E-Pack HQN Susan Mallery 3. Susan Mallery
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Читать онлайн книгу E-Pack HQN Susan Mallery 3 - Susan Mallery страница 29
—A Charlie le pidieron matrimonio en Times Square.
Charlie se recostó en la silla.
—¿Tenemos que hablar de eso?
—Fue maravilloso —dijo Heidi—. El prometido de Charlie es muy ingenioso y está loquísimo por ella.
—Qué bonito —respondió Isabel con tono melancólico.
—Deberías darle la gran boda que quiere —dijo Annabelle.
—No soy de bodas grandes.
Patience se preguntó si su reticencia se debía a que de verdad no le gustaban las bodas grandes o a si se sentía incómoda con lo que todo ello conllevaba: el vestido femenino y ser el centro de atención. Charlie era la persona más competente que conocía, pero al igual que todo el mundo, tenía sus propios miedos.
—Es por el vestido —apuntó Heidi confirmando lo que Patience pensaba.
Isabel la observó.
—Tengo una gran selección de vestidos que te sentarían genial.
Charlie la miró.
—Ya solo la palabra «vestido» me resulta desagradable. Nos acabamos de conocer. ¿Por qué no te estoy intimidando? Asusto a la mayoría de la gente cuando me conoce.
—Oh, lo siento —dijo Isabel con una pícara sonrisa—. La próxima vez temblaré.
Charlie miró a Patience.
—De acuerdo, me cae bien.
—Ya tenemos una nueva amiga —Annabelle las miró y los ojos se le llenaron de lágrimas—. ¡Qué bonito!
Charlie se cubrió la cara con las manos.
—Matadme directamente.
Jo volvió con sus bebidas y la charla pasó a centrarse en lo que estaba pasando en el pueblo.
—¿De verdad vais a vender Paper Moon? —le preguntó Annabelle.
—Sí, pero aún no. Les he prometido a mis padres que lo pondría todo a punto y queremos esperar hasta que pase la temporada de bodas.
—¿Y cuándo es eso? —preguntó Heidi.
—Desde finales de otoño a principios de marzo. Hay muchos compromisos para bodas que se celebrarán en junio y las novias suelen encargar sus vestidos con varios meses de antelación.
Charlie le dio un codazo a Annabelle.
—¿Lo ves? Te estarán esperando.
—Es todo un alivio.
Heidi miró a Patience.
—¿Y tenéis fecha de apertura? Estamos muy emocionadas con el Brew-haha.
—En un mes más o menos —respondió Patience poniéndole una mano en la barriga—. Yo también estoy emocionada y muy nerviosa.
—Vas a hacerlo genial —le dijo Charlie—. La ubicación es excelente y yo misma he visto ese local. Es completamente seguro.
Heidi se inclinó hacia Isabel.
—Charlie está obsesionada con el fuego. Gajes del oficio.
—Te he oído —le dijo Charlie.
—Sí y me queréis de todos modos.
—Sí, sí, a lo mejor.
Heidi se rio y Charlie volvió a centrar su atención en Patience.
—Sabes que todas estamos a tu lado para lo que necesites. ¿Estáis pensando en organizar algún equipo de trabajo?
—Sí, pero primero tenemos que terminar con las reformas.
—Avísame cuando esté terminada y me aseguraré de estar libre para ayudaros. Si hace falta, cambiaré algún turno.
Heidi y Annabelle se miraron.
—Nosotras somos unas inútiles —dijo Annabelle.
—No es que seamos inútiles, es solo que podemos ayudar menos —añadió Heidi.
—No os angustiéis —les dijo Patience—. No podéis estar cerca de pinturas ni limpiadores. Ya ayudaréis la próxima vez.
—¿Estás segura? —preguntó Annabelle.
—Lo juro —le dijo Patience y dirigiéndose a Isabel añadió—: Pero espero que tú te presentes allí temprano.
—¿Un equipo de trabajo? ¿Como cuando éramos pequeñas y todos los vecinos llegaban a ayudar con una mudanza o cosas así? ¿Todavía se hace? ¿En serio?
—Nos gustan las tradiciones —le dijo Patience.
—Se rumorea que van a abrir otro negocio —comentó Charlie—. Un sitio de artículos navideños. Lo ha dicho la alcaldesa.
—¡Me encantaría! —dijo Heidi—. ¿Y ya tiene ubicación?
—He oído que al otro lado del parque y junto a la tienda de artículos de deporte —respondió Isabel—. Doblando la esquina del Brew-haha.
—Todos estamos abriendo negocios al mismo tiempo —dijo Patience—. No hay más que buenas noticias.
Heidi batió las pestañas.
—Y no olvidemos la escuela de guardaespaldas que va a abrir tu guapísimo amigo.
Patience dio un trago de refresco e hizo lo que pudo por adoptar una expresión totalmente inocente.
—Eso he oído.
—Ajá —Annabelle posó las manos sobre su barriga—. Está como un tren. Qué fuerte y protector. Son unas cualidades excelentes en un hombre.
—Somos amigos. Apenas lo conozco.
—Pues tu rubor no dice lo mismo —le dijo Charlie.
Isabel abrió los ojos de par en par.
—¿Estás saliendo con Justice?
—No. Lo he visto por el pueblo y ha venido a cenar a mi casa con mi hija y con mi madre —añadió negándose siquiera a pensar en los besos que habían compartido—. Es muy agradable.
—¿Agradable, eh? —Heidi no parecía muy convencida—. Creo que la historia no se queda ahí.
—¿Ya estáis listas para pedir? —les preguntó Jo.
—Yo sí —dijo Patience apresuradamente y ansiosa por cambiar