Kant después del neokantismo. VV.AA.

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Kant después del neokantismo - VV.AA. страница 11

Kant después del neokantismo - VV.AA. Minerva

Скачать книгу

1951, y la de Jorge Eduardo Rivera, editada en Chile por la Editorial Universitaria en 1997. Esta versión ha sido publicada a su vez por la Editorial Trotta, Madrid, 2012. En nuestro artículo se citará por la edición de Chile de 1997 (= T, seguido de número de página).

      9 Seguramente solo Nietzsche, después de Kant, se volverá un elemento tan decisivo de la propia filosofía de Heidegger, sobre todo para estimar la medida que esta guarda a su vez con su propia versión de lo que es una «historia de la filosofía».

      10 Para Heidegger, obviamente, lo de estructuralmente «incomprensible» solo puede remitir al ser: «Si ya la pregunta tí tò ón es casi incomprensible…» (GA 3, 223 / T 186).

      11 A partir de ahora: la Crítica.

      12 «Kant retrocedió ante esta raíz desconocida», GA 3, 160 / T 137.

      «¿Acaso la Crítica de la razón pura no se priva a sí misma de su tema, si la razón pura se convierte en imaginación trascendental? ¿No nos conduce esta fundamentación a un abismo?

      Kant, por el radicalismo de sus preguntas, llevó la posibilidad de la metafísica al borde de este abismo. Vio lo desconocido y tuvo que retroceder» (GA 3, 167-168 / T 142).

      Además, «… Kant, al revelar la subjetividad del sujeto, retrocede ante el fundamento que ha establecido.

      ¿Acaso este retroceso no forma también parte del resultado?…» (GA 3, 214 / T 179).

      13 Aristóteles se recupera más bien a su vez como el ejemplo culminante de otra repetición pasada, a saber, la de la filosofía griega anterior a él, que habría alcanzado en la Física una altura irrebasable que solo otra repetición, catalogable en este caso como una magnífica falsificación —la de la traducción de la lengua griega a la latina y su asimilación a las nociones fundamentales de la modernidad introducidas por Descartes, principalmente esa comprensión del hupokeímenon griego como subiectum latino—, pudo desplazar.

      14 Para el plan general de la obra, véase GA 2, § 8.

      15 En concreto, el título que correspondía a Aristóteles en la tercera sección de la segunda parte de Ser y tiempo rezaba así: «El tratado de Aristóteles acerca del tiempo, como vía para discernir la base fenoménica y los límites de la ontología antigua» (GA 2, 53 / T 63).

      16 GA 3, 205-28 / T 171-182: «Fundamentación de la metafísica en la antropología».

      17 «Quien quiera entender la Crítica de la razón pura tiene que grabarse en la mente que conocer es primariamente intuir» (GA 3, 21 / T 27).

      18 I. Kant, Crítica de la razón pura, A 154/B 193-194. Trad. P. Ribas, Madrid, 1978. Heidegger se refiere a este pasaje de Kant en GA 3, 115 / T 101. (La cursiva del texto es mía).

      19 Véase la nota 17.

      20 Pero ¿se bifurcan de verdad dos senderos, de manera que cada uno de ellos nos lleva a un fin completamente distinto y ajeno al otro, o más bien que haya dos formas (senderos) parte del juego que se juega cada vez que se elige solo uno? En ese caso, «dos» no aludiría a dos caminos objetivamente diferentes sino a la esencial ambigüedad de todo camino. Al respecto, la interpretación de F. Martínez, sin plantearlo en estos términos, abunda en la posibilidad de una doble lectura: De Kant a Hölderlin, Madrid, 1992.

      21 I. Kant, op. cit., A 15/ B 29.

      22 Heidegger se refiere a este pasaje de Kant (A 78/B 103) en GA 3, 63 / T 59: «La síntesis en general es, como veremos más adelante, el mero efecto de la imaginación, función ciega aunque indispensable del alma, sin la cual no tendríamos conocimiento alguno, mas de la cual rara vez llegamos a ser conscientes».

      23 De nuevo resulta relevante aquella cita de Heidegger (nota 12): «¿Acaso la Crítica de la razón pura no se priva a sí misma de su tema, si la razón pura se convierte en imaginación trascendental? ¿No nos conduce esta fundamentación a un abismo?» (GA 3, 167-168 / T 142).

      24 GA 3, 175 / T 148.

      25 GA 3, 191 / T 161.

      26 GA 3, 195 / T 164.

      27 «Puesta, como en efecto lo está, al principio de la Crítica de la razón pura, la estética trascendental es ininteligible en el fondo» (GA 3, 145 / T 125). En este punto, el propio Heidegger encontraría legítima la reducción lógica de la Escuela de Marburgo, pues la misma estética, considerada por separado, no muestra su completo potencial. En todo caso, la división entre la estética y la lógica solo es expositiva, pero por eso mismo engañosa.

      28 GA 2, 16 / T 35.

      29 «La angustia así entendida, es decir, entendida de modo ontológico-fundamental, le quita de raíz a la cura (Sorge) la irrelevancia de una estructura categorial. Le otorga la precisión necesaria y propia de un carácter existencial fundamental y, de este modo, determina la finitud que hay en el Dasein no como una propiedad previamente existente, sino como el temblor permanente, aunque casi siempre escondido, de todo cuanto existe» (GA 3, 238).

      ÁNGEL PRIOR OLMOS

       Universidad de Murcia

      En no pocas ocasiones Hannah Arendt adopta el punto de vista de la crítica como posición propia, la que coincide con su peculiar forma de entender la filosofía en el contexto de una época, la moderna, caracterizada por la disminución cada vez mayor del papel de la filosofía, que ha quedado condenada, después de la dependencia de Descartes respecto a Galileo, a ir siempre detrás de los científicos y sus descubrimientos.1 Las dos opciones abiertas entonces para la filosofía serían la epistemología, por ejemplo, la preocupación por una teoría total de la ciencia que los científicos no necesitaban, o pasar a lo que Hegel deseaba que fueran, órganos del Zeitgeist, portavoces del talante general de la época.2

      Con la oposición a epistemología y hegelianismo como únicos caminos para la filosofía en el período, en otro matiz, de la inversión de la relación entre contemplación y acción (parágrafo 41 de La condición humana), Arendt expresamente apela a la filosofía crítica. Así, en las Conferencias sobre la filosofía política de Kant, de otoño de 1970, en la New School de New York, en concreto en las conferencias quinta, sexta y séptima, alaba la empresa y la clarividencia de Kant al escribir una obra filosófica con ese nombre de crítica, lo que constituye un caso único, apenas seguido posteriormente en las obras de Marx y Sartre. Podemos resumir en cuatro los rasgos más destacados por la autora de esa noción de filosofía. En primer lugar, las connotaciones de distanciamiento asociadas a la crítica, la utilidad negativa por ella subrayados y que entroncan con su carácter ilustrado, del que Arendt se reivindica también. Apelando a Jaspers, se trata de «hacer ‘pura’ la razón, asegurar que ni la experiencia ni la sensación interfieran en su actividad».3 Todo debe someterse a la crítica. La religión y la legislación pretenden escapar de

Скачать книгу