación integral al medio (Martínez, 2001).

      4. Funciones económicas, dado que la familia ordena los comportamientos económicos básicos y más elementales como, por ejemplo, la alimentación y la provisión de servicios básicos y se constituye como un sistema productor y comprador de servicios y bienes para lograr la supervivencia de sus miembros (Montoro, 2004; Hidalgo & Carrasco, 1999). Esta función abarca las actividades relacionadas con el trabajo de sus integrantes, el presupuesto familiar en relación a los ingresos y el cumplimiento de tareas domésticas y el consumo regulado de los bienes y recursos (Reca, 1996).

      5. Función mediadora con las distintas estructuras sociales, ya que relaciona a sus integrantes con otras unidades del sistema social. A través de los roles familiares y adjudicación de un determinado estatus, la familia puede ser considerada como una plataforma para las acciones en otras esferas sociales (Hidalgo & Carrasco, 1999).

       LA FAMILIA EN CHILE DESDE UNA PERSPECTIVA EPIDEMIOLÓGICA

      En Chile, según las estimaciones del XVIII Censo Nacional de Población y VII de Vivienda 2012, existía una población de 16.572.475 personas que incluían un total de 5.729.977 hogares, cifra que representa un 30.2% más que en 2002. Alrededor del 66% de estos hogares se distribuían en las regiones Metropolitana, V, VIII y X. De los datos del XVII Censo Nacional 2002, se puede afirmar que el 83.5% de las personas vivía en familia, situación que se mantuvo sin variación respecto de los inicios de la década de los ochenta (Instituto Nacional de Estadísticas [INE], 2003).

      En Chile, las familias nucleares1 siguen siendo una realidad mayoritaria y una aspiración cultural ya que simbolizan la posibilidad de acceder a una vivienda independiente. Este tipo de familia significa, además, menos conflictos con los parientes, la posibilidad de desarrollar estilos de vida propios, mayor intimidad en la pareja y autonomía de los padres en la crianza de sus hijos. Pero implica una mayor carga para la pareja responsable del hogar y el peligro de mayor soledad para la pareja y los hijos en el caso de viudez o separación conyugal.

      Por otro lado, si bien la familia extendida involucra la convivencia con otros parientes y, por lo mismo, relaciones familiares más complejas, significa un gran apoyo en compañía y cuidado, especialmente para los menores, enfermos y ancianos. Compartir vivienda y hogar es una expresión de solidaridad que ayuda a la sobrevivencia de todos los miembros del hogar. En 1992, el 15.8% de las familias incluía algún nieto del jefe de hogar, el 8.3% algún hijo casado o separado, 7.8% algún yerno o nuera, 5.5% a padres o suegros y 8.8% a otros parientes. En la actualidad, el 71.8% de las familias extensas corresponde a familias compuestas por hijos allegados a sus padres (Ministerio de Planificación Nacional [MIDEPLAN], 2006).

      TABLA 1. ESTRUCTURA FAMILIAR (CASEN, 2006)

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