La Voz. Carlos E. Baz Garfias

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La Voz - Carlos E. Baz Garfias

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una oscuridad total que en minutos se volvió una luz de esperanza, salí a rastras del carro, recostándome sobre el asfalto para tomar fuerzas y levantarme - estaba vez casi cumple su cometido la muerte - pensé en voz alta - Todo esta bien - mi voz me susurro al oido. En segundos me vi rodeados de testigos y patrullas de la polica, empece a oír la sirena de una ambulancia que se acercaba rápidamente.

      Muero Lentamente

      Muero lentamente, lentamente muero,

      La muerte me mira con curiosidad.

      Muero lentamente, lentamente muero,

      La muerte me sonríe.

      Muero lentamente, lentamente muero,

      La muerte me espera con paciencia.

      Muero lentamente, lentamente muero,

      La muerte me habla al oido.

      Muero lentamente, lentamente muero,

      La muerte me platica.

      Muero lentamente, lentamente muero,

      La muerte se acerca a mi.

      Muero lentamente, lentamente muero,

      La muerte me empieza acariciar.

      Muero lentamente, lentamente muero,

      La muerte me abraza.

      Muero lentamente, lentamente muero

      La muerte me toma con sus brazos helados.

      Una noche fría de primavera,

      la muerte me quizo llevar.

      Fue Una Decisión Difícil

      Tenia que tomarla,

      realmente fue una decisión difícil

      pero tenia que decidir.

      Fue cuestión de minutos

      mas bien de milésima de segundos

      No tenia mucho tiempo.

      En mi defensa

      era muy joven todavía

      para una decisión tan difícil

      Muchos dicen que fui afortunado

      son pocos los que tienen la oportunidad

      de decir; "si o no"

      Pensándolo bien, creo, que tenían razón

      pero después de todo este tiempo

      me pregunto si tome la decisión correcta.

      Fue una decisión difícil

      la muerte estaba a mi lado

      tenia que decidirme

      No se, si lo, pensé

      No había tiempo

      Fueron las ganas de vivir?

      La muerte me miro molesta

      el "si" que salió de mi boca

      no le gusto, se fue...

      Pero después de mil años de vida

      creo que tome la decisión errónea,

      ahora que me quiero ir

      y la muerte no me hace caso.

      Congelado

      Estos últimos días del año y comienzos del nuevo, estábamos experimentando días y noches muy frías. Nadie recordaba cuanto tiempo había pasado sin sentir estas temperaturas. Llegué a casa temprano después de una cita de trabajo, el termómetro marcaba -10 grados y con el viento se sentía mas frío. Camine de prisa a mi piso, aunque llevaba ropa para este tipo de temperaturas, llegué congelado, las temperaturas están muy frías. Mi piso era una congeladora de inmediato puse la calefacción. Me puse cómodo y empece a trabajar en mi laptop, el frío se seguía sintiendo, así que me puse un sweater y mis pantuflas de "AC&DC". Me sentí mas cómodo pero ya había pasado mas de hora y media y seguía sintiéndose frió. Revise mi termómetro estaba trabajando pero no se sentía caliente. La temperatura había subido poco, pero no lo suficiente. Mi piso no es muy grande así que en cuestión de minutos se empieza a calentar, hay ocaciones que lo apago ya que caliente demasiado pero hoy era distinto, no era como en otras ocaciones. En el resto del día no cambio mucho la temperatura, había calentado un poco. Sabia que mi condición era diferente a la del resto de las personas, mi doble vida, era esta, soportar a mis invitados del otro mundo. Sabia que no podía hacer nada, ellos son así, cuando quieren cambian la temperatura, ahora querían que el frío que se sentía afuera también se sintiera en mi piso. Tenia mucho frío en mis pies y manos. Tenia doble calcetas y guantes, pero no me estaba ayudando en nada. Las 10:30 de la noche decidí ir a la cama y ver un rato la TV acobijado con mis tres frazadas.

      Cada minuto que pasaba sentía mas frío en mis pies, sentía que empezaba a subir por mis piernas el frío. Me acoste con guantes, mis manos estaban congeladas. Por mas que me tapaba el frío seguía. No quería moverme, quería encontrar una posición para soportar el frío. El viento pegaba fuerte en la ventana, se oía como rugía. Mis pies se empezaron a congelar, mis piernas cada minutos estaban mas frías, mi cuerpo empezaba a enfriarse también, ya no podía mover mis manos estaban congeladas. Estaba a merced de estos seres oscuros, sentía que se movía alrededor de mi cama, algunos tocaban mi cabello, siempre lo han echo, sentía un frío que bajaba desde mi cabeza y ocupaba todo rincón de mi cuerpo. Mis pies, manos estaban totalmente congeladas, mis piernas casi ya no tenían movimiento, mi cuerpo estaba experimentando ya el frío intenso que estaba en mi cuarto, mis brazos estaban en las mismas condiciones, no así mi cara; mi cara la sentía cálida, no sentía frío. Poco a poco estaba muriendo, poco a poco mi cuerpo se estaba hiendo, mi tumba era mi propia cama, mi propio piso era mi mausoleo. Estaba muriendo, esa era la realidad, y no podía hacer nada. Mis ojos empezaron a cerrarse poco a poco, aunque luchaba para mantenerlos abiertos. No se cuanto tiempo paso, no se si cerré mis ojos totalmente, no se cuando dejaron de verme alrededor de mi cama estos seres, no se cuando dejaron de tocar mi cabello. Abrí los ojos, la televisión seguía prendida, estaba un poco aturdido, no sabia que había pasado. Me levante lentamente, no sentí frío, apagué la televisión, el aire seguía golpeando mis ventanas, la temperatura en mi piso estaba estable, ni frió, ni calor. Me senté en mi cama, me pregunte porque tenia los guantes puestos, no recordaba. me extrañe al ver que tenia dos pares de calcetas, siempre me las quito, nunca duermo con ellas. Me recosté, tenia que recordar que había pasado. No supe cuando me que de dormido, pero la luz que entraba por la ventana de mi cuarto anunciando que ya empezaba un nuevo día. Abrí mis ojos y ahí estaba enfrente de mi, la muerte me observaba satisfecho, lo mire extrañado; el se esfumo, no se que do mas que unos segundos; en ese momento recordé que me estaba muriendo, recordé que mi cuerpo estaba totalmente congelado, pero mi rostro me salvo, fue el único que se mantuvo vivo, fue el que me salvo de una muerte en mi cama a manos de los seres oscuros mandados por la muerte.

      Los Dedos

      Llevaba casi tres

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