El adolescente y sus conductas de riesgo. Ramón Florenzano

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El adolescente y sus conductas de riesgo - Ramón Florenzano

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del adolescente sea relativamente reciente, no quiere decir, sin embargo, que anteriormente no existiera una preocupación social por los jóvenes. En el hecho, ya Aristóteles, en la antigüedad clásica, describió en forma detallada los cambios del período puberal en términos de cambios de voz, desarrollo de caracteres sexuales secundarios, determinando a qué edades y en qué momentos se producían la menarquía en la mujer y la aparición del vello pubiano en el varón. Sin embargo, el ciclo vital para el estagirita abarcaba sólo tres edades (niñez, juventud y senectud), denominando jóvenes a sujetos entre los siete y los cuarenta años. Los romanos tampoco hicieron una distinción nítida entre puer (niño) y adolescens (adolescente), tratándolos como sinónimos frecuentemente, y aplicando el término aun a muchos adultos jóvenes. Fue el emperador Constantino de Bizancio el primero en delimitar seis a siete edades o eras en la vida humana. La tercera fue denominada por él adolescencia, definiéndola como "el momento en el que la persona crece hasta el tamaño que le asignó la naturaleza". Durante la Edad Media, el niño se transformaba en adulto entre los cinco y los siete años, norma que se mantuvo prácticamente hasta el presente entre los grupos socioeconómicamente deprivados. En el momento de comenzar a trabajar, el niño se transformaba de golpe en adulto, lo que era muy frecuente en el Medioevo, especialmente entre los siervos. Aries(36) ha escrito un libro apasionante acerca de la emergencia histórica de la niñez en Occidente, describiendo el papel que cumplieron las escuelas en crear la conciencia de la existencia del niño y del adolescente como individuos con características diversas del adulto. Este hecho ha sido explicado por razones centralmente demográficas: la expectativa promedio de vida era tan corta que las diversas edades no eran en general percibidas. Las personas de edad eran extremadamente raras. Un historiador experto en el período colonial venezolano nos contaba cómo en una estadística en Caracas colonial, sólo dos personas habían conocido a sus abuelós(37). La estructura social extremadamente rígida y estratificada hacía también que la mayor parte de las personas dependieran toda su vida de una minoría rica y noble. Esta dependencia hacía que, incluso, en el lenguaje se siguiera utilizando el término "niño" toda la vida para dirigirse a los miembros de las clases más bajas. En la Rusia Imperial, como las novelas de Tolstoi nos lo recuerdan, el apelativo habitual de los siervos hacia sus feudatarios era el de "padrecito". Finalmente, no había mayor interés en explorar las diferencias cognitivas ni el nivel de destrezas de las personas, ya que en general no se requería mayor habilidad para enfrentar las demandas promedios de la vida, con excepción de los estamentos militares o al servicio de la Iglesia en monasterios o abadías.

       Aspectos fisiológicos

      El término adolescencia propiamente tal fue reutilizado a partir del siglo XIX por los biólogos, para describir el período evolutivo entre la pubertad y el final del crecimiento físico. Ya en 1795 un médico, Osiander, comenzó a recolectar estadísticas acerca del crecimiento y desarrollo puberales, y en el libro de Hall antes citado éste revisa más de sesenta estudios al respecto. Hasta hoy, sin embargo, para muchos esta definición biológica sigue teniendo validez. Citemos al respecto a Ford y Beach(38) que dicen:

       "Adolescencia es el período que se extiende desde la pubertad hasta el desarrollo de la madurez reproductiva completa... Las diferentes partes del sistema reproductivo alcanzan su eficiencia máxima en momentos diferentes del ciclo vital. Por eso, hablando en sentido estricto, la adolescencia no se completa hasta que todas las estructuras y procesos necesarios para la fertilización, concepción, gestación y lactancia no han terminado de madurar".

      Los cambios físicos y sicológicos de la adolescencia no se dan de modo uniforme. Sin embargo, en la mayoría de las personas siguen una secuencia previsible. Es útil hablar de fases del cambio corporal en la adolescencia. Estos cambios corporales afectan la altura, el peso, la distribución de los tejidos grasos y musculares, la secreciones hormonales y las características sexuales. Cuando los primeros de esos cambios aparecen, pero la mayoría están pendientes, la persona está en la así llamada fase prepuberal Cuando la mayoría de los cambios que debieran producirse ya se han iniciado, se habla de la fase puberal. Finalmente, cuando la mayoría de los cambios corporales ya terminaron, se dice que la persona está en la fase pospuberal El período adolescente termina así, desde el ángulo biológico, cuando todos los cambios físicos asociados a la adolescencia han sido completados.

