Spaghetti Paradiso. Nicky Persico

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Spaghetti Paradiso - Nicky Persico

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comenzando a entender muchas cosas, del Derecho y de la realidad. Hace ya seis meses que vengo a este bufete y la profesión» añadí, pero también yo me sorprendí de la poca convicción que había en el tono «me gusta mucho. Me gusta, en particular, el derecho penal. Es más práctico en los procedimientos y más interesante en su aplicación práctica.»

      El abogado frunció el ceño levemente: percibía una incongruencia en el interlocutor.

      «Pero es indudable que todavía me queda mucho camino por recorrer» proseguí. Sus ojos volvieron a la normalidad y casi parecieron sonreír, complacidos por mi recuperación en tiempo real.

      Se recostó: estaba a punto de hablar.

      «Tú tienes muchas cualidades» comenzó. Pero por el tono pareció lo que era: una premisa negativa. De hecho continuó diciendo: «Quizás demasiadas para este trabajo».

      Pausa. Podía tomar la palabra. Lo hice.

      «Es que el Derecho, a veces, es muy árido, esquemático, anacrónico» argumenté «y no es fácil habituarse a esto.»

      Tuve la clarísima sensación de haber dicho una solemne tontería, a pesar de haber expresado un concepto plausible. Pero no sabía dónde estaba el error. Dos palabras y ya estaba en apuros.

      El abogado se quitó las gafas y pareció dudar.

      «Árido, esquemático y… ah, sí… anacrónico.»

      Repetía mis palabras, diciéndolas con los ojos bajos mientras se masajeaba suavemente las sienes.

      «Sí» añadí con la desorientación de quien sabe que ha sido un incauto, poniéndose en la posición justa para recibir un tortazo en plena cara.

      A continuación levantó la mirada y se quedó mirándome.

      « ¿Qué es la mafia?»

      Había disparado a bocajarro.

      «Bueno… ¿en qué sentido, abogado?»

      «Te he preguntado qué es la mafia. Eres un abogado en prácticas. Te has licenciado en Derecho. Hace seis meses que frecuentas este bufete y los tribunales. ¿Qué es la mafia? Explícamelo.»

      Bastardo.

      «Bueno, sí, la mafia es… en fin…» intenté recordar el artículo, «en el… en el… 416 del código penal… ¡no! El 416 bis… sí… asociación de tipo mafioso. Es una forma exacerbada de la asociación con fines delictivos… cuando, veamos, presenta varios agravantes… si… es decir…».

      El abogado Spanna parece relajado, casi distraído. Era la primera vez que lo veía así.

      «He hecho esta pregunta a muchas personas» dijo con calma y con una expresión casi desilusionada en la cara (más que desilusionada parecía disgustada. Levemente disgustada. Pero creo que sólo era un ilusión mía) «y muchos no han sabido responder. Otros han respondido en términos vagos. Algo parecido a lo que has hecho tú ahora. Y sin embargo se habla mucho de mafia. Es una palabra que conocen todos. Lucha contra la mafia, medidas contra la mafia, protestas y manifestaciones, iniciativas. Contra la mafia. Muchos responden a esta pregunta de cualquier manera: pero muchos, en sustancia, buscan una definición en el mismo momento en que le haces la pregunta, sorprendidos por la obviedad de la pregunta. Es como si le hubieses preguntado de dónde procede la leche, o de qué color es el alquitrán. Después, ante mi inmovilidad y mutismo, comienzan a darse cuenta que no lo saben, pero no lo procesan. Y dicen de todo: bandas armadas, hombres organizados en bandas, que piden pagos, matan, roban, controlan el tráfico de droga, gestionan actividades lícitas para limpiar el dinero sucio. Dicen estas cosas. Pero yo insisto, y les hago notar que aquello que están describiendo son elementos que definen el fenómeno de la asociación para delinquir, aplicables a cualquier banda armada de delincuentes, y vuelvo a hacer la pregunta: ¿qué es la mafia? ¿Cuándo y por qué una asociación criminal puede ser definida como mafiosa? Mejor dicho: de tipo mafioso. El estado castiga severamente las asociaciones de tipo mafioso. ¿Qué es lo que combate el Estado exactamente y por qué razón, dadas las medidas adoptadas, cree que es tan peligrosa?»

      Estaba totalmente atraído por su discurso y curioso por saber a dónde quería llegar.

      «Los veo, a menudo, rendirse ante la evidencia y admitir que no saben nada de algo que, paradójicamente, creían que conocían perfectamente: la mafia. Pero, obviamente, no todos saben todo. Y esta es una obviedad auténtica

      Me miró otra vez, directamente a los ojos.

      «Pero tú, que sabes estas cosas tan perfectamente para definir el Derecho como árido, y… sí… anacrónico, deberías saberme dar una respuesta concreta, ¿no te parece?»

      Había leído una pancarta en la televisión. Habían escrito: «La mafia es una montaña de mierda.». Justo eso, en ese momento sentía que estaba debajo de aquella montaña de mierda.

      Mi silencio fue más elocuente que cualquier respuesta. No se estaba ensañando. No me estaba diciendo «eres un idiota arrogante». Estaba haciéndomelo sentir, que es peor.

      «Escucha, muchos saben que no saben muchas cosas: la fórmula química del magnesio, el peso específico del plutonio. No lo saben y ya está, no forma parte de su trabajo, o incluso no les ha pasado que hayan escuchado hablar de eso, o no han tenido nunca la necesidad de saberlo. Y no hay nada malo en todo esto. Pero si se lo preguntas dirán “no lo se”. Por el contrario, la diferencia que existe cuando se habla de mafia es que prácticamente todos están convencidos de saber lo que es, y en cambio este fenómeno es escurridizo, impalpable, imperceptible.»

      Todo perfectamente lógico y, todavía más, nunca había visto tan locuaz a Spanna.

      Yo, en cambio, estaba como el que, recién comenzada la película, no veía la hora de saber quién era el asesino.

      «Pero la parte más difícil de creer, de comprender, de explicar, es que esto no ocurre por casualidad, digan lo que digan, la mafia “no existe”. O mejor dicho, la mafia no debe existir, según sus afiliados. ¿Sabéis que es por esto, según algunos, que se llama también “Cosa Nostra”? Parece ser que al inicio del fenómeno, hablo de hace muchísimos años, a todos los afiliados les estaba prohibido dar un nombre a esta organización. Porque la habría convertido en algo identificable y por lo tanto localizable. Es mucho más difícil combatir a un enemigo si no aparece como tal. Cuando ni siquiera se conoce cómo se ha formado. Para combatir un fenómeno complejo, por otra parte, es necesario comprenderlo en sus rasgos generales. Más allá de la sintomatología, que constituyen los elementos criminales. Si sólo conoces algunos aspectos, de manera fragmentaria, conseguirá engañarte, aprovechando tu ignorancia. Este es el mecanismo taimado de la asociación de tipo mafioso. Y quien ha aprendido a reconocerlo y a desvelarlo, sabe también cuáles son sus puntos débiles. Esos puntos débiles que en realidad la mafia conoce bien e intenta ocultarlos, desviándote. Los hombres de Estado que han comprendido, aquellos que han podido desvelar la identidad de este monstruo invisible, han sufrido la ira furibunda y nefasta, y muchos han pagado esto con su vida. Porque la mafia no quiere ser descubierta y cuando alguien está a punto de comprender los auténticos mecanismos, a punto de revelarla, la mafia mata. Mata para no ser matada.»

      Casi hemos llegado, pensé. Ahora me lo explicará. Quizás.

      «Ahora, Alessandro, volvamos con nosotros, ¿no piensas que uno

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