La primera generación. Estudiantes que inauguraron la Facultad de Medicina de Bilbao en 1968. vvaa

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La primera generación. Estudiantes que inauguraron la Facultad de Medicina de Bilbao en 1968 - vvaa

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      Durante el tiempo que duró la carrera me sucedieron muchas más cosas que el estudio de las asignaturas. Es cierta esa aseveración que dice que, aunque no se apruebe ni una asignatura el hecho de estar sentado seis años en un pupitre da una visión diferente de la vida.

      Lo primero que tengo que contar es que en Selectivo empecé a relacionarme con Marije Rúa. Yo ya la conocía porque habíamos coincidido en Larrabasterra durante un veraneo allá por 1964, pero desde que la vi entrar en clase, decidí poner todo mi empeño en salir con ella y, al terminar la carrera y conseguir el primer puesto de trabajo, nos casamos. No me he arrepentido. Ella me enseñó a estudiar y me dio el apoyo necesario para terminar la carrera.

      El curso en el que más sucedidos me ocurrieron fue el sexto. Durante ese año propuse a la clase organizar un viaje de estudios y conseguir el dinero necesario para realizarlo. Intentamos sacar pasta de todas partes. Organizamos una cena con profesores, directores del Hospital y gente importante de la Universidad a los que solicitamos su colaboración. Nos pusimos en contacto con laboratorios farmacéuticos y con empresas de Bilbao como Radio Ortega y hasta fuimos a entrevistarnos con Pilar Careaga, por entonces alcaldesa de Bilbao, a la que también le sacamos su aportación.

      También nombramos a la hija de Olaso, presidente de la Junta de Caridad del Hospital de Basurto, Madrina del Curso. Este fue el tema que más vergüenza me ha hecho pasar en mi vida. Yo le pedí a la tuna de Medicina, por medio de Pachi Layuno, que fuesen a tocar la serenata a casa de Olaso y este organizó una fiesta en su casa. Desconozco los motivos, pero una hora antes de acudir, Pachi me dijo que no irían y yo tuve que comunicárselo a Olaso, que suspendió la fiesta. ¡Horrible!

      Conseguimos un montón de dinero que nos permitiría hacer el viaje que habíamos pensado, llegando a Suecia que, en aquel momento, con Olof Palme pidiendo limosna en la calle para los presos políticos españoles y teniendo en la cabeza que Suecia era como en la novela “Suecia Infierno y Paraíso” de Enrico Altavilla, era lo que los españolitos de los años 70 creíamos el ideal político al que aspirábamos cuando se terminara el franquismo. Pero en esos momentos varios compañeros nuestros fueron arrestados, no sé por qué, y tuvimos que pagar la fianza para sacarles de la cárcel, con lo que hubo que recortar el viaje y solo pudimos llegar hasta Holanda. De todas formas, el recuerdo del viaje es que nos lo pasamos estupendamente, aunque también hubo algún problema como el día que teníamos programado ir a visitar la fábrica de Philips en Eindhoven por gentileza de Radio Ortega. Nos mandaron un autobús Mercedes de 40 plazas, pero solo nos presentamos cinco, con lo que tuvimos que oír que para eso nos hubieran puesto un taxi.

      Otra anécdota que me sucedió al final del curso, fue cuando Víctor Bustamante me llamó a su despacho y me pidió que propusiera a la clase hacer un diploma en el que los alumnos de la primera promoción reconociéramos los muchos méritos que tenía él para ser catedrático de Patología Médica. Con gran sorpresa por mi parte, a aquella clase tan poco dada a los convencionalismos le pareció bien, y yo le encargué a mi padre, que trabajaba en Imprenta Industrial, que nos hiciera ese diploma y todos los alumnos firmamos y se lo entregué al Dr. Bustamante.

      El último sucedido que protagonizamos fue la negativa de algunos a realizar la famosa orla. Yo la echo de menos.

      LA EVOLUCION DE LA MEDICINA QUE HEMOS VIVIDO

      De la Medicina que se hacía en el año 1975 a la de ahora hay una diferencia abismal y yo me considero uno de los médicos que ha contribuido, muy humildemente, a ese cambio.