      Estos cambios corporales modifican tanto los caracteres sexuales primarios como secundarios. Los caracteres sexuales primarios están ya presentes en el momento del nacimiento y comprenden los genitales externos e internos (como la presencia de pene y testículos en el varón y de vagina y ovarios en la mujer). Los caracteres sexuales secundarios son aquellos que emergen desde la fase prepuberal hasta la pospuberal (como las mamas en la mujer y pelo facial pigmentado en los hombres). Diversos cambios se producen específicamente dentro de cada uno de los tres períodos anteriores. El período prepuberal comienza con las primeras indicaciones de maduración sexual y termina con la aparición inicial de pilosidad pubiana. En los varones hay aumento evidente de los testículos, crecimiento y enrojecimiento del saco escrotal y del largo y circunferencia penianas. Estos cambios involucran a todos los caracteres sexuales primarios. En la mujer, los cambios prepuberales típicamente comienzan en promedio dos años antes que en los hombres. El primer fenómeno de desarrollo femenino en este período es el aumento de los ovarios y la maduración de los oocitos. En contraste con los varones, estos cambios de caracteres sexuales primarios no son observables externamente. Sin embargo, hay alteraciones de los caracteres secundarios como redondeo de las caderas y la primera fase del desarrollo mamario. Este último comienza con una elevación de la areola alrededor del pezón, lo que produce una pequeña protuberancia denominada "botón mamario".

      El período puberal en ambos sexos comienza con la aparición del vello pubiano y termina cuando este crecimiento piloso se completa. La mayor velocidad de crecimiento en altura y peso se produce también durante esta fase. El así denominado "estirón del crecimiento" se produce dos años antes en las mujeres que en los varones. Otro cambio clave de la pubescencia en las mujeres es la menarquía, o comienzo de las menstruaciones, que se produce alrededor de dieciocho meses después del máximo aumento en estatura, que típicamente no va acompañada por ovulación. En la pubescencia los caracteres sexuales primarios continúan el desarrollo iniciado en la prepubertad. En las mujeres la vulva y el clítoris aumentan de tamaño. En los varones los testículos continúan creciendo, el escroto crece y se pigmenta, y el pene se elonga y aumenta de diámetro. En cuanto a los caracteres sexuales secundarios, en las mujeres hay un mayor desarrollo de los senos, y los pezones forman la mama primaria. En los varones, la voz se hace más profunda y aparece pilosidad pigmentada en las axilas y pelo facial, generalmente alrededor de dos años después de la aparición de vello pubiano.

      La fase pospuberal comienza cuando el crecimiento del vello pubiano se ha completado, produciéndose también una desaceleración del crecimiento en altura. Los cambios en los caracteres sexuales primarios y secundarios están básicamente completos, y la persona ya es fértil. Se producen, además, algunos cambios en estos caracteres sexuales: en los hombres comienza a crecer la barba y en la mujer prosigue el crecimiento de los senos.

      Los cambios fisiológicos anteriores son gatillados y controlados desde el sistema nervioso central a través de un eje formado por el hipotálamo, la hipófisis y las gónadas, denominado, a veces, el "gonadostato", por comparación con los termostatos que regulan las temperaturas de una casa(39). El hipotálamo libera un factor liberador (el LHRF) que actúa sobre la hipófisis que, a su vez, libera hormona luteinizante o LH y hormona folículo estimulante o FSH que, a su vez, estimulan a las gónadas para que éstas produzcan estrógenos o andrógenos. El nivel de estrógenos controla el gonadostato, haciendo que, cuando su nivel ascienda sobre cierto nivel, se frene la producción de factores liberadores. En la pubertad se produce un cambio en este sistema, que existe desde el nacimiento, necesitándose niveles mucho mayores de estrógenos o testosterona para producir esta frenación del eje hipotálamo-hipofisario. Es como si un termostato colocado para responder a 2 °C dejara de hacerlo y comenzara a hacerlo a 30°. Se necesitan, así, mucho

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