Adoles(seres). Guillermo López

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Adoles(seres) - Guillermo López

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grupo también se daba cita alternadamente para comentar esas presentaciones. Ese grupo fue el preanuncio de la Sección Clínica de París, que fue creada por Miller y su grupo el 5 de enero de 1977, en el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII. (53) La Sección Clínica representó a los jóvenes que vinieron a renovar a la Escuela Freudiana de París.

      Con la disolución de la EFP, Lacan encomendó a ese grupo de jóvenes que cambiaron el psicoanálisis lacaniano y que se reunían en torno al significante “clínica”, la creación de la Escuela de la Causa Freudiana. Tal como señala Graciela

      Siguiendo esta línea de renovación de la Escuela y en función de una orientación por la última enseñanza de Lacan, es que escogemos este significante clínica, de la orientación a lo real, como brújula para pensar la especificidad de lo real en el psicoanálisis con adolescentes.

      RAZONES EPISTÉMICAS

      Lacan hizo de la interrogación sobre la experiencia de un análisis lo propio de su enseñanza, al crear el dispositivo del pase. Por su intermedio y a través de él se interroga al analizante (no al analista) acerca los impasses de la experiencia de un análisis, que llega hasta el final.

      Lacan conmina a los analistas a que den razones de su práctica, los invita a una enunciación sostenida en un saber precario, saber inconsciente, saber que hizo valer Freud como certeza de lo real en los bordes del olvido.

      La clínica psicoanalítica en términos de Lacan debe interrogar a la experiencia de un análisis, es decir al psicoanálisis puro a través del dispositivo del pase y a la práctica del analista, o sea al psicoanálisis aplicado a la terapéutica.

      La clínica psicoanalítica entonces no parte de una interrogación que se hace desde afuera de la experiencia, sino que emerge de la más íntima experiencia del analista en tanto es o fue analizante. Para estar a la altura de la clínica de la orientación a lo real, es necesario haber pasado por la propia experiencia de lo imposible de soportar, no solo localizando y estableciendo la lógica significante del síntoma, sino extrayendo lo que él conserva de trauma, como goce imposible, y a su vez encontrar un modo de arreglo, sinthomático, que resuelva la urgencia.

      Esta investigación parte entonces de las consultas de adolescentes frente a un imposible de soportar, una urgencia del cuerpo o del pensamiento, cuya especificidad localizamos en el despertar a lo real, despertar al trauma sexual, que pone a prueba las respuestas que el sujeto ya tenía. Respuestas que muchas veces ya no son óptimas para los nuevos desafíos, con lo cual debe recrearlas, reconstruirlas. O bien, inventar respuestas nuevas, cuando no las tiene.

      Esta investigación es una transmisión de los resultados del psicoanálisis aplicado a casos de jóvenes que consultaron en forma privada, al dispositivo de Pausa, o a servicios de atención hospitalaria de adolescentes.

      La pubertad en tanto pone en juego a flor de piel lo que no marcha entre los hombres y las mujeres, el no hay relación sexual, es un momento especial, en que el sujeto verificará si se las puede seguir arreglando con lo que tiene para afrontar el encuentro sexual. O tendrá que recrear sus propios fantasmas o bien inventar síntomas, usando el objeto dúctil del psicoanalista como par. En ese sentido la pubertad vivida como trauma sexual, pone a prueba el anudamiento de un joven, provocando muchas veces la eclosión de una neurosis o el desencadenamiento o desenganche de una psicosis, que hasta ese momento se sostenían sintomáticamente. Se podría afirmar que la pubertad pone a prueba la estructura de un sujeto –si lo pensamos en términos de la clínica estructural–; o bien la consistencia del nudo RSI –si tomamos la clínica del síntoma o clínica de los nudos–.

      La orientación por lo real en la clínica de adolescentes no es la orientación por lo simbólico. Esta preocupación de Lacan está desde sus orígenes, al interrogar la práctica analítica apuntando a prescindir del Otro del Otro, es decir la figura del padre que introduce Freud con el Edipo.

      Amadeo afirma que lo que observamos en la clínica actual del adolescente es “una rebeldía dentro de la desorientación”, una rebeldía fuera del Otro, y agrega que el adolescente lacaniano como adolescente de hoy a diferencia del adolescente freudiano, no quiere sacarse al padre de encima, ya que tal vez no hay un Otro consistente sino más bien

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