Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I. William Nordling J.

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Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I - William Nordling J. Razón Abierta

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los cuarenta años siguientes, ha habido importantes desarrollos en la psicología, pero ninguno tan radicalmente novedoso como las primeras teorías y, sobre todo, ninguno que represente visiones del mundo hostiles al cristianismo. De hecho, los terapeutas cristianos han integrado con facilidad estas teorías más recientes en su práctica. La terapia cognitivo-conductual (TCC) trataba al ser humano como un agente relativamente racional y libre, y trataba de forma diferente los diversos problemas mentales específicos que aparecían en la terapia. No era una gran teoría de la personalidad. En la psicología cognitiva-conductual, la comprensión de la persona no era tan diferente del énfasis premoderno en la mente consciente y la razón. Como resultado, los psicoterapeutas cristianos, junto con muchos otros, se han adaptado fácilmente a este tipo de psicoterapia y han admirado las útiles innovaciones teóricas y metodológicas desarrolladas por sus principales fundadores, como Aaron Beck (1979) y Albert Ellis (1962), poniendo entre paréntesis visiones del mundo más amplias y menos favorables a los cristianos. Albert Ellis era muy hostil a la religión, y a menudo se sorprendía del entusiasmo y apoyo que su enfoque cognitivo y de comportamiento recibía en los círculos cristianos. Además de la TCC, la teoría del apego (Cassidy y Shaver, 2018) ha constituido una contribución importante y más reciente a la psicología. Esta comprensión, ya bien aceptada, iniciada por John Bowlby (1969, 1973 y 1980), y medida por primera vez por su alumna Mary Ainsworth (1978), se centra en el vínculo de apego madre-hijo, e identifica su importancia para conseguir el posterior desarrollo mental saludable del niño. El apego entre madre e hijo, o padre e hijo, es una forma particular de explicar la importancia del amor o del vínculo humano positivo. De nuevo, esta literatura ha sido fácilmente aceptada por los psicólogos cristianos; de hecho, la han acogido como una validación de la importancia de las relaciones entre padres e hijos, el matrimonio y la familia en el desarrollo humano.

      La reciente introducción del concepto de perdón en la psicoterapia es otra importante contribución de la psicología contemporánea, y obviamente apoya una comprensión cristiana tanto de la persona como de la manera de resolver eficazmente muchas formas de sufrimiento mental. Las contribuciones del psicólogo protestante Everett Worthington (1998, 2003, 2006) y del psicólogo católico Robert Enright (Enright y Fitzgibbons, 2015) los convierten en los dos principales fundadores de este enfoque. Tanto Worthington como Enright han sido capaces de formular enfoques teóricos y metodológicos para la terapia de perdón, que son aceptados tanto en los círculos cristianos como en los seculares.

      Otra novedad importante en el ámbito de la psicología ha sido el movimiento de psicología positiva iniciado y dirigido por Martin Seligman (1990, 2003; Seligman y Csikszentmihalyi, 2000; Peterson y Seligman, 2004). Este movimiento ha identificado ciertas cualidades —que se interrelacionan, a veces muy estrechamente, y a veces menos, con las virtudes tradicionales— como importantes para la realización psicológica de todos los humanos. Estos psicólogos no han introducido nuevas ideas básicas, sino que están presentando una nueva forma de medir las virtudes y de comprender las condiciones por las que los humanos aprenden y son capaces de practicar las diferentes virtudes. La filosofía y la teología han conceptualizado durante largo tiempo las virtudes, tanto en las tradiciones occidentales como en las no occidentales (véase Peterson y Seligman, 2004, capítulos 1-3). No obstante, y a pesar de su importancia teórica, empíricamente se conocía poco de las condiciones y prácticas que desarrollan la comprensión de las virtudes, que permiten su expresión fiable en la vida cotidiana de los clientes y que presentan las virtudes como una forma de abordar los problemas de salud mental. Así pues, la psicología contemporánea tiene mucho que aportar a nuestro conocimiento de las virtudes y su uso en la psicoterapia. Pero el énfasis general en las virtudes en sí ha formado parte durante mucho tiempo de la tradición cristiana, que ha ofrecido prácticas espirituales y litúrgicas que permiten sanar y desarrollar a la persona, a través de las virtudes, en relación con diferentes vocaciones y formas de vida.

