Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I. William Nordling J.

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Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I - William Nordling J. Razón Abierta

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naturalmente inseparables, tienen un propósito y siempre están en relación con otras personas, por el interés del análisis distinguimos las siguientes estructuras o capacidades de la naturaleza humana, que están a disposición de cada persona en la búsqueda de sentido y de su realización.

      VII. Relacionalmente interpersonal

      Los humanos son naturalmente sociales, con inclinaciones y necesidades de familia, amistad, vida en sociedad y otras relaciones interpersonales.

      1. Receptivo e interpersonal. Las personas son intrínsecamente receptivas y están orientadas hacia otras personas. Esta orientación se expresa a través de actos comunicativos en los que se recibe y da. Y, lo que es más, los actos sociales sirven al progreso personal únicamente en la medida en que sirven al bien de las demás personas y al bien común (1 Jn 3: 17-18).

      2. Centrado en el amor. La máxima expresión de la comunicación interpersonal es el amor, que es entrega de uno mismo, también conocido como la virtud de la caridad (philia y agape-). Aunque tiene una unidad de propósito, el amor adopta diferentes formas en función del tipo de relación interpersonal de que se trate. Informa e interconecta todas las otras virtudes, a las que también sirve, especialmente las virtudes relacionadas con las relaciones, como la justicia, la religión, la castidad, el coraje y la obediencia (1 Jn 4:8) (véase la premisa XI, punto 3, sobre los «Tipos de amor humano»).

      3. Relación con Dios. Los seres humanos tienen un deseo natural de conocer, amar y estar unidos a Dios, que no solo es el creador (causa primera) y sustentador (causa eficiente) de la vida humana, sino también su fin último (causa final). Por lo tanto, es apropiado que las personas entren en prácticas religiosas (como la oración, los rituales, las lecturas de las Escrituras y los sacramentos, y otras expresiones de fe, esperanza y amor) con el fin de adorar, respetar y amar a Dios (Jn 1:12-13).

      4. Las relaciones conyugales y el significado conyugal del cuerpo. La institución natural del matrimonio se basa en la complementariedad conyugal de los sexos y en la atracción por el sexo opuesto (véase la premisa IV, punto 3, «O varón o mujer»). Este tipo de matrimonio implica un compromiso de alianza de por vida y el don de uno mismo (unión). Este amor se formaliza en el matrimonio monógamo, abierto al don de la nueva vida (procreación) y comprometido con los bienes de la familia, incluida la santidad de los cónyuges. En el sacramento del matrimonio, Dios provee de gracias a los cónyuges para que enfrenten los desafíos de intimidad, fidelidad y familia. En respuesta a una llamada a la santidad, algunas personas se comprometen a tener relaciones matrimoniales célibes con Dios para amar y servir a Dios y a su pueblo (Gn 2:18-24).

      5. Familia. La relación interpersonal se desarrolla primero en la familia, que es la unidad básica de la sociedad. Los seres humanos tienen tanto una necesidad natural de familia como inclinaciones naturales para establecer familias, es decir, inclinaciones hacia los bienes del matrimonio, la procreación y la educación de los hijos (Lc 2:51). Todas las familias, independientemente de su estructura, merecen apoyo, incluida la ayuda ante las dificultades con las que se enfrentan.

      6. Amigos. La amistad contribuye a la realización humana. Subraya las relaciones de afecto, compañerismo e intimidad basadas en el mutuo don de uno mismo y en compartir de forma común el bien, diferente al amor sexual (Jn 15:15).

      7. Comunidades. Los seres humanos se encuentran en comunidades de personas, expresadas en contextos socioculturales, cívico-políticos y basados en la fe, todos los cuales conforman a las personas, sin determinarlas totalmente. Los humanos contribuyen a la comunidad trabajando y expresando su responsabilidad por los demás. La amistad sirve como fuerza de unión para la comunidad (Ef 4:4-13; Sal 122:1-2).

      VIII. Sensorial-perceptual-cognitiva

      Todo ser humano ejerce capacidades sensoriales-perceptivas-cognitivas prerracionales, como una unidad cuerpo-alma. Estas capacidades prerracionales sirven como una importante base para las dimensiones racionales humanas lingüísticas, interpersonales y morales, así como para otras capacidades cognitivas superiores tan fundamentales para el carácter único de la vida humana.

      1. Receptividad al mundo exterior. La persona recibe y busca el conocimiento básico de otras personas, del mundo y de sí misma a través de los instintos, de sus sentidos primarios y de las percepciones de orden superior, así como de conocimientos prerracionales y racionales.

      a. Las bases biofisiológicas del conocimiento incluyen instintos de tipo visual, táctil y de supervivencia, así como una curiosidad intrínseca. En este Meta-Modelo, estas características sirven como inclinaciones naturales hacia la bondad y la relación, que tienen como objetivo la realización.

      b. Los cinco sentidos primarios y sus órganos o sistemas proporcionan un contacto único con el mundo y la realidad perceptibles. Son medios de base biológica que permiten reunir información particular e interpretar los estímulos.

      c. Las percepciones de orden superior y las cogniciones prerracionales procesan los instintos y los sentidos primarios. Las percepciones internas de orden superior, junto con la experiencia de percepción sensorial más simple, proporcionan a la persona un medio para ser receptiva a los objetos, las personas y el significado. Sin embargo, las percepciones y cogniciones prerracionales de orden superior son distintas de la cognición racional de orden superior y contribuyen a ella.

      2. Los cinco sentidos primarios. Denominados tradicionalmente «sentidos externos», los cinco sentidos primarios se clasifican como visión, oído, olfato, gusto y tacto. Cada uno de estos sentidos reúne información particular, y juntos producen la experiencia más amplia, única y activa de las personas.

      a. La visión es el más abstracto de estos sentidos. Es valiosa debido a la información que proporciona sobre las fuentes de vida y los peligros y, en niveles más altos, es una parte instrumental de la comunicación del significado y la belleza.

      b. El oído añade una mayor experiencia de la realidad externa gracias a su función básica en el proceso de comunicación y, en niveles más altos, en el lenguaje hablado y la música.

      c. El sentido del olfato es una capacidad que nos permite percibir el olor distintivo de cada uno de los objetos y situaciones que nos permiten la autosupervivencia (por ejemplo, el fuego y los alimentos) y, en un nivel superior, nos permite llegar al conocimiento y el recuerdo de los demás (por ejemplo, el olor de las galletas nos recuerda a la abuela).

      d. El sentido del gusto nos permite determinar si los alimentos son comestibles o están estropeados. El placer que aporta ayuda a las personas a realizar una de las actividades humanas más necesarias, la alimentación. A un nivel más alto, forma parte integrante del ritual y la celebración.

      e. El tacto y el dolor se relacionan con sistemas táctiles y de dolor generalizados. El tacto proporciona el tipo más específico de contacto sensorial con otras personas y el mundo. Y, en un nivel más alto, media entre la conexión y el apego hacia otras personas, que son necesarios para la vida y la realización. El dolor tiene una gran relevancia en el proceso de conocimiento de los límites y de la supervivencia física.

      La ciencia aporta una rica comprensión del funcionamiento de estos sentidos primarios, sus órganos y los sistemas neurológicos gracias a los cuales funcionan. También ha proporcionado un mayor conocimiento de las percepciones y procesos sensoriales, relacionados o complementarios, como son la percepción del equilibrio y el movimiento, conocido como sentido vestibular. Existe, además, una percepción sensorial propioceptiva-cinética,

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