Viaja conmigo a Ítaca. Julio Marco Barroso

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Viaja conmigo a Ítaca - Julio Marco Barroso страница 6

Автор:
Серия:
Издательство:
Viaja conmigo a Ítaca - Julio Marco Barroso

Скачать книгу

qué estáis haciendo para cambiarla?» «Nada».

      Pues, como decía Tolstoi, «todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo».

      Tenemos una gran resistencia al cambio. Pero cuando no estamos a gusto con lo que somos o con lo que tenemos, es el momento de reinventarnos.

      Sin embargo, no vale con desear la cosas, hay que hacer. El éxito siempre está en la acción.

      Transformación es transforma-acción. Sin acción no hay transformación.

      Si quieres tener éxito, empieza a hacer. No es suficiente con que imagines o desees las cosas.

      Pero, para ello, tienes que salir de tu forma tan limitada de mirar las cosas. Esto es lo que te va a permitir ver puertas donde antes solo veías muros.

      Porque… cuando uno cambia la forma de ver las cosas, las mismas cosas cambian.

      Entenderás mucho mejor esto cuando hayas visto el vídeo del proceso de renovación del águila. Puedes descargarte este contenido con ayuda de este bidi:

      4 Normalmente los seres humanos, pasamos por cuatro fases en la vida, el «Ciclo de Renovación Interior Personal» del Hudson Institute americano: 1ª fase: «A por ello» es la época en que empezamos algo, un trabajo, una relación con una persona, un proyecto… Estamos llenos de energía, optimismo, ilusión, cargados de expectativas… 2ª fase: «Estancamiento». Cuando ya llevamos bastante tiempo haciendo lo mismo, empezamos a aburrirnos; llegamos a una etapa de inmovilismo, falta de aprendizaje y desarrollo… Mucha gente en esta segunda fase conoce a alguien nuevo, o cambia de trabajo, empieza otra relación… y vuelve a la primera fase cargado de energía e ilusión y va saltando de la primera a la segunda a lo largo de su vida. Pero existen otras personas que se quedan en la segunda fase toda su vida, pues se resignan y prefieren lo malo conocido antes que arriesgarse a algo nuevo. 3ª fase: «Crisálida». Existe otro tipo de personas que, tras pasar por la segunda fase, decide que tienen que dar un cambio en sus vidas, que no están contentos con lo que tienen, que tienen que reinventarse. Entonces comienzan una fase de «declaración de su quiebra» (aquello de los que les cuesta hacerse cargo), introspección personal, reflexión, rebeldía. Es lo que denominamos la «fase crisálida», pues en esta fase comienza una época de reconstrucción interior. 4ª fase: «Preparación». Y así pasan a la cuarta fase de estudio, aprendizaje transformacional, cambios… para, una vez terminado este proceso, volver a la primera fase totalmente renovados interiormente, con muchas más herramientas, más poder y autoestima que nunca, en plenitud y equilibrio.

      VI. El exito esta en hacer

      Los seres humanos tenemos una gran resistencia al cambio («es que siempre se ha hecho así», pensamos), habitualmente inconsciente. Tenemos tendencia a volver a lo habitual, a lo conocido, a lo controlado.

      Para que te hagas una idea, la energía que se requiere para cambiar un hábito (desaprender) es comparable a la necesaria para despegar de la atracción gravitatoria de la Tierra. El Apolo XI consumió más combustible para recorrer los primeros 200 km que durante los 400.000 km restantes en su trayecto a la Luna. Es como mover un coche parado: moverlo al principio cuesta muchísimo, pero una vez en marcha no hay quien lo pare.

      Es necesaria una meta ilusionante, una emoción (la razón te lleva a conclusiones, la emoción a la acción) e idealmente alguien que te acompañe (un coach), para ponerte en acción y movilizar toda la energía necesaria que contrarreste la fuerte atracción de nuestros hábitos arraigados.

      Piensa detenidamente en lo siguiente:

       Mientras otros analizan, yo hago

       Mientras otros se quejan, yo hago

       Mientras otros esperan que llegue el mejor momento, yo hago

       La mejor manera de ponerse en marcha es hacer

       Retrasar las cosas alimenta el miedo y hacer lo elimina

      Cuando haces cosas, pasan cosas.

      No hay ningún juego en el que puedas ganar si no juegas.

      Un truco para entrar en acción es programar y escribir las cosas. Las cosas que están programadas y escritas son las que se hacen. O sea, que ya sabes.

      No te preguntes si lo sabes o no lo sabes. La pregunta poderosa es preguntarte si lo haces o no lo haces. Eso marca la diferencia.

      El talento no es fijo; lo puedes desarrollar con la práctica, por lo que el esfuerzo no es una opción sino una exigencia biológica.

      Un sueño sin acción se puede convertir en una pesadilla.

      Pero no se trata de hacer por hacer. Hay que saber actuar (no hay nada peor que un tanto motivado; si no sabes, no toques).

      Como decía Peter Drucker: «No hay nada más inútil que hacer de modo eficiente aquello que no es necesario hacer».

      Ahora bien, tenemos dos problemas para entrar en acción (bueno, tenemos muchos más pero vamos a centrarnos en dos; los seres humanos somos máquinas de evaluar y nos quejamos de todo):

      Por un lado buscamos el sentido a las cosas y no la solución. No actuamos, lo que nos lleva a un círculo vicioso de inacción. Saber no es suficiente. Los «me gustaría», «debería», «lo intentaré»… no valen. Eso no es poder, no hay compromiso (una decisión no es un deseo). Las personas de éxito actúan y toman decisiones con rapidez. ¡Hazlo hoy! ¡¡¡El mejor momento siempre es ahora!!!

      Por otro somos grandes «Calimeros». Tendemos al victimismo. Quejarnos del viento y el oleaje no nos hace mejores navegantes pero sí hace la travesía más ingrata. La negatividad no vende. El éxito no es cuestión de inteligencia sino de actitud, de actitud positiva. Lo importante no es buscar el sentido de las cosas, lo importante no es quien lleva razón, lo importante es la solución.

      Si algo de tu vida no te gusta, no te quejes, no lloriquees… ¡¡¡Cámbialo!!! No te quejes… ¡¡¡Actúa!!!

      Pero el problema es que muchas veces el miedo tóxico nos paraliza y nos impide actuar, ponernos en acción. Ese miedo que te impide actuar es la muralla que separa lo que eres de lo que podrías ser.

      Cuando hay miedo o pereza tendemos a la «procrastinación» (otro «palabro» que está de moda y uno de los males que más veo en mis clientes). Se trata de retrasar, de diferir las tareas importantes que tenemos que hacer pero que no nos apetecen nada, por otras mucho menos importantes, pero que sí nos apetecen, lo cual nos absorbe energía pues sabemos que la tarea pendiente sigue ahí, esperando a que la resolvamos. Aplazar nuestras obligaciones, no afrontar nuestras tareas, dejar de hacer algo que realmente debemos hacer, que es importante, para hacer otras mil irrelevantes cosas que nos apetecen más, al final provoca que una cosa fácil se convierta en difícil.

      Y

Скачать книгу