ONG en dictadura. Cristina Moyano
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El objetivo central de la junta militar era instituir un nuevo sistema político basado en un tipo de democracia nueva y particular, una “democracia autoritaria, protegida, integradora, tecnificada y de auténtica participación social”, como se denominó al proyecto planteado, también, en el conocido discurso de Chacarillas (1977)4, que fuera capaz de asegurar la permanencia de Augusto Pinochet como máxima autoridad del país y de las Fuerzas Armadas como garantes de aquella institucionalidad. Lo anterior tenía como trasfondo el argumento de defender al régimen de los denominados enemigos internos, así como proscribir y excluir a aquellos sectores opositores y críticos de la dictadura.
Sin embargo, y a pesar de la dureza del poder con la cual la junta militar imponía las reglas del juego, un conjunto de personas, entre ellos juristas, académicos y hombres de la vida pública, dieron vida en 1978 al Grupo de Estudios Constitucionales, más conocido como el Grupo de los 24, el cual elaboró una propuesta constitucional alternativa a la del régimen, con un fuerte contenido democrático y participativo.
La constitución del Grupo de los 24 fue un proceso de construcción de conocimiento a partir del trabajo intelectual de sus miembros, pero también un espacio de sociabilidad política destinado a estudiar, analizar y pensar la mejor forma y vía para salir de la dictadura al más breve plazo posible. En esa tarea de producción de conocimiento confluyeron hombres de un mismo pensamiento político, ideológico o valórico y, al mismo tiempo, se congregaron sujetos que otrora, antes del golpe de Estado de 1973, habían estado en posturas contrarias. Sin embargo, en este nuevo escenario autoritario los reunía el valor de la democracia, la libertad de reunión, expresión y el pluralismo político, aspectos que tras la intervención militar habían sido violentamente interrumpidos y conculcados. De ahí entonces la tarea de sus integrantes de unirse con el objetivo de crear un proyecto de Constitución alternativo frente a lo encargado a la referida Comisión Ortúzar.
La producción de conocimiento del grupo consistió en disputar política y públicamente el sentido de la noción de democracia que buscaba imponer la dictadura entre los años 1978 y 1980. Finalmente, por medio de un plebiscito, en septiembre de 1980, el régimen impuso su proyecto de Constitución Política.
De esta forma, los integrantes del Grupo buscaron participar del debate público, aun cuando este campo estaba fuertemente restringido e intervenido por el régimen, ya sea a través de la censura de los medios o por los temas de contingencia política que se podían debatir abiertamente. De la misma forma, sus miembros asumieron el rol de intelectuales públicos, buscando llenar un vacío político producto de las medidas coercitivas impulsadas a la fecha por la dictadura. Entendiendo por intelectual público a aquella persona “que busca animar la discusión de su comunidad y que se rehúsa por igual tanto al consenso complaciente como a las simplificaciones, sean las del mesianismo político, sean las del discurso mediático”. De este modo, “el intelectual público suele valerse de su competencia en alguna disciplina, pero pretende alguna comunicación que no se limite a sus colegas ni al campo disciplinario al que pertenece. La democracia es su ambiente propicio”5.
En vista de lo anterior, en este capítulo se persigue analizar y caracterizar lo que fue la disputa política y conceptual planteada por el Grupo de los 24, como intelectuales públicos contra la dictadura, durante el proceso de creación de una nueva Constitución Política para el país. Concretamente, nos interesa dar cuenta del sentido y contenido de la democracia que promovió el Grupo de Estudios Constitucionales, aquel que se sustentaba, por ejemplo, por medio de una Asamblea Constituyente y con un carácter pluralista, principalmente en lo electoral, y que había sido abolida tras el golpe militar de 1973.
Sobre la base de que el proyecto oficial de la dictadura consolidaba una idea de democracia protegida plausible a la luz de los hechos de violencia y represión producidos sistemáticamente por agentes del Estado, negando de forma reiterada la libertad y el ejercicio democrático, los miembros del Grupo se dieron a la labor de restituir, en parte, una esfera pública que no estaba negada al espacio de la producción académica, para desde ahí aportar al debate sobre las formas de la democracia y esbozar unos primeros intentos que apuntaban a generar una transición.
Por tal motivo, en las siguientes páginas expondremos el trabajo realizado por el Grupo de los 24, destinado a situar la democracia (sin apellido) como un proyecto alternativo al propuesto por la dictadura, asumiendo desde un comienzo que la fuerza y accionar del Grupo fue posible, en gran medida, gracias al capital político, cultural y simbólico reflejado en la trayectoria pública y académica de sus integrantes. Al mismo tiempo, situar al Grupo como un importante antecedente de lo que serían años más tarde la Alianza Democrática y la Concertación de Partidos por la Democracia en la década de los ochenta, y el influjo que en ella tuvo el Partido Demócrata Cristiano.
Como lo señala Luciano Valle, el Grupo de Estudios Constitucionales se convirtió en “el primer espacio político de diálogo, reflexión, reencuentro y concertación política de las fuerzas democráticas. El llamado Grupo de los 24 es, en justicia, el antecedente político primigenio, y en línea directa, de la Concertación de Partidos por la Democracia”6. Como lo planteara el propio Patricio Aylwin, el grupo permitió acercar posturas políticas diferentes y, por lo tanto, crear un clima necesario para la comprensión entre distintas personas que compusieron a los 247. O, como apunta Ricardo Yocelevzky, en el sentido de que la discusión sobre el proyecto constitucional de la dictadura abrió un campo para que los democratacristianos se convirtieran en el eje que rearticulara el sistema de partidos en caso de una futura reactivación política. Además, los intelectuales de izquierda habían desechado la idea de construir o impulsar una alternativa revolucionaria8. De esta forma, la conformación del Grupo de Estudios Constitucionales se convirtió en el primer espacio de colaboración y alianza entre democratacristianos y algunos personeros de izquierda y la antigua derecha. Este grupo de intelectuales generó un tipo específico de conocimiento y, de la misma manera, disputó los espacios creados para legitimar la realidad diseñada e impuesta desde la dictadura cívico-militar.
En ese contexto nos preguntamos, entre otras cosas: ¿Cómo entendió el Grupo de los 24 el concepto de democracia?, ¿cómo explicaron su contenido?, ¿cuáles fueron las ideas fuerza que estaban detrás del concepto de democracia?, ¿cuáles fueron las bases teóricas desde las cuales el grupo propuso una salida institucional y oficial de la dictadura a la democracia? Con esta y otras interrogantes buscamos situar el accionar del Grupo de Estudios Constitucionales como uno de los primeros espacios políticos y públicos desde donde se hizo oposición a la dictadura y se construyó conocimiento respecto a lo diseñado por el régimen de Augusto Pinochet.
Antecedentes preliminares: concebir la democracia en dictadura
El Grupo de los 24 nace un 21 de julio de 1978 bajo el contexto dictatorial en Chile9. Su propósito era acelerar la vuelta a una institucionalidad democrática para el país tras cinco años de represión, violencia y sistemática violación de los derechos humanos. Desde sus inicios, sus integrantes se reconocieron y asumieron el papel de opositores al proyecto constitucional impulsado por la dictadura pinochetista. En esa tarea, como recuerda uno de sus fundadores, Patricio Aylwin, el Grupo logró tener presencia en Valparaíso, Concepción, Valdivia, Temuco, Chillán y La Serena, destacando desde el comienzo que existían diversas miradas