Adoles(seres). Guillermo López
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La perspectiva que se asume aquí no solo tiene en cuenta la clínica estructural sino también la clínica continuista del sinthome. Para ello se revisará el lugar que tiene el fantasma en las psicosis, y daremos cuenta de desencadenamientos y desenganches que no van por la vía del encuentro con Un-padre, sino que son respuesta a la doble positivación de goce características de la pubertad: despertar sexual y encuentro con el Otro sexo.
Para terminar el capítulo con un ejemplo princeps de la clínica continuista, el caso de una psicosis no desencadenada que se manifiesta por sus detalles en la adolescencia: Joyce.
Fantasma y sinthome son la cuarta cuerda que anuda a las otras tres. En las neurosis, el cuarto nudo tradicional –realidad psíquica/fantasma– articulado al Nombre del Padre funciona anudando RSI. El fantasma al soldar los registros adormece, y funciona reparando el agujero originario: no hay relación sexual. La clínica continuista, al servirse de los nudos, nos permite pensar a la vacilación fantasmática como un lapsus momentáneo del nudo, que en lugar de adormecer, perturba y despierta. Lapsus del nudo que puede prolongarse y traducirse como una caída en la neurosis.
En las psicosis al no contar con el cuarto tradicional, del Nombre del Padre, ni el fantasma como defensa, se requiere de la invención de un cuarto nudo, el sinthome, que como en Joyce, anuda el lapsus del nudo imaginario reparándolo, evitando así el desencadenamiento.
En el capítulo 4, se abordarán las consideraciones finales, llegando a plantear a la clínica del fantasma como central en la clínica psicoanalítica con adolescentes, pensándola como orientación a lo real. Para validar ello, se trabajarán los testimonios de dos AEs, Graciela Brodsky y Hilario Cid Vivas, en los que el fantasma tiene un lugar destacado en la adolescencia.
Se plantea que la postergación de la adolescencia tan común hoy, está vinculada a una vacilación “generalizada del fantasma”. Para arribar a la conclusión final.
1- Los casos trabajados no integran esta publicación.
CAPÍTULO 1 La orientación a lo real en la clínica psicoanalítica con adolescentes
La propuesta de una orientación a lo real en la clínica y en la experiencia analíticas es de Jacques-Alain Miller. La investigación que realiza en acto a lo largo de sus cursos en el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII, en forma semanal año tras año, se sostiene y fue guiada por esa propuesta, que se renovó permanentemente durante más de treinta años.
Miller nombró a esos cursos antes de ser publicados, “La orientación lacaniana” título que no se debe a una cuestión formal, sino que pone el acento sobre una orientación que él afirma en forma contundente, es la que propone Lacan al final de su enseñanza: “la orientación a lo real”.
1. Lo real
¿QUÉ ES LO REAL?
Para circunscribir, bordear, de qué se trata lo real en la experiencia analítica este trabajo se centrará en el último curso que Miller lleva adelante hasta el momento, “El ser y el Uno”, curso inédito del 2011.
En la primera clase de ese curso va a plantear que la pregunta que le servirá de hilo de su reflexión durante todo el año será: “¿Qué es al fin de cuentas lo real?”. (1) Para responder a esta pregunta se servirá de la continuidad de la enseñanza de Lacan en su Seminario.
ANFIBOLOGÍAS DE LO REAL
Miller afirma que debemos inscribir un capítulo cuyo título sería: “Las anfibologías de lo real”, en tanto el término real no quiere decir siempre lo mismo, ni Lacan ni nosotros le asignamos un mismo uso a ese término, hay equívocos que hay que circunscribir. (2)
Anfibología es un término que proviene del latín, y que remite a amphibolos, ambiguo; logia deriva del griego logos, razón o principio racional del universo (discurso que da razón a las cosas). Anfibología según el Diccionario de la Real Academia Española, quiere decir “doble sentido, vicio de la palabra, cláusula o manera de hablar a que puede darse más de una interpretación”. Otro uso en retórica del término es: “empleo voluntario de voces o cláusulas con doble sentido”.
Lacan en el Seminario 24, refiere que no hay verdad sobre lo real. Dice: “No hay verdad sobre lo real, puesto que lo real se perfila como excluyendo el sentido. Sería todavía demasiado decir que hay lo real, porque decirlo, es suponer un sentido”. (3)
En “El ser y el Uno” Miller realiza su propia anfibología de lo real, desplegando sintéticamente algunas respuestas posibles que fue dando durante sus cursos a la pregunta: “¿qué es lo real?”. Son cuatro oportunidades en que se realiza directamente esa pregunta.
La primera oportunidad en la que lo hace es su primer curso “Las respuestas de lo real”. (4) Toma su título de una frase de Lacan de L’ Etourdit: “A lo que el discurso analítico concierne, escribe, es al sujeto que, como efecto de significación, es respuesta de lo real”. (5) Miller realiza un tratamiento del concepto de real, en sí mismo. Hace un recorrido en Lacan por el concepto de sujeto, que va de lo que llama sujeto del sentido, al sujeto como respuesta de lo real. Elucida las diferencias que Lacan establece entre el lenguaje y la palabra. Recuerda que para Lacan en un principio el sujeto se realiza en la palabra, llena los huecos de la historia, en la intersubjetividad con el analista, para luego desentenderse de ello y sostener una continuidad entre palabra y lenguaje al dar cuenta del concepto de significante como lo más elemental del lenguaje. En este viraje dilucida que el sujeto más que ser sujeto de sentido es efecto, es respuesta de la estructura y como tal es hablado, no habla. Plantea ya a esta altura, que a nivel de la fenomenología de la experiencia analítica al hacer hablar vía la asociación libre se supone que todo lo que dice un analizante no es azaroso, tiene una causa, hay una sobredeterminación que reduce a la estructura como tal. Dice Miller: “Es sorprendente, para quien ha balbuceado el estatuto del lenguaje del sujeto, verlo situado por Lacan en un nivel de dimensión, muy diferente, la dimensión de lo real”. (6)
El real en juego que Miller dilucida es el real de la estructura, que se reduce a la elementalidad de la cadena significante en su materialidad. Es causa, y produce como efecto el sujeto del inconsciente como efecto de significación. “Lo real como imposible de decir solo se puede cercar cuando se lo quiere tomar por la fenomenología de la experiencia, es un real que habla”. (7)
La segunda oportunidad es en La experiencia de lo real en la clínica psicoanalítica. Allí destaca que Lacan, apunta al final de su enseñanza a la noción de un real que no sería ni significante ni significado, es decir no sería semblante, buscando un vector, un concepto más allá del inconsciente. Para ello Miller propone un nuevo algoritmo para abordar lo real, complementario al algoritmo que Lacan recrea de Saussure en “La instancia de la letra…”, al clásico significante sobre significado:
formula uno nuevo: real sobre semblante,
se trata de la barra que plantea Lacan entre lo Real como predominante y todo lo que puede producir sentido, y articularse como significante.
Miller afirma:
“Lacan establece en