El adolescente y sus conductas de riesgo. Ramón Florenzano
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DATOS EMPÍRICOS SOBRE LA JUVENTUD CHILENA: EL PROYECTO EPSAS
Nuestro equipo en la División de Ciencias Médicas Oriente de la Facultad dé Medicina Universidad de Chile ha trabajado por ya más de una década en el tema de la Salud Familiar. Nuestras investigaciones apuntan a una correlación cercana entre disfuncionalidad familiar y aparición de conductas de riesgo en el adolescente. Estos resultados nos han hecho también buscar intervenciones que eviten tal disfuncionalidad. Nuestra hipótesis fue que el camino a un desarrollo psicosocial sano del adolescente atraviesa por el campo de un fundonamiento familiar activo y enriquecedor. Desde este punto de vista, la mejor manera de prevenir la drogadicción, la delincuencia o el embarazo temprano adolescente es el promover un funcionamiento familiar sano.
A continuación describiremos un trabajo que buscó estimar la relación entre la prevalencia de conductas de riesgo biopsicosocial en adolescentes escolares de la Región Metropolitana de Santiago de Chile y su relación con la diferentes situaciones dentro de la familia, tales como separación, consumo excesivo de alcohol, y maltrato intrafamiliar. Se entendió como conducta de riesgo, el consumo frecuente de cigarrillo y alcohol y el consumo de drogas ilegales, así como: robo, agresividad individual o colectiva y vandalismo entre las actividades antisociales. La hipótesis de este estudio fue que existía una asociación entre la psicopatología parental y la manifestación de algunas conductas de riesgo, así como la manifestación de síntomas emocionales y la frecuencia de maltrato físico y abuso sexual entre los adolescentes hijos de padres con psicopatología.
La población, objetivo de este estudio, la constituyeron aproximadamente 365.425 adolescentes escolares, cuyas edades fluctuaron entre 10 y 19 años y que al contestar la encuesta aplicada, cursaban entre séptimo básico y cuarto medio en colegios municipalizados y particulares subvencionados del Gran Santiago. Esta población correspondía al 80% de la población total de los escolares de la Región Metropolitana.
La muestra utilizada fue una muestra probabilística por conglomerados, trietápica y estratificada por nivel socioeconómico. Se identificaron cuatro estratos homogéneos de comunas a partir de variables socioeconómicas extraídas de una ordenación previamente conocida de las comunas del país(28). En cada estrato se sorteó un número proporcional de comunas; de entre estas comunas, 41 colegios municipalizados y particulares subvencionados; y de estos colegios, 56 cursos. Finalmente, en estos últimos, se incluyó a la totalidad de los alumnos asistentes el día de la encuesta, se conformó una muestra de 1.904 adolescentes escolares. El error calculado fue de 2.5% y el nivel de confianza, de 95%.
El instrumento utilizado fue la Escala de Conductas de Riesgo Adolescentes, cuestionario adaptado en Chile por nuestro equipo(29), a partir de un cuestionario -el Minnesota Adolescent Health Survey(30)- que ha sido usado en el Programa de Salud de Adolescentes de la Universidad de Minnesota y validado en una muestra de 2.160 adolescentes de ese estado(31). Posteriormente, esa misma encuesta fue aplicada en el estado de Alaska(32) y en la comunidad de Puerto Rico, donde se tradujo al español.
La versión original del instrumento consta de 189 preguntas. Las modificaciones introducidas en Chile fueron concebidas a partir de un proceso que incluyó la aplicación del cuestionario original a adolescentes consultantes en el nivel secundario (Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital del Salvador), en el nivel primario (consultorio La Faena) y a adolescentes asistentes a dos colegios semejantes a los que constituyeron la muestra final. A partir de las observaciones de éstos se evaluaba -en cada etapa- la comprensión, adecuación y respuesta a los ítemes que constituían el instrumento original. Paralelamente, con metodología de grupo focal se identificaron las principales áreas problemáticas de los hijos de padres con psicopatología mayor. Este proceso permitió la identificación de setenta preguntas que abordan las siguientes áreas: características sociodemográficas; características de la familia; percepción de conductas de riesgo de los padres; uso de sustancias químicas por el propio adolescente; otras conductas de riesgo; síntomas emocionales en el último mes. A lo largo de este libro mostraremos los resultados de dicha investigación, como así mismo ilustraremos los diversos temas tratados con los resultados de este proyecto de investigación.
CAPÍTULO II
Los conceptos de juventud y adolescencia, hoy
Ya en la Atenas clásica, el tema de los jóvenes era motivo de preocupación para gobernantes y filósofos. La tendencia de los adolescentes a crear disturbios, a no obedecer a sus mayores y a aparecer como rebeldes y pendencieros, es puesta en boca de Sócrates por diversos de los diálogos iniciales de Platón. Un tema recurrente entre los clásicos fue el de la Paideia y el de la educación de los jóvenes, no sólo en el sentido de conocimientos técnicos que les dieran destrezas profesionales sino en el de saber cómo vivir la vida, cómo cuidar de sus asuntos familiares y, sobre todo, de cómo participar como ciudadanos en la vida de la polis. El tema de qué hacer con las pandillas de imberbes reaparece entre los historiadores medievales, que describen una y otra vez como las guerras entre ciudades, las vendettas y las disensiones entre facciones internas en Genova, Venecia o en el Friuli utilizaban las armas volátiles generadas por la pasión, arrojo e inexperiencias juveniles.
DEFINICIONES
La adolescencia constituye el período de la vida en que el niño deviene adulto. Etimológicamente, el término "adolescere" significa crecer hacia la adultez. Se ha dicho que el comienzo de la adolescencia es biológico, ya que se produce por cambios endocrinos y sus consecuencias en el cuerpo, y que su fin es sicosocial, terminando cuando el joven es capaz de definir elecciones de pareja y vocacional. Esta afirmación, siendo correcta, abre una amplia gama de interpretaciones en cuanto a los momentos de comienzo y fin de este período. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha preferido, para evitar confusiones, utilizar criterios cuantitativos, definiendo adolescencia y juventud por grupos de edad(33). Para la OMS, la adolescencia es la etapa que ocurre entre los diez y veinte años de edad, coincidiendo su inicio con los cambios puberales y finalizando al cumplirse gran parte del crecimiento y desarrollo morfológicos. La juventud, por otra parte, es el período entre los quince y veinticinco años de edad. Constituye una categoría sociológica, caracterizada por asumir los jóvenes con plenitud sus derechos y responsabilidades sociales.
La adolescencia ha sido también definida(34) como el período durante el ciclo vital de la persona en el cual muchas de sus características cambian desde lo que típicamente se considera infantil hacia lo que típicamente se considera adulto. Los cambios más evidentes a la observación son los corporales. Sin embargo, otros atributos menos definidos como los modos de pensamiento, las conductas y las relaciones sociales también se alteran definitivamente durante este período. La velocidad de estos cambios varía de un individuo a otro.
HISTORIA DEL CONCEPTO
El estudio científico empírico de la adolescencia es un tema propio de los últimos cien años. Su desarrollo conceptual coincide con el nacimiento de la psicología infantil, siendo quizá el primer autor que la estudió el estadounidense Hall, alrededor de 1882. La publicación de su texto clásico sobre el tema en 1904(35), titulado Adolescence: Its Psychology and its relations to Physiology, Anthropology, Sociology, Sex, Crime, Religión and Education, enuncia las mismas afinidades