E-Pack HQN Susan Mallery 3. Susan Mallery
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу E-Pack HQN Susan Mallery 3 - Susan Mallery страница 25
—¿No la ha visto antes?
—No. Abandonó a su familia cuando Ned era pequeño. Ned siempre sintió mucha rabia hacia su padre y cuando nos conocimos lo interpreté como una buena señal. A los dos nos habían abandonado nuestros padres, así que supuse que los dos estaríamos dispuestos al compromiso —sacudió la cabeza—. Pero me equivoqué.
—¿Y habías visto antes a... —miró la tarjeta— Steve?
—Una vez. Antes de la boda. Apareció, nos llevó a cenar, hizo muchas promesas y desapareció. No creo que sea peligroso, pero tampoco confío en él. Lillie no necesita que su abuelo se presente de pronto para desaparecer después. Quiero saber qué clase de hombre es y he pensado que tú podrías ayudarme a averiguarlo.
—Claro que sí. No me será difícil —se guardó la tarjeta en el bolsillo de la camisa—. ¿Qué pasó con Ned?
Wilma llegó con sus bebidas y volvió a la cocina. Patience desenvolvió su pajita.
—Nada fuera de lo común. Empezamos a salir. Era divertido, pero no genial. No estaba enamorada de él ni nada por el estilo, aunque pensé que tal vez podría estarlo. No sé. Me acosté con él y probablemente no debería haberlo hecho. Fue una época muy complicada para mí. Estaba confundida sobre lo que quería hacer con mi vida. Era joven.
—Muy joven —apuntó Justice mirándola fijamente.
—Has hecho las cuentas, ¿eh?
—Lillie tiene diez. Eras una adolescente cuando te quedaste embarazada.
—Lo sé. Recién salida del instituto. Bueno, el caso es que me quedé embarazada. A Ned no le hizo ninguna gracia, pero dijo que quería hacer lo correcto. Nos casamos. Yo trabajaba a tiempo parcial en la librería de Morgan. Al poco tiempo de que naciera Lillie, Ned me dijo que se marchaba porque había conocido a otra persona. Era mayor y muy rica.
Miró por la ventana obligándose a no mostrar ninguna emoción. Y no porque estuviera hundida por lo sucedido, porque ya no lo estaba, pero sí por haber sido tan estúpida y confiada.
—Pensé que estaría a mi lado simplemente porque me había dicho que lo estaría. Como te he dicho, por el modo en que hablaba sobre su padre y cómo lo había abandonado, supuse que él jamás le haría lo mismo a su hija, pero me equivoqué. Me quedé impactada cuando admitió que había tenido una aventura y que quería irse —volvió a mirar a Justice—. Ya tenía listos los documentos. Su abogado se los había preparado. Ned me abandonó y abandonó a Lillie. Y renunció a sus derechos.
Dio un trago de refresco.
—Durante mucho tiempo pensé en ello y entendí que no quería ser padre y que de nada me serviría obligarlo a visitarla y verla. ¿Para qué? ¿Para que la niña viera que no era importante para él? En los días buenos me digo que vio que era demasiado parecido a su padre como para comprometerse a cuidar de su hija. En los días malos creo que era un bastardo. Al final lo firmé todo. Me mudé con mi madre, fui a la escuela de estética y peluquería y el resto ya lo sabes.
Él le agarró la mano por encima de la mesa. Sus dedos resultaron cálidos y reconfortantes.
—¿Y no habías vuelto a ver a Steve?
—No, ni tampoco he sabido nada de él. Ayer me giré y ahí estaba, diciendo que quería entablar una relación con Lillie.
—Descubriré todo lo que pueda antes de irme.
Ella apartó la mano antes de poder detenerse. La temperatura pareció bajar varios grados y perdió el apetito. No debería sorprenderla, pero lo hizo.
—¿Te marchas?
—Un par de semanas. Aún... —se inclinó hacia delante—. No, Patience. No me marcho del pueblo. Aún tengo una misión con la empresa para la que trabajaba. Tengo un último trabajo que hacer y estaré fuera unos diez días, no más.
—Ah —su rostro quedó cubierto por una máscara de alivio. Se aclaró la voz, esperando mantener una expresión que pareciera normal—. Vale. ¿Y qué clase de trabajo es?
—La típica labor de guardaespaldas.
Ella sonrió.
—¿Y eso qué significa? No creo que conozca a una sola persona que alguna vez haya necesitado a un guardaespaldas —alzó una mano—. Lo retiro. La madre de mi amiga Charlie contrató a uno una vez, pero es una bailarina famosa. Estuviste aquí con ella el año pasado, ¿verdad? —precisamente cuando no se había molestado en ir a verla.
¿Por qué no podía llegar a entender a Justice? La apoyaba tanto y era tan simpático y sexy, pero nunca antes había hecho intención de acercarse. ¿Qué significaba eso? Necesitaba que la ayudara con Steve y le gustaba tenerlo cerca, pero ¿estaría pagando un precio demasiado alto por eso?
«No te desvíes del tema», se dijo.
—Bueno, sigamos con lo del guardaespaldas. La mayoría logramos vivir nuestro día a día sin protección. Así que, ¿quién es ese tipo?
—No puedo decírtelo.
Ella esperó, aunque él parecía estar hablando en serio.
—De acuerdo. ¿Y significa eso que tampoco puedes decirme adónde vas a ir?
—Sí.
—¡Vaya! —no estaba segura de qué hacer con la información, aunque sí que sabía que no le gustaba—. ¿Y hablan inglés en ese misterioso lugar?
—No.
—Entonces es peligroso.
—No todos los lugares de habla no inglesa son peligrosos.
—Lo sé, pero si fueras a un lugar donde hablan inglés, probablemente, no sería peligroso. No me imagino que haya muchos peligros en la Gran Barrera de Coral, a menos que incluyamos a los tiburones.
Hizo lo que pudo por hablar con tono animado, más por el bien de él que por el suyo.
—No tienes que preocuparte por mí.
—No lo estoy. Tal vez un poco. No quiero que desaparezcas como antes.
—No lo haré. Lo prometo.
¿Esa promesa se aplicaba a ese viaje en especial o incluía toda la eternidad? Tenía la sensación de que preguntárselo la haría pasar de ser una amiga encantadora a una que daba miedo.
Wilma apareció en ese momento y les colocó el almuerzo delante. Patience le dio las gracias y agarró una patata frita mientras se preguntaba si podría confiar en que Justice cumpliera con su palabra. Quería decir que conocía a ese hombre, pero seguía siendo un misterio para ella. Sabía quién había sido, pero de aquello ya había pasado mucho tiempo.
Sabía que le gustaba y adoraba sus besos y, tal vez, aunque fuera de tontos, se metería en su cama. Pero eso no era lo mismo que confiar en él. La confianza había que ganársela. Solo esperaba que no estuviera en riesgo de enamorarse