Adoles(seres). Guillermo López
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Adoles(seres) - Guillermo López страница 8
“El hecho de la acometida en dos tiempos del desarrollo sexual en el ser humano, vale decir, su interrupción por el periodo de latencia, nos pareció digno de particular atención. En ese hecho parece estar contenida una de las condiciones de la aptitud del hombre para el desarrollo de una cultura superior, pero también de su proximidad a las neurosis”. (38)
El efecto nachträglich del recuerdo traumático se sostiene en la continuidad de su obra como los muestran sus aportes en sus Conferencias de introducción al psicoanálisis y el Historial del Hombre de los Lobos. En la Conferencia 23º “Los caminos de la formación de síntomas” aporta el concepto de “series complementarias” en donde presenta una ecuación etiológica: (39)
Lo esencial de estas elaboraciones freudianas sobre la etiología de la neurosis como doble causalidad, más allá de que Freud dé relevancia mayor en un momento u otro de su obra a un acontecimiento infantil o a uno posterior a la pubertad, es que trata a ambos como acontecimientos causales. Acontecimientos traumáticos, en la medida en que el sujeto no puede darles sentido. Es más, se podría afirmar que lo que los hace traumáticos es que son acontecimientos sin sentido. Al introducir el traumatismo en dos tiempos, plantea una articulación entre el traumatismo y el sentido, llegando a decir que el acontecimiento infantil cobra valor traumático cuando puede tener sentido en forma retroactiva en la pubertad. Freud realiza desde los orígenes de su obra un interjuego en dos tiempos entre el trauma y el sentido, entre la causa y la posición subjetiva, entre el trauma y el fantasma. Entre la sexualidad infantil y la sexualidad adulta tomando como brecha la pubertad.
Entonces el despertar a lo real lacaniano tiene antecedentes en Freud, con sus aportes del despertar del sueño y el despertar sexual. Lo real del sexo, es el centro de su concepción de la adolescencia, en tanto es traumático y pensado en dos tiempos. Esto echa por tierra cualquier intento de pensar a la adolescencia como un tiempo de desarrollo en la evolución de la sexualidad normal.
Es desde la doble temporalidad sexual desde donde a nuestro modo de ver deben leerse los aportes de Freud en “Las metamorfosis de la pubertad”. Las metamorfosis del cuerpo adolescente, las transformaciones de los caracteres sexuales secundarios, deben ser pensadas como acontecimientos del cuerpo sexuado, cuerpo de goce, y no como cambios evolutivos de carácter madurativo.
En este texto Freud plantea el concepto de pubertad oponiéndolo al término adolescencia. Con este concepto da cuenta de la irrupción de lo real del sexo rompiendo con toda una tradición de escuelas evolutivas en psicología, que reducen el despertar a una etapa más en lo que llaman la continuidad del desarrollo madurativo de la sexualidad.
Los postfreudianos tanto en la línea annafreudiana como kleiniana descuidan esta discontinuidad traumática centrándose en un psicoanálisis adaptativo, o regresivo que posibilite vía la reviviscencia en el seno de la transferencia o la pedagogía posibilitar la evolución “normal” de la sexualidad. La creencia en una sexualidad genital, último escalón de la sexualidad “normal”, lleva a pensar que el amor genital es el ideal al que todo sujeto debe llegar. Pensar a la pubertad como adolescencia evolutiva, es olvidar y descuidar la importancia del real sexual traumático que se pone en juego como discontinuidad.
Freud en “Las metamorfosis…” da cuenta no solo del inicio de la adolescencia, en términos de irrupción, de despertar sino también de la finalización de ese tiempo, con la adquisición de una meta nueva, el acto sexual, como meta última a alcanzar. “La nueva meta sexual consiste para el varón en la descarga de los productos genésicos. En modo alguno es ajena (…) al logro del placer; más bien, a este acto final del proceso sexual va unido el monto máximo de placer”. (40)
Freud nos invita a pensar a la adolescencia como un tiempo lógico con un inicio y un final, que va del despertar como pubertad a una adquisición nueva, acceder al acto sexual. Tiempo lógico que incluye además del instante de ver y el momento de concluir, un tiempo para comprender.
Tiempo para comprender que implica para cada joven una preparación para alcanzar el acto sexual, preparación que supone la asunción y el consentimiento a una posición subjetiva respecto del goce: identificación a un sexo y elección de objeto. Freud propone que la elección de objeto también se realiza en dos tiempos, planteando que en la infancia se jugará esa elección amorosa con los padres según el Edipo, pero la adquisición definitiva de “la separación tajante entre el carácter masculino y el femenino se efectuará en la pubertad”. (41)
Este tiempo lógico de preparación del joven para el acto sexual implica dos momentos. Tal como nos parece nos lo hace entender Lacan en El prefacio al despertar de la primavera.
1- Por un lado Lacan siguiendo a Freud, siendo ortodoxo, plantea que este tiempo de preparación implica al inconsciente, es decir es por la vía del inconsciente como tal y de los sueños que se cifra algo del goce de un sujeto en su singularidad. “Pero ortodoxo en lo tocante a Freud –entiendo: lo que Freud dijo (…) Esto prueba al mismo tiempo que aún un hannoveriano (puesto que yo en un principio inferí que Wedekind era judío) es capaz de darse cuenta de eso. De darse cuenta de que hay una relación del sentido con el goce”. (42) Lacan, alude a que Wedekind se anticipa a Freud al articular el despertar sexual al despertar de los sueños.
Lacan nos muestra que la pregunta por la relación sexual, ¿qué es hacer el amor? será respondida por los y las jóvenes a través del saber inconsciente. Con los sueños pero especialmente con el despertar, se actualizará el fantasma sexual infantil, que brindará en el mejor de los casos representaciones imaginarias que le permitirán al joven identificarse y consentir a una posición de goce. Con esta preparación alcanzarán el acto sexual.
Parafraseando a Lacan en este primer tiempo de preparación a través del sueño y del despertar (en tanto se rompe el velo del fantasma) hay relación sexual, es decir hay soldadura entre el sujeto deseante y su posición de goce.
Si bien el fantasma se conforma en la infancia, su uso queda en suspenso hasta la pubertad. El fantasma sexual infantil tal como señala Eric Laurent pone en juego una elección de deseo, pero lo que queda en suspenso es la elección de goce, que se va a poner a prueba en la pubertad. Dice Laurent:
“La neurosis infantil es, con seguridad una elección del deseo perfectamente decidida. La neurosis como tal nos remite a una elección sobre el uso del fantasma. En este sentido es menester esperar una verificación del deseo por el tratamiento del goce que irrumpe (…) la elección sobre el uso del fantasma se decide en el après-coup de la prueba de la verificación, que no es simplemente la pubertad como maduración biológica sino como puerta abierta a una nueva dimensión de goce“. (43)
Ahora bien, muchas veces en la adolescencia se producen dificultades en la soldadura de la elección de deseo con la elección de goce, muchas veces el sujeto no consiente a su posición deseante o de goce en el fantasma produciéndose impasses, vacilaciones del fantasma, que llevan al desencadenamiento de una neurosis. (44)
2 - Por otro lado hay un segundo momento en la preparación de los jóvenes para el acto sexual, momento del no hay relación sexual. Lacan en el Seminario 22, contemporáneo a “El prefacio a El despertar de la primavera”, se desmarca de Freud declarándose hereje, criticando su creencia en el padre y en el Edipo. (45) Lacan está tratando de dar cuenta de un goce que excede el goce fálico, que es irremisible al significante y al sentido. Si bien el fantasma puede velar por la vía del inconsciente el agujero que la sexualidad