Adoles(seres). Guillermo López
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Podemos concluir que Miller piensa aquí a lo real como obstáculo en la clínica. Relee parte de la historia del psicoanálisis desde allí. Plantea que términos como los de resistencia, y transferencia negativa tan trabajados por los postfreudianos son modos en que estos analistas intentaron arreglárselas con la experiencia de lo real, de la mala manera. Frente a la insistencia del deseo del analista, que apunta a la ganancia de un saber y la resolución sintomática, lo que surge es la resistencia de la inercia pulsional.
Dice Miller:
“Lo real como tal, lo que designa la palabra real, parece del orden de eso de lo que uno no puede servirse, lo que no es instrumento. Creo que esta brecha entre lo real como tal y el instrumento hace que para nosotros, llevados por el uso de Lacan, la relación subjetiva con lo real sea más bien un embrollo”. (9) Y más adelante añade: “lo real aparece a nuestro uso como obstáculo, hasta como estorbo, antes que como instrumento”. (10)
La tercera oportunidad en que la pregunta acerca de qué es lo real, se vuelve apremiante, es en El ultimísimo Lacan. Allí, sirviéndose de la afirmación lacaniana del Seminario 23: “en la medida en que Freud hizo verdaderamente un descubrimiento puede decirse que lo real es mi respuesta sintomática”, (11) Miller plantea que el descubrimiento freudiano del inconsciente se constituyó en un traumatismo, y que la respuesta de Lacan frente a eso es la invención de lo real. La búsqueda de Miller siguiendo los pasos de Lacan, es ir más allá del inconsciente. Tomando el texto “Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI” como referencia de lectura de esa ultimísima enseñanza, muestra como la orientación de Lacan es la de un inconsciente al ras del sentido, o un inconsciente bordeando el sinsentido. Miller se dedica a explicar a analizar la primera frase de ese texto reiteradamente: “cuando el espacio de un lapsus ya no tiene ningún alcance de sentido solo entonces uno está seguro de estar en el inconsciente”. (12) Uno podría preguntarse de que inconsciente habla, dado que el inconsciente freudiano es un inconsciente ligado a la asociación libre y como tal a la articulación S1-S2. No se trataría de ese inconsciente al que podemos llamar transferencial, sino del inconsciente que podemos llamar el nuestro, el lacaniano, el inconsciente real. (13)
Lo que guía a Lacan en este último tramo de su enseñanza es otra perspectiva del inconsciente que lo hace, un real. Es el inconsciente “exterior” de alguna manera a la máquina significante, al sujeto supuesto saber. Un inconsciente que in-existe o no tiene existencia en tanto no está inscripto en lo simbólico. Para este ultimísimo Lacan todo lo que pueda cobrar sentido es semblante, y como tal es sospechoso, con lo cual –aunque sea contradictorio– se hace imperioso para la práctica, plantear qué es lo real como idea, y operar con ella. Dice Miller: “De ahí la necesidad de definir la idea de real como lo que comporta la exclusión de todo semblante”. (14)
Miller nos enseña que a lo real solo lo podemos aprender un poco. ¿Cómo? Mediante la desconexión de lo que produce sentido, mediante la disyunción del S1 y el S2, el acceso a lo real lo encontramos en el Uno, residuo de esta desconexión. Es en esta dirección que Miller toma la frase de Lacan del Seminario 24: “Pese a todo, hay que agarrarse en alguna parte, y esta lógica del uno es lo que nos queda como ex-sistencia”. (15) Lo real exige la lógica del Uno, pero la paradoja es que en la medida en que el Uno tenga todavía un sentido, lo real exige la exclusión del Uno. Es lo que dibuja el callejón sin salida, lo imposible de la ultimísima enseñanza, sin embargo es lo que hace posible el uso de la herramienta significante, para luego deshacerse de ese uso. Por eso hay una juntura y a la vez una disyunción entre práctica y real.
La ultima ocasión en que se hace esa pregunta directamente es en “El ser y el Uno”. Allí busca el origen de esa pregunta en la historia abreviada de la filosofía, señalando que Lacan toma la diferenciación que realiza Hegel entre Realität y Wirklichkeit, diferenciación sutil que tiene el idioma alemán para dar cuenta de lo real. Diferenciación que utiliza Freud, y que no tiene uso en la lengua española ni francesa. Lo real tal como lo plantea Hegel es real efectivo o de hecho (wirklichkeit), la palabra proviene de wirken que es actuar, activo o efectivo y wirkung que quiere decir efecto, con lo cual la etimología habla de un real en tanto causa, produciendo acciones, efectos concretos. Se trataría entonces de un real que produce efectos y que sería deducido por la vía de la razón.
