Al oriente del Edén. Francisco López Taboada

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Al oriente del Edén - Francisco López Taboada

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justo antes de iniciarse el gran cataclismo.

      Nuestro Señor es un Dios que también se ocupa de los detalles y tuvo la delicadeza de demorar su juicio contra la humanidad corrupta, hasta ver morir de muerte natural al último de sus grandes patriarcas de la antigüedad. ¡Todo un privilegio lleno de amor y misericordia de parte de Dios hacia los que aman a Dios y confían en Él! Prosigamos, pues, la meta del supremo llamamiento poniendo los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.

      LAMEC

      Llama la atención cómo los años de vida de Lamec son muy inferiores a la media de vida esperada para la gente que vivió antes del diluvio, que con 777 años es el hombre que vivió menos años (excepto Enoc a quien Dios se lo llevó) entre todos los patriarcas antiguos. También es chocante que la cifra sea tres veces 7, sabiendo que el siete nos habla de perfección. Ahí lo dejamos para que meditéis en ello.

      Lo que sí sabemos es que murió en el momento señalado por Dios, 5 años antes del diluvio, según su misericordia, como también sucedió con su padre Matusalén, como vimos antes. Lamec tuvo un hijo a los 182 años y le puso por nombre Noé, en quien supo ver la mano de Dios y que este chico traería alivio en la penosa carga de trabajar en una tierra que había sido maldita por por causa de la caída del hombre, y corrompida hasta la saciedad por este, una sociedad donde la perversión y la violencia habían llegado a cotas extremas, como veremos más adelante.

      Este Lamec, que proviene de la genealogía de Set, es exactamente lo contrario de lo que sucedió con el otro que provenía de la descendencia de Caín, quien destacó por su maldad, por corromper el orden matrimonial que Dios estableció y por su extremada violencia. El ocupa el 7º lugar en la descendencia de Caín, mientras que éste tiene un ‘3 veces 7’ en su haber. ¡A Dios sea toda la gloria!

      NOÉ

      Muy poco diremos aquí sobre Noé, ya que en los próximos capítulos nos dedicaremos a meditar sobre su persona, sobre el tiempo que le tocó vivir, la obra de juicio y a la vez de redención de Dios, utilizándole a él como un instrumento de salvación en sus manos, la constitución del ser humano, el hombre viejo, y el hombre nuevo. Y esto será hasta el final de la ˝Tercera Gran Historia de la Humanidad˝, que acaba al final del capítulo 9, en el 9:29.

      El Nombre de Noé proviene del hebreo «Noákj», que significa ‘quieto’, ‘reposado’, ‘lugar de reposo’, que viene de la raíz «núakj», que quiere decir ‘descansar’, establecerse’, ‘morar’, ‘dar consuelo’, ‘paz’, ‘descanso’, ‘quietud’, ‘reposo’, entre otros (Strongs 5117, 5118). De Noé decimos que es un ‘tipo’ de Cristo, porque gracias a él la tierra descansó de la violencia, tal cómo había sido el deseo de su padre Lamec. Llevó a su familia y a toda la humanidad a una nueva oportunidad ante el Señor, en una nueva tierra, y nos condujo a un ‘Nuevo Pacto’ y una nueva ‘Relación’ con Dios. Pero de eso iremos hablando los próximos días.

      Momento de Reflexión:

       ¿Sabiendo que ahora eres una nueva creación, crees que das al Señor toda la honra y la gloria que sólo Él merece?

       Las vidas de los patriarcas de la antigüedad son un ejemplo de sabiduría y piedad ¿Seguiremos su ejemplo?

       ¿Estamos dispuestos a agradar a Dios todos los días de nuestra vida y andar en sus pasos?

       ¿Crees que los patriarcas pueden ser para ti un ejemplo de sabiduría, fe y confianza en el Señor?

       CAPÍTULO 4

      Génesis 5: 21 - 32

      “Después que engendró a Matusalén, caminó Enoc con Dios trescientos años, y engendró hijos e hijas. Así, todos los días de Enoc fueron trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque lo llevó Dios… Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, engendró un hijo y le puso por nombre Noé, pues dijo: «Éste nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos en la tierra que Jehová maldijo.» Después que engendró a Noé, Lamec vivió quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. Así, todos los días de Lamec fueron setecientos setenta y siete años, y murió…’’ (Gén. 5: 21-32)

      Son muchos los hechos que podemos resaltar de los grandes hombres de fe que vivieron antes del diluvio universal, de quienes podemos aprender muchas lecciones para nuestro caminar diario con Dios. Las Escrituras nos hablan de 10 personajes, que por su piedad y temor de Dios se convirtieron en los primeros patriarcas de la humanidad. Estamos seguros que hubieron muchas otras personas que fueron ejemplo de fe y piedad en aquellos tiempos, pero el Espíritu Santo puso a esas 10 personas como ejemplo para nuestra enseñanza, teniendo en cuenta que cada uno de ellos destacó por una o más cualidades de su carácter en el servicio al Señor y a su comunidad, las cuales son dignas de imitar por todos nosotros.

      Haremos una lista de esas cualidades que formaron el carácter de esas personas, que la Escritura resalta para nuestro bien y que deberíamos ser imitadores, como también de Cristo, el cual las contenía todas en grado sumo. El carácter que desarrollaron por su íntima comunión con Dios, nos da un perfil común a todos ellos el cual indicamos a continuación:

      – Vivieron y se condujeron como «hijos de Dios».

      – Reflejaron el carácter de Dios en sus vidas.

      – Buscaron insistentemente restablecer la ‘relación’ con Dios.

      – Encontraron en Dios su principal refugio.

      – Supieron transmitir la piedad y el amor de Dios a sus descendientes.

      – Recibieron la bendición de una vida prolongada.

      – Caminaron en íntima Comunión con Dios.

      – Se convirtieron en Amigos de Dios.

      – Avanzaron persistentemente hacia la meta del Supremo Llamamiento.

      – Recibieron en vida un galardón de parte de Dios.

      – Vivieron ‘Com-Pasión’ y murieron según ‘Su’ misericordia.

      – Todos entraron en Su Reposo.

      Creo que éste es un perfil que deberíamos hacer nuestro y es evidente que todos los creyentes estamos llamados a imitar.

      VIVIERON Y SE CONDUJERON COMO «HIJOS DE DIOS»

      Cuando pensamos en Adán y Eva debemos reconocer que lo que más recordamos de ellos es la transgresión de la Ley de Dios y su expulsión del Paraíso. Sin embargo, a pesar de que eso significó un gran cambio para la humanidad, se arrepintieron, vivieron como hijos de Dios confiando en su benevolencia, y abrieron el camino para que un día nosotros, tú y yo, pudiéramos llegar a ser llamados ‘hijos de Dios’ por la fe en Jesucristo y la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas (Juan 1:12-13). Quién mediante la fe nos hizo renacer y nos transformó en una ‘nueva creación’ para dar fruto en su nombre y nos convirtió en

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