El corredor. Thomas Schwartz
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8.Carga de hidratos de carbono: Es estupenda para las carreras que duran más de noventa minutos, punto aproximado en que el cuerpo humano agota el glucógeno (hidratos de carbono almacenados). No obstante, los atletas pensaron que lo que era bueno para el maratón debía de ser bueno para carreras de 5 km o incluso para los 1500 metros. Claro está, atiborrarse de pasta antes de una carrera corta solo supone cargar con más peso y, posiblemente, conseguir peores marcas.
9.Dilatadores nasales: Estas pequeñas pinzas dilatan las narinas y prometen reducir la obstrucción a la entrada de aire en las vías respiratorias durante el ejercicio. Dos problemas: 1) los seres humanos respiran por la boca durante el ejercicio; 2) respirar más aire no influye en el rendimiento, pues ya respiramos suficiente aire. El problema radica en extraer el oxígeno del aire, transportarlo en la sangre hasta los músculos y convertirlo en energía.
10.Carreras nudistas: Esta no es una moda para mejorar el rendimiento, pero, chico, ¡menuda moda! En 1973, corredores y no corredores por igual decidieron en masa correr desnudos. El término streaking (nudismo) fue acuñado después de una carrera en la que 533 estudiantes de la Universidad de Maryland corrieron desnudos. La canción de Ray Stevens «The Streak» vendió cinco millones de copias en 1974, permaneciendo tres semanas en lo más alto de la lista de éxitos Billboard’s Hot 100.
Otras modas han tenido su momento: tobilleras lastradas, zapatillas con control de movimiento, DMSO (dimetilsulfóxido), masajes, pastillas de sal, correr hacia atrás, aguantar la respiración durante los intervalos, etc. Se ha sugerido que correr en sí es una moda, pero una que lleva en boga tres millones de años.
EVOLUCIÓN DEL RUNNING
Grosso modo, durante cuatro millones de años nuestro ancestro inmediato en la evolución (Australopithecus) descendió de los árboles y comenzó a andar sobre dos patas. La razón sigue siendo poco clara. Un par de millones de años más tarde, el Homo habilis y el Homo erectus adquirieron rasgos que les permitieron aumentar el ritmo de caminar a trotar. Un estudio de 2004 a cargo de Daniel E. Lieberman, catedrático de biología evolutiva humana en Harvard, y Dennis M. Bramble, biólogo de la Universidad de Utah, identificaron algunos de estos rasgos y las ventajas que aportaban, a saber:
Mejores tendones: Reducen el consumo energético al actuar como muelles.
El arco plantar: Absorbe energía y la libera igual que un muelle.
Mayor longitud de zancada: Aumenta la velocidad.
Nalgas más grandes: Estabilizan el tronco durante el ejercicio.
Mejor rotación de caderas, brazos y hombros: Permite movimientos de contrabalanceo al correr.
Mayor sudoración: Aumento de la disipación del calor mediante la evaporación del sudor.
Disminución del vello corporal: Aumenta la tasa de convección (disipación del calor del cuerpo).
Lieberman y Bramble llegaron a esta conclusión: «Es razonable plantear la hipótesis de que el género Homo evolucionó para recorrer largas distancias caminando y corriendo».
Quizá sea verdad, pero un estudio de 2008 a cargo de Karen L. Steudel-Numbers, una zoóloga de la Universidad de Wisconsin (Madison), y Cara M. Wall-Scheffler, bióloga de la Universidad del Pacífico en Seattle, trató de calcular la velocidad de locomoción de nuestros antepasados corredores de fondo y llegaron a la conclusión de que, lo más probable, el género Homo estaba constreñido a tener que andar largos períodos, combinados con momentos corriendo a ritmo lento. Lo cual plantea la pregunta: ¿cómo una especie de caminantes-trotadores se convirtió en la quinta especie más rápida del planeta en la distancia del maratón?
INNOVACIÓN EN EL RUNNING
Si quieres saber lo rápido que han mejorado las marcas en la carrera en la historia reciente, centrémonos en la milla. En 1855, el británico Charles Westhall registró el primer récord mundial de la milla en 4:28. Noventa y nueve años más tarde, el británico Roger Bannister corrió la milla en 3:59,4, y por primera vez bajó de la barrera de los cuatro minutos. Treinta y cinco años después, el marroquí Hicham El Guerrouj estableció el récord mundial actual de 3:43,12, y la milla no es la única distancia en la que se han pulverizado los récords. Desde 1900, el récord mundial masculino de los 5000 metros ha bajado de 15:29,8 a 12:37,35. El récord mundial de maratón bajó de 2:55:18 en 1908 al actual de 2:03:23. Los récords femeninos han bajado de forma incluso más espectacular, aunque las restricciones a la participación femenina hasta finales del siglo xx sesgan la validez de estas comparaciones.
¿Cómo nos hemos vuelto tan rápidos?
No es que los corredores antes de 1900 no usaran el volumen de entrenamiento o no corrieran esprines o no corrieran descalzos. O siguieran toda suerte de dietas. No es que las marcas no se considerasen importantes. En el antiguo Egipto, en la fiesta del Heb Sed, el faraón corría alrededor de unos límites rituales para demostrar su condición física para seguir gobernando. En la antigua Grecia, el ganador del estadio olímpico (la única carrera de los juegos originales, que medía unos 200 metros) daba su nombre al calendario de los siguientes cuatro años (la Olimpiada) antes de los siguientes juegos. Y en la Inglaterra del siglo xvii, los nobles apostaban grandes sumas en carreras entre espoliques, los criados que seguían a pie a los carruajes. Los resultados de las carreras a pie han sido importantes desde la época de los faraones, ¡si bien los buenos corredores de instituto de hoy en día superan habitualmente los récords mundiales de hace cien años!
Si se quiere una explicación, no hay que buscar más lejos del siglo xx, cuando se abrazó la fisiología del ejercicio y sus métodos. Durante el curso de un solo siglo, una serie de innovaciones en el entrenamiento transformó nuestra especie, que pasó de ser uno más de los mamíferos que se arrastran por la tierra a convertirse en una máquina de resistencia bípeda.
Archibald Vivian Hill, ácido láctico y
Archibald V. Hill fue un fisiólogo que se dedicaba a correr y cuyos experimentos a comienzos del siglo xx anunciaron la era del entrenamiento aeróbico y anaeróbico. Los experimentos de Hill vincularon la presencia de ácido láctico con la producción anaeróbica de energía, demostraron la importancia del
Paavo Nurmi, competir a un ritmo constante y entrenamiento escalonado
Paavo Nurmi, el «finlandés volador», irrumpió en la escena internacional del running en 1920. Acabó batiendo veintidós récords mundiales