Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I. William Nordling J.

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Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I - William Nordling J. Razón Abierta

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Varios colaboradores en el campo del counseling y la psicoterapia también han integrado múltiples teorías e investigaciones sobre la persona, lo que ha producido una visión enriquecida de la persona en sus modelos de terapia, por ejemplo, la terapia centrada en las emociones (Greenberg y Goldman, 2018), el método Gottman de terapia de parejas (Gottman, 1999) o la terapia de mejora de las relaciones (Guerney, 1977; Scuka, 2005).

      En este punto, se podrían plantear una serie de preguntas sobre si realmente existe la necesidad de que el Meta-Modelo Cristiano Católico de la Persona sirva como un nuevo marco en el campo de la salud mental. Y, si tuviésemos paciencia, ¿no podrían llegar a descubrirse y finalmente incluirse la mayoría de los aspectos «descuidados» de la personalidad que abarca el Meta-Modelo? ¿No podrían las fuerzas de integración existentes en el campo de la salud mental, con el tiempo, llegar a unir todas sus teorías parciales? Creemos que esto no se producirá, por las razones que exploramos brevemente a continuación. A lo largo de todo este texto, se ofrecen respuestas más desarrolladas a cada una de estas preguntas.

      ES NECESARIO UN MARCO INTEGRADOR

      Las teorías parciales de la persona existentes en el campo de la salud mental no son simples piezas del mismo rompecabezas esperando a ser combinadas. Sin el marco unificador que el Meta-Modelo representa, las piezas no pueden encajar tan fácilmente. Las numerosas teorías o perspectivas parciales sobre la persona disponibles actualmente en el campo de la salud mental se contradicen entre sí, en especial en los aspectos referentes a sus suposiciones fundamentales sobre la persona, y con mayor frecuencia en el énfasis relativo que debe prestarse a las diferentes capacidades de la persona. Por ejemplo, cuando se aborda la cuestión de si la persona dispone de volición o libertad, la conclusión ha variado en el tiempo: desde una visión de la persona completamente determinista (este es el caso del conductismo radical), pasando por una visión en la que la libertad queda seriamente comprometida (este es el caso tanto del conductismo moderno como de la teoría psicoanalítica clásica), hasta