      Otro factor favorable al apoyo intelectual de los cristianos a la psicología es que la comprensión de los efectos de la religión en la vida de las personas ha cambiado mucho en la última generación. En los primeros años de la psicología moderna, la religión se consideraba a menudo como una patología mental o como una neurosis o ilusión cultural a gran escala (por ejemplo, el libro de Freud El porvenir de una ilusión, 1927). Incluso aquellos psicólogos, como Jung, que tenían cierta simpatía por la religión, especialmente de tipo espiritual, solían ser críticos con el cristianismo. (Para consultar revelaciones relativamente recientes de las posiciones gnósticas y anticristianas de Jung, véase la correspondencia recientemente publicada de Jung con White, en Lammers y Cunningham, 2007; Noll, 1994, 1997). Los psicólogos que no se oponían personalmente a la religión solían tener la opinión de los humanistas seculares de que esta era una comprensión inmadura de la vida que estaba en proceso de desaparecer. Sin embargo, en los últimos decenios ha habido numerosos estudios que demuestran que la persona religiosa con una motivación religiosa intrínseca es más feliz, más sana y vive más tiempo que los que no lo son (véase Bergin, 1983; Larson y Larson, 1991; Koenig, King y Carson, 2012). Esta investigación sobre los beneficios positivos de la religión en el bienestar médico y psicológico es en la actualidad generalmente aceptada.

      Por último, se ha producido un cambio en el tipo de personas que deciden convertirse en profesionales de la salud mental y también en el tipo de personas que buscan ayuda para sus problemas de salud mental. Cuando la psicoterapia comenzó, los profesionales de la salud mental tendían a venir de un entorno relativamente estrecho y secular. En consecuencia, la mayoría de los profesionales de la salud eran laicos o agnósticos y, en cualquier caso, era mucho menos probable que tuvieran más poso religioso que la mayoría de las personas, en especial en Estados Unidos. Durante los primeros años de la psicoterapia, la mayoría de los pacientes también tendían a proceder de un origen religioso escéptico o muy diluido, ya fueran de origen cristiano o judío. Sin embargo, en los últimos decenios, la gama de profesionales de la salud mental se ha ampliado más allá de la psiquiatría y la psicología. Ahora se incluye el trabajo social clínico, los counselor profesionales y los terapeutas matrimoniales y familiares, y se ha desarrollado un número cada vez mayor de programas de formación en psicología cristiana integradora (por ejemplo, en el Seminario Teológico Fuller, la Escuela Universitaria Wheaton, la Universidad de Regent y el Instituto de Ciencias Psicológicas de la Universidad de la Divina Misericordia). Esta nueva situación ha dado lugar a la aparición de muchos más profesionales de la salud mental que son religiosos, en particular cristianos. Aunque en promedio los profesionales de la salud mental todavía tienden a ser menos religiosos que la población en general, actualmente existe un grupo muy importante de profesionales cristianos, con sus propias asociaciones profesionales (por ejemplo, la Asociación Cristiana de Estudios Psicológicos, la Asociación Americana de Consejeros Cristianos, la Sociedad de Psicología Cristiana y la Asociación Católica de Psicoterapia). Estos programas y asociaciones de formación profesional también han fundado revistas académicas (como Journal of Psychology and Religion, Journal of Psychology and Christianity, Journal of Psychology and Theology, Edification, y recientemente la revista electrónica Christian Psychology around the World, y, también de próxima aparición, The Catholic Journal of Psychology and Mental Health Practice, de la Universidad de la Divina Misericordia).

      Además, con el crecimiento del campo de la psicoterapia, cada vez más pacientes son religiosos. De hecho, el clero dirige a muchos miembros de la iglesia hacia la psicoterapia. Con la experiencia directa de los clientes religiosos, muchos psicólogos han abandonado su anterior conjunto de categorías, bastante prejuiciadas, y han llegado a entender la religión como una ayuda potencial para la psicoterapia o, al menos en la mayoría de los casos, como algo no perjudicial. También ha ayudado a que muchos psicólogos contemporáneos admiren y respeten verdaderamente a sus clientes, incluso cuando provienen de orígenes muy diferentes. De forma complementaria, la Asociación Americana de Psicología y otras organizaciones conexas han aceptado la espiritualidad como una forma de diversidad que debe respetarse durante la terapia.

      En

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