Vivir viajando. Diego Varela

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Vivir viajando - Diego Varela

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estaba Chan durmiendo, (un compañero de origen oriental con cero vida nocturna) y se mandaron. Vamos abajo a buscar las llaves, y nos topamos con que el resto de los integrantes de la habitación sigilosamente usurpada por Porota y el Coordinador, estaban llegando al hotel. Corrimos en forma desaforada los 6 pisos que nos separaban de la recepción con la habitación y empezamos a golpear la puerta diciéndole... “¡¡¡Porota!!! ¡Vienen los demás de la pieza!”, caso omiso nos hizo, ya que no salió nunca de ahí. Nosotros nos quedamos súper expectantes a ver que pasaba, claro, como era el asunto, los chicos de esa pieza, habían arreglado con Chan que él dejaba la puerta abierta porque se iba a dormir antes que el resto, ergo, el resto tenía la puerta siempre lista hasta que entre el último, pero que pasó, Porota, cerró la puerta con llave, entonces, los chicos, pensaron que Chan había cerrado con llave. Lluvia de insultos para el oriental, diciéndole que abra la maldita puerta, al mismo tiempo la estaban golpeando con una ira increíble, y ¿cuál era el asunto? Que Chan se despertara y se encuentre con que en la cama de al lado, estaban haciendo la porquería. Finalmente Chan jamás se despertó, Porota y su amiguito casual, terminaron con sus menesteres y salieron. Luego, tuvieron los demás chicos, la puerta abierta.

      Seguimos viaje por el hotel, y nos encontramos con el Pelado, que estaba muy pasado de copas, y le contamos la anécdota esta y no fue excelente idea, empezó... “¿Cómo que un coordinador le dio a Porota? ¡Marcármelo que lo mato! ¡Cómo va a venir así!” Empezó a pegarle a las puertas salvajemente y cualquier persona que pasaba, nos preguntaba... “¿Es ese? ¡Lo mato!” y nosotros tratando de calmarlo, mientras le seguía pegando unos puñetazos bestiales a los muebles y a las paredes, llegó a arrancar la puerta de un placard. Leo, hizo memoria, y recordó lo que el Pelado le había dicho en el viaje de ida, y se le puso a hablar de la novia, luego que él casi ya mataba a dos personas y arrancaba los muebles, y fue santo remedio, ¡el Pelado se calmó! No podíamos entender cómo era tan eficiente lo que él nos había mencionado, pero sí, era eficiente, así que zafamos que no le pegue de casualidad a nadie, ni que termine destruyendo el hotel, como en un momento pensamos que así iba a ser.

       Capítulo 4 – Cruzamos el charco

      Estaba en pareja en ese momento con Rose, quien era ávida docente de matemática y fanática también de los números. Se involucró con cátedras de la facultad de arquitectura, donde ella enseñaba también. Un día cae y me dice, hay un proyecto en San Sebastián, España en donde podemos presentar un proyecto cuya vertical sea “La matemática se encuentra con la arquitectura”. Ok, ¿cuándo vamos? respuesta obvia mía.

      Este viaje, fue mi primer viaje al exterior en serio, el que inició mi locura por viajar y porque antes de hacerlo, no tenía ni idea que iba a tener este efecto. Tal es así, que el viaje lo armó casi entero Rose. Yo medianamente dispuse que quería conocer Londres. Toda mi vida aprendiendo un supuesto inglés británico y conocer Londres por fotos. A la mierda, quiero ir ahí.

      Mi amateurismo en ese momento con la vida, me llevó a solamente participar en cuantos días íbamos a quedarnos en cada uno de los lugares que yo no había elegido y tampoco sabía qué iba a hacer. En ese momento no me importó, era una experiencia nueva y la quería aprovechar, aparte el recorrido, para ser un pibe de 24 años, Argentino, recién empezaba a hacer unos pesos con mi trabajo, no estaba mal. Caímos en San Sebastián, nos quedamos 4 días porque el congreso en el que Rose participaba, duraba eso, luego, íbamos 2 días a Madrid. De Ahí, avión a Londres, unos 5 días ahí y luego avión a París. Otros 5 días ahí y finalmente tren hasta Madrid, de donde nos volvíamos a Buenos Aires.

      Yo participé tan poco en el armado del viaje, que creo que me enteré por qué aerolínea viajamos una vez que ya estaba en el avión. Año 1998, un avión de Iberia en donde había sector fumador. Hoy en día, me resulta increíble haber viajado en un vuelo donde se haya fumado. Tal es así, que para ir al baño en el avión, tenías que pasar por ahí y veías a todos los fumadores meta cigarrillo detrás de otro como si fuera casi una obligación tener que estar fumando todo el viaje.

