El corredor. Thomas Schwartz
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PAUTAS PARA PRINCIPIANTES
Hay que conocer la historia. Casi todos los programas para ponerse en forma con rapidez en el mundo del running hunden sus raíces en la premisa de que el deporte jamás ha visto antes nada parecido. Por supuesto, casi invariablemente esos programas no contienen nada nuevo. La historia del running es una guía fidedigna para saber lo que es nuevo, lo que viene de lejos, lo que funciona y lo que no.
Pero seamos sinceros: aunque nuestro dominio en las largas distancias sea encomiable, no es algo que hagamos de forma natural. Las carreras a pie se remontan al antiguo Egipto, si bien la mayor parte de las mejoras en el rendimiento humano se produjeron durante los últimos cien años. Y hay una razón para ello. Durante siglos, los corredores consideraron que andar y trotar eran las piezas centrales de su entrenamiento. Los científicos del siglo xx se volcaron en el estudio de la fisiología del cuerpo al correr y sus hallazgos cambiaron el deporte para siempre. Conocer la historia del running es clave para entender las sesiones de entrenamiento que encontraremos en este libro, porque lo que nos diferencia de otras especies no es la evolución, sino nuestra habilidad para innovar. Aunque tal vez hayamos nacido para correr, no hemos nacido para correr bien. Tuvimos que aprender a hacerlo.
¿EN QUÉ CONSISTE LA HISTORIA DEL RUNNING?
La historia del running es la mezcla de tres elementos:
Evolución
Innovación
Inspiración
No hay duda de que la evolución produjo adaptaciones que favorecieron el poder correr largas distancias (en un minuto abordaremos algunas de las más importantes). Sin embargo, eso no significa que estas adaptaciones creasen una especie uniforme de corredores de fondo. La mayoría de la humanidad es –que cada cual elija su categoría– demasiado alta, demasiado musculosa, demasiado achaparrada, con huesos demasiado grandes, demasiado gorda o, sencillamente, demasiado descoordinada como para conseguir grandes logros en el mundo del maratón sin un buen entrenador y mucho entrenamiento.
Y es entonces cuando la innovación entra en juego. Las carreras competitivas se remontan hasta el año 3800 a. C., si bien la mayor parte de las mejoras en el rendimiento pertenecen a la historia reciente, habiendo bajado los récords mundiales en la milla y el maratón un asombroso 20 o 30 por ciento, respectivamente, durante el siglo xx. La evolución no trajo consigo la mejora; fue la innovación en el entrenamiento. Y la mayor parte de la innovación sigue dejando huella en las sesiones de entrenamiento que encontraremos en este libro.
Por último, sin actuaciones épicas que sirviesen de inspiración, el running no hubiera suscitado suficiente interés como para que se compilase su historia. ¿Correría alguien un maratón si Filípides no hubiese corrido hasta morir para llevar la noticia de la derrota persa frente a los griegos en la batalla de Maratón? Si en 1954 Roger Bannister no hubiese roto el límite de los 4 minutos, ¿habrían seguido su estela más de 1300 corredores? Sin inspiración, no habría Juegos Olímpicos, ni el Maratón de Boston ni las carreras locales de 5 km. Por eso ahora solo en Estados Unidos hay más de cincuenta millones de corredores, medio millón de los cuales lograron en 2012 lo que Filípides no pudo: sobrevivieron a un maratón.
EXPOSICIÓN SOBRE EL ENTRENAMIENTO
«Modas del running»
Forma parte de la naturaleza humana. ¿Por qué deberían ser distintos los corredores? Si alguien dice que hay una forma de correr mejor sin tener que hacer todo el duro trabajo, lo probaremos. Las siguientes diez modas fueron o siguen siendo atajos que gozan de popularidad. Y si bien algunas de estas modas tienen su lugar como parte de un buen programa de entrenamiento, por sí solas no nos llevarán adonde queremos ir.
1.LDL (largas distancias lentas): En 1969 Joe Henderson, antiguo redactor jefe de Runner’s World, introdujo la expresión largas distancias lentas para bautizar un régimen de entrenamiento con rodajes de elevado kilometraje y a un ritmo en que poder mantener una conversación, pero evitando el «dolor, la tortura y la agonía» de las sesiones tradicionales. Pronto las actuaciones de Lackluster dejaron en evidencia que el método LDL le convierte a uno en un «corredor de fondo lento».
2.Correr descalzos o con zapatillas minimalistas: El libro de Christopher McDougall publicado en 2009, Nacidos para correr, hizo que correr descalzos o con zapatillas minimalistas fuese la primera gran moda de running del siglo xxi. Sin embargo, en 2013 la evidencia de que con el calzado minimalista las lesiones persistían o se agravaban y que declinaba la economía en carrera conllevó en el mercado una caída del 30 por ciento de las acciones de las fábricas de zapatillas minimalistas.
3.Intervalos Tabata: Esta versión extremada del EIAI (entrenamiento por intervalos de alta intensidad) aboga por repeticiones cortas a tope con períodos de descanso incluso más cortos (véase la página 145). Sus defensores afirman que consigue mejoras del
4.Entrenamiento de la zona media del cuerpo: Otra solución mágica del siglo xxi, este entrenamiento promete correr mejor mediante la estabilización de la zona media (abdominales, pelvis, región lumbar y otra musculatura del tronco). Por supuesto, el mejor entrenamiento para la zona media es –y siempre lo ha sido– correr (a un ritmo de mil repeticiones por milla). Parte del ejercicio para el equilibrio muscular es estupendo. Más es solo más.
5.Método de la postura y Chi Running: El método de la postura es una técnica de zancada concebida como una serie de «posturas» perfectas. El Chi Running hace hincapié en la fuerza de la zona media, en las posturas, en la relajación, en el golpeo del suelo con el mesopié y en el aprovechamiento de la fuerza de la gravedad. Ambas técnicas reducen la economía en carrera (véase la página 27) y eluden el consenso de los estudios de investigación de que la mejor zancada –para el rendimiento y para evitar lesiones– es la «zancada que cada corredor escoja».
6.Bajo kilometraje y alta intensidad: De esta moda hay que echar la culpa al bicampeón olímpico de los 1500 metros, Sebastian Coe. Coe afirmaba que la intensidad, y no un elevado kilometraje, era la clave de su éxito. Fue más tarde cuando se descubrió que Coe no incluía en el recuento de su kilometraje los calentamientos, la recuperación activa ni los tramos al trote. Los cálculos de su kilometraje real varían entre 112 y 160 kilómetros semanales. Es decir, un kilometraje alto.
7.Baños de hielo: Edwin Moses ganó 122 carreras internacionales seguidas de 400 metros vallas, así como medallas de oro en los Juegos Olímpicos