El real que se remite a la causa como wirklich, es lo que Lacan concibió en sus inicios como estructura de lo simbólico. En esta anfibología que desarrollamos, lo real como wirklich, es un real sometido a leyes, las leyes de estructura, la metáfora y la metonimia, que posibilitan establecer un logos de lo real.
Sin embargo hay otra dimensión de lo real que excede esa faceta wirklich, y que la podemos pensar como das Real, la de lo real sin ley, que aquí Miller llama lo real que siempre vuelve al mismo lugar, real ligado a un estatuto del cuerpo que excede la dialéctica.
Respecto a este punto el del cuerpo, Miller responde a la pregunta, de una manera eminentemente práctica y clínica. Dice: “El drama de la enseñanza de Lacan -quizás también el drama de quien lleva adelante la práctica del psicoanálisis, reside en el desenganche de lo verdadero y de lo real, en aquello que de lo Real viene a quedar aislado, que escapa a la potencia de lo Wirklich”. (16) Lacan define a lo real que vuelve siempre al mismo lugar, como lo real no dialéctico, que conlleva un carácter rebelde, y como tal queda excluido de la estructura simbólica y de una práctica sostenida solo en lo que se dice. La dimensión de lo real que vuelve siempre al mismo lugar, se pone en evidencia en la enseñanza de Lacan en el Seminario 11, como una vertiente nueva de la repetición. La tyché, en tanto mal encuentro azaroso, cara de lo real inasimilable y sin ley del trauma.
Ahora bien el lugar en donde esa perspectiva de lo real se pone en juego y adonde la práctica del psicoanálisis confluye, y por ende donde se puede encontrar alguna respuesta clínica a la pregunta por: ¿qué es lo real? es el fantasma. Dice Miller: “El sitio donde eso se juega en el psicoanálisis donde se juega la apuesta de esa pregunta (…) al fin de cuentas, ¿qué es lo real? ese lugar es el fantasma”. (17) Más adelante agrega respecto al fantasma: “Es lo que se interpone entre el sujeto y lo real, en tanto el atravesamiento de esa pantalla habrá de permitirle acceder a lo real”. Pero aclara que no solo se interpone, “sino que hablando con propiedad es una ventana a lo real”. (18)
Tenemos entonces cuatro formas de real: 1) lo real como estructura y sus respuestas; 2) lo real como obstáculo o embrollo; 3) lo real como ex-sistencia y 4) lo real sin ley.
LA ORIENTACIÓN A LO REAL
Miller se dedica específicamente a dar cuenta de su Orientación a lo real, en el Seminario “Nuevas Inquisiciones Clínicas”, brindado en Caracas en Diciembre de 1998, afirma: “Mi interés está dirigido a lo real. Pienso que lo que hasta ahora he tenido un manejo insuficiente, o que puede mejorarse, en lo que he hecho en relación al concepto de lo real”. (19) Dice que se interesa por lo real, en función de que es lo que insistentemente se presenta en su clínica, sosteniendo que la práctica analítica actual se puede pensar como: experiencia de lo real en la cura analítica.
Allí ubica que fue en su curso El Otro que no existe y sus comités de ética (1996-1997), como el momento puntual en que llegó a percibir su preferencia alrededor de lo real. Llama la atención esta afirmación de Miller ya que viene insistiendo sobre lo que llamó el Otro Lacan, y la orientación del psicoanálisis por lo real desde la década del 80, justamente con los primeros cursos que dio en Sudamérica. (20)
También sorprende que en “Nuevas Inquisiciones” Miller mencione que hasta el momento tuvo un manejo insuficiente del concepto de real, tal vez eso se deba a que es a partir de 1998 en su curso La experiencia de lo real donde le da un carácter diferente a lo real, no ya ligado a la estructura simbólica sino a la inercia que se pone en juego en la experiencia analítica como obstáculo.
Allí para rectificar su concepción sobre lo real elige releer el Seminario 11, Los