      Llegamos a Madrid, de ahí fuimos a la terminal Chamartín de dónde tomábamos un tren Talgo que iba para San Sebastián, nuestro primer destino por el congreso de Matemática se encuentra con la Arquitectura. La llegada a San Sebastián fue un antes y un después de lo que mis retinas grabaron, recuerdo que era primavera y desde el shuttle que nos llevaba desde la estación de tren hasta el Hotel Donostia, se veía el primaveral atardecer sobre la Bahía de la Concha, con la costa iluminada y un tono violeta de las luces pintaba los morros que abrazan la bahía. Me enamoré de la ciudad al instante, un paisaje completamente distinto al que estaba acostumbrado, una calidez y una paz imposible de conseguir, se respiraba por las calles. El tiempo me mostró que San Sebastián es una de las ciudades más lindas del planeta, al menos que yo vi y que mi paladar así dictamina.

      Si bien durante el día, estábamos ocupados con el congreso, había tiempo para otras cosas, las excursiones al casco viejo, confundirse entre la gente y entrar a bares de pinchos, agregaban mucho sabor a la experiencia. De nuevo, todo distinto para nosotros, sabores, olores, colores, acentos y diálogos que ponían nuestros sentidos a su máxima capacidad de absorción de información nueva.

      Hicimos un par de excursiones que fueron también muy enriquecedoras, la primera consistía en un ómnibus que nos llevó desde San Sebastián hasta Bilbao, haciendo escala en Guernica - lugar que fue bombardeado el 26 de Abril de 1937 en el transcurso de Guerra Civil Española. La obra de Picasso básicamente refleja lo que él vio después de ver Guernica destruido. El destino de la final era ver el edificio del Museo Guggenheim de arte moderno, que fue diseñado por el Arquitecto Frank Gehry. El edificio rompe completamente los estándares para los cuales nosotros entendemos edificio, está revestido de titanio y logra que pareciera que el edificio estuviera recubierto por una piel de reptil.

      Los Arquitectos que venían en el ómnibus se pararon y empezaron a aplaudir la obra de Gehry (cosa que me pareció un exceso sin precedente pararse a aplaudir) pero bueno, allá ellos. Bilbao - que también pertenece a Euskadi (País Vasco), es una ciudad pequeña, pero muy colorida. Si bien todo el mundo va a Bilbao por el Museo Guggenheim, es una ciudad preciosa, con construcciones muy coloridas y de una gran cocina - como cualquier lugar en Euskadi. Entramos al Museo de Arte Moderno y sin hacer juicio de valor sobre las obras que están ahí - no coincido en absoluto ni que sean obras, ni que sea arte ni que sea algo que deba ser expuesto. Vengo de un mundo empírico en donde las cosas se explican por sí solas, sin necesidad que haya una convención para entender algo que es un mamarracho. Fuera de mi apreciación sobre el arte moderno dentro del Guggenheim de Bilbao, el edificio por dentro merece ser visto porque así como es impactante de afuera, lo es por dentro.

      La segunda excursión fue más austera; entre varios, alquilamos un auto y decidimos ir hasta Francia. Uno de los chicos que estaba ahí hablaba perfecto francés y se moría de ganas de usarlo. Llegamos manejando hasta Irún, ciudad norteña límite entre Francia y España y luego llegamos hasta Biarritz.

      Biarritz es una ciudad chica, que da a la costa y donde se respira dinero. Se ve por todos lados que la gente que vive ahí, distan de ser unos tirados y que están ya hechos. Vimos un atardecer sobre la costa de Biarritz, en donde el sol se escondía por las rocas que están descansando en la playa, generando visuales que daban ganas de quedarse viendo toda la vida.

      Le llegó el turno a Madrid, volvimos con el Talgo hasta Chamartín y de ahí taxi hasta el hotel. Cuando veníamos en el taxi, recorriendo gran parte de Madrid, esbocé un sobresalto que quizás fue poco feliz “pero esto es igual a Buenos Aires ...” casi con tono de decepción. Mi recorrida de Madrid tuvo dos puntos fuertes, el primero fue el Museo del Jamón, que fuimos por Rose ya que yo - por un tema de salud - no como jamón crudo y el segundo fue pasar por las Puertas de Hierro. Todo lo que es relevante a lo que yo se de historia, me seduce mucho.

      Qué inocente que era en ese momento

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