Adoles(seres). Guillermo López

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Adoles(seres) - Guillermo López

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toda la primera parte de su obra y hasta el descubrimiento de la sexualidad infantil. En donde esta idea parece perder valor, dándole toda su importancia al factor traumático infantil como punto de fijación, y condición para la neurosis infantil en sí misma, al descubrir la existencia de las pulsiones parciales y la perversión perversa polimorfa del niño. Sin embargo sigue afirmando en sus “Tres ensayos” la doble temporalidad de la sexualidad, dice:

      Lo esencial de estas elaboraciones freudianas sobre la etiología de la neurosis como doble causalidad, más allá de que Freud dé relevancia mayor en un momento u otro de su obra a un acontecimiento infantil o a uno posterior a la pubertad, es que trata a ambos como acontecimientos causales. Acontecimientos traumáticos, en la medida en que el sujeto no puede darles sentido. Es más, se podría afirmar que lo que los hace traumáticos es que son acontecimientos sin sentido. Al introducir el traumatismo en dos tiempos, plantea una articulación entre el traumatismo y el sentido, llegando a decir que el acontecimiento infantil cobra valor traumático cuando puede tener sentido en forma retroactiva en la pubertad. Freud realiza desde los orígenes de su obra un interjuego en dos tiempos entre el trauma y el sentido, entre la causa y la posición subjetiva, entre el trauma y el fantasma. Entre la sexualidad infantil y la sexualidad adulta tomando como brecha la pubertad.

      Entonces el despertar a lo real lacaniano tiene antecedentes en Freud, con sus aportes del despertar del sueño y el despertar sexual. Lo real del sexo, es el centro de su concepción de la adolescencia, en tanto es traumático y pensado en dos tiempos. Esto echa por tierra cualquier intento de pensar a la adolescencia como un tiempo de desarrollo en la evolución de la sexualidad normal.

      Es desde la doble temporalidad sexual desde donde a nuestro modo de ver deben leerse los aportes de Freud en “Las metamorfosis de la pubertad”. Las metamorfosis del cuerpo adolescente, las transformaciones de los caracteres sexuales secundarios, deben ser pensadas como acontecimientos del cuerpo sexuado, cuerpo de goce, y no como cambios evolutivos de carácter madurativo.

      En este texto Freud plantea el concepto de pubertad oponiéndolo al término adolescencia. Con este concepto da cuenta de la irrupción de lo real del sexo rompiendo con toda una tradición de escuelas evolutivas en psicología, que reducen el despertar a una etapa más en lo que llaman la continuidad del desarrollo madurativo de la sexualidad.

      Los postfreudianos tanto en la línea annafreudiana como kleiniana descuidan esta discontinuidad traumática centrándose en un psicoanálisis adaptativo, o regresivo que posibilite vía la reviviscencia en el seno de la transferencia o la pedagogía posibilitar la evolución “normal” de la sexualidad. La creencia en una sexualidad genital, último escalón de la sexualidad “normal”, lleva a pensar que el amor genital es el ideal al que todo sujeto debe llegar. Pensar a la pubertad como adolescencia evolutiva, es olvidar y descuidar la importancia del real sexual traumático que se pone en juego como discontinuidad.

      Freud nos invita a pensar a la adolescencia como un tiempo lógico con un inicio y un final, que va del despertar como pubertad a una adquisición nueva, acceder al acto sexual. Tiempo lógico que incluye además del instante de ver y el momento de concluir, un tiempo para comprender.

      Este tiempo lógico de preparación del joven para el acto sexual implica dos momentos. Tal como nos parece nos lo hace entender Lacan en El prefacio al despertar de la primavera.

      Lacan nos muestra que la pregunta por la relación sexual, ¿qué es hacer el amor? será respondida por los y las jóvenes a través del saber inconsciente. Con los sueños pero especialmente con el despertar, se actualizará el fantasma sexual infantil, que brindará en el mejor de los casos representaciones imaginarias que le permitirán al joven identificarse y consentir a una posición de goce. Con esta preparación alcanzarán el acto sexual.

      Parafraseando a Lacan en este primer tiempo de preparación a través del sueño y del despertar (en tanto se rompe el velo del fantasma) hay relación sexual, es decir hay soldadura entre el sujeto deseante y su posición de goce.

      Si bien el fantasma se conforma en la infancia, su uso queda en suspenso hasta la pubertad. El fantasma sexual infantil tal como señala Eric Laurent pone en juego una elección de deseo, pero lo que queda en suspenso es la elección de goce, que se va a poner a prueba en la pubertad. Dice Laurent:

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