      En esa época los médicos realizábamos nuestra labor como cada uno había aprendido de sus mayores. El trabajo en equipo, la realización de protocolos (empezamos llamándoles “rutinas”), el reunirse los médicos para realizar sesiones clínicas en las que se discutían protocolos y comportamientos con un determinado paciente, la aparición de pruebas diagnósticas que ni nos imaginábamos y la evolución y aparición de medicamentos que no existían, ha hecho que la profesión de hoy en día no se parezca ni remotamente a la de entonces.

      Quizá lo más destacable sea la evolución mental de los médicos, que hemos dejado de considerarnos semidioses, y entender que somos unos profesionales que manejamos una cosa tan importante como es la salud de nuestros pacientes.

      Los descubrimientos que se han producido en todos los campos, gracias a la investigación de millares de profesionales, han sido otro de los pilares de la evolución de nuestra profesión.

      No cabe duda de que también ha cambiado la relación con los pacientes. Pero yo creo que a mejor. Es verdad que hoy en día un paciente enfadado puede incluso agredir al médico y que eso no sucedía en aquel entonces, pero a mí la relación por la cual el paciente consideraba al médico como un ser superior, me molestaba. Yo creo que es mucho más lógico que el paciente se sienta atendido por un profesional que le trata con cariño y que pone todo su empeño en procurar su salud.

      Actualmente los médicos quizá atienden a los pacientes más como un problema concreto que como una persona que tiene una enfermedad, pero yo considero que nuestra generación ha atendido a sus pacientes progresivamente con más recursos profesionales y a la vez dándole la importancia personal que se merecen.

      La evolución técnica de los análisis clínicos y de las pruebas diagnósticas, sobre todo las relacionadas con la imagen, ha sido extraordinaria. Y la seguridad con la que hoy en día se realizan los diagnósticos es relevante. En concreto para mí, la evolución de las imágenes de ecografía y las técnicas relacionadas con los ultrasonidos, como el Doppler, o las tres y cuatro dimensiones han sofisticado mucho las posibilidades diagnósticas de la ecografía.

      Pero la evolución no ha sido solo técnica, sino que los estudios con estas herramientas nos han permitido descubrir muchos procesos que anteriormente nos estaban vedados. Por ejemplo, antes para conocer la anatomía había que realizar la disección de un cadáver, hoy en día gracias a las técnicas de la imagen somos capaces de ver la anatomía e incluso de conocer la función de esas estructuras.

      También ha aparecido el concepto de medicina preventiva. Hoy en día acudimos al médico no solo cuando tenemos síntomas de una enfermedad, sino la mayoría de las veces para realizar pruebas que nos detecten un potencial peligro de caer enfermos en el futuro. Y naturalmente hay medicamentos y se han estudiado cuidados que nos permiten prevenir enfermedades. Fijaos: los medicamentos más vendidos no son los antibióticos, por ejemplo, sino los antihipertensivos y las estatinas para bajar el colesterol (además de los que solucionan la disfunción eréctil).

      Con todo ello se ha conseguido que la esperanza de vida en nuestro país, sea la segunda más elevada del mundo.

      EL OFICIO

      El día que aprobé la Patología Quirúrgica, en septiembre, me puse a trabajar en el Servicio de Urgencias, llamado “las lecheras”, porque las ambulancias en las que nos desplazábamos eran furgonetas 2CV parecidas a las que usaban los repartidores de leche en la época. Este trabajo lo compatibilizaba con el de agregado en Basurto y me ayudaba a sacar unas pesetillas.

      Las cosas eran muy distintas en aquel entonces. Al ir al Colegio de Médicos de Vizcaya, me dieron un número (el 2881) y me preguntaron cuáles eran las especialidades en las que quería apuntarme. Allí me enteré que para sacar el título de especialista, no era necesario más que estar apuntado en el Colegio durante dos años y te expendían el título correspondiente. Naturalmente solo me inscribí en Ginecología. Me parecía que la única manera de realizar la especialidad correctamente era el sistema MIR, que se había instaurado pocos años antes, y he tratado de defenderla siempre.

      También seguí yendo al Servicio de Ginecología como agregado, lo que me permitía aprender como si fuese interno,

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