ONG en dictadura. Cristina Moyano
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу ONG en dictadura - Cristina Moyano страница 15
Uno de sus principales líderes fue el profesor de la Universidad de Concepción Manuel Sanhueza Cruz. Él consideraba indispensable instaurar un sistema democrático basado en la voluntad constituyente popular33 que respondiera de manera efectiva a los requerimientos. En la misma idea, y criticando el proyecto oficial de la dictadura, Sanhueza respondió de forma enérgica y se desmarcó de la abstracción hecha por el régimen: “Consideramos que el proyecto oficial disiente, en su esencia misma, de la idea democrática. De ahí que se nos presenta, en lo sustantivo, intrínsecamente como contrario a nuestras concepciones…”34.
En este punto cabe señalar que si bien el grupo siempre actuó o se mostró públicamente de manera unida o mancomunada, en su interior era posible distinguir dos posturas bien definidas: por una parte, aquella liderada por el abogado radical Manuel Sanhueza, quien tenía un discurso más crítico y confrontacional contra el régimen, y el otro sector liderado por Patricio Aylwin y Edgardo Boeninger, para quienes las directrices del Grupo las daba la Democracia Cristiana. Este último señala que el partido promovió y encabezó expresiones testimoniales que provocaron impacto público, como fue la creación del Grupo de los 24 y la campaña por el No en el plebiscito de 1980. De esta forma, “la experiencia del Grupo de los 24, primer ejercicio pluralista pos-1973, encaminó a la DC hacia la construcción de acuerdos y la búsqueda de alianzas con otras fuerzas políticas”35. Por su parte, Aylwin recuerda que la idea de formar un grupo surgió a consecuencia de la consulta del año 1978. La idea era reunir a personas, especialmente a juristas, para estudiar una nueva institucionalidad: “…a mí me parecía fundamental que los que queríamos democracia nos pusiéramos de acuerdo en qué tipo de instituciones debería tener, y cómo se avanzaría para ofrecerle al país una alternativa”. En ese contexto, se habló con el expresidente Eduardo Frei, quien sugirió el nombre de Víctor Santa Cruz (exembajador de Frei en Inglaterra). Este último propuso los nombres de Héctor Correa y Julio Subercaseaux. “Simultáneamente, tomamos contacto con sectores académicos independientes y con gente de izquierda”36. De esta forma se fueron configurando con el transcurrir de los años dos visiones al interior del Grupo. Por un lado, aquella liderada por Sanhueza, con una postura más crítica a la dictadura, y, por otro, aquella con la cual los sectores vinculados a la Democracia Cristiana (Aylwin y Boeninger, preferentemente) tomaron distancia para avanzar en la formación de una alianza política que se convirtiera en un espacio desde donde hacer oposición al régimen y derrotarlo por medio de los cauces institucionales, es decir, bajo los parámetros que había estipulado la junta militar por medio de la Constitución de 1980. Ese espacio fue la Alianza Democrática. De ahí entonces se entenderá que durante la década de los ochenta el Grupo de los 24 quedara circunscrito a la figura pública de Manuel Sanhueza, mientras que Aylwin y Boeninger centraran su actividad en la Alianza Democrática.
Volviendo a lo señalado en pasajes anteriores, el Grupo de los 24 criticó en un plano formal la Constitución de 1980 y evidenció varios tópicos en que dicha Carta Fundamental no propugnaba un régimen democrático; más aún, consagraba la forma política impuesta por la junta militar. Por tal motivo, el grupo se dedicó a estudiar el texto constitucional presentado por el régimen, y lo analizó de forma tal que la información sistematizada pudiera resumir de manera fácil y sintética los principales puntos por donde el texto no respondía al camino democrático.
Al respecto, en un informe de la revista APSI de marzo de 1981, se señala lo siguiente37: “…la nueva Constitución rechaza el sistema representativo de Gobierno, desconoce el derecho natural y exclusivo del pueblo para gobernarse, niega el pluralismo ideológico, establece un régimen político y militarista, implanta un verdadero cesarismo presidencial, minimiza al Parlamento, transforma al Tribunal Constitucional en un organismo burocrático carente de representatividad popular y más poderoso que el Congreso, otorga un poder ilimitado a las FF.AA., subordina la vigencia de los derechos humanos fundamentales al arbitrio del gobierno y se identifica, en lo económico, con el capitalismo individualista de libre mercado”38.
En las críticas hechas por el grupo se grafica de buena forma la construcción de una arquitectura jurídica que sustentaba su accionar y lo consagraba de forma directa en la figura de Augusto Pinochet, teniendo una autoridad sin contrapeso dentro del esquema propuesto. Al respecto, desde el grupo señalaban: “La nueva Carta no establece la democracia, ni conduce gradualmente a ella. Por el contrario, cierra las puertas a la democracia. Impide cualquier evolución política, económica y social profunda dentro de sus marcos. Hace prácticamente imposible un cambio de la institucionalidad por los medios que ella prescribe para reformarla”39. Más aún, es posible revisar dentro de las revistas de la época que el propio grupo estableció ocho pilares básicos necesarios y fundamentales para garantizar una transición hacia la democracia que a su juicio no contemplaba el proyecto dictatorial: un Estado de derecho; separación de los poderes públicos; generación periódica de los gobernantes y legisladores; participación activa y organizada del pueblo en la vida política, social, económica y cultural de la nación; existencia de partidos políticos; gobernantes responsables; red de organizaciones intermedias, y justicia económico-social. Por este motivo, lanzan un documento, dos días antes del plebiscito de septiembre de 1980, en el que llamaban abiertamente a todos los chilenos a contraer un “compromiso por la democracia”, donde se entendiera este como un imperativo moral de saneamiento cívico que defendiera las libertades humanas y denunciase cualquier tipo de arbitrariedad frente a la justicia40.
Así, se encargaban de especificar qué entendían por democracia y las características que esta debía tener: “El Grupo de Estudios Constitucionales hace un llamado a todos los chilenos libres a contraer un solemne COMPROMISO POR LA DEMOCRACIA, entendida como el único régimen compatible con los valores de libertad, igualdad y participación, que se funda en el derecho del pueblo a gobernarse por sí mismo y que asegura la efectiva vigencia de los derechos humanos”41. De esta manera, la democracia entendida por el grupo se aferraba a un tipo de organización sociopolítica que se fundaba en el derecho del pueblo a gobernarse a sí mismo y en el que se aseguraba el respeto a los derechos humanos, pero también sería una democracia en que las mayorías gobernaran y las minorías pudieran expresarse libremente y disputar espacios para llegar a gobernar42.
El Grupo de los 24 daba cuenta de una democracia sin apellidos y sin protecciones, principalmente fundada en la libertad, participación y sobre todo en el respeto por los derechos humanos, valores y principios que a la fecha habían sido violentamente atropellados por una dictadura que buscaba imponer su propia concepción de democracia, una “democracia protegida”.
Comentarios finales
El Grupo de los 24 desempeñó una labor política, pública y pedagógica fundamental a la hora de mostrar otra forma de resistencia y oposición a la dictadura que encabezó Augusto Pinochet. Así también se transformó en un espacio de encuentro donde se produjo un tipo específico de saber respecto a la democracia anhelada. Sus integrantes plantearon la posibilidad de una salida institucional alternativa que pudiera hacerse cargo del manejo político del país en el contexto dictatorial radicalmente violento vivido hasta ese momento. Era la forma de generar una respuesta a la legitimación institucional creada por la dictadura, buscando intervenir intelectualmente para incidir en la esfera política. Lo cierto es que el papel de hombres públicos, con importantes niveles de prestigio por su labor como académicos, juristas muchos de ellos, contribuyó para que su proyecto se convirtiera en una alternativa al planteado por la junta militar. Aunque su impacto fue reducido y el grupo se haya dividido tempranamente, fue una de las primeras experiencias político-académicas en las que se hizo oposición pública a la dictadura. Más allá de las posibilidades reales de construir esa alternativa, el grupo representa una experiencia de crítica que sistematizó las formas en que se pensaba la democracia. Sus planteamientos sobre Asamblea Constituyente y alternativa transicional, aunque no fructificaron, nos permiten pensar en que las posibilidades de transición fueron bastante más amplias y diversas que la que terminaron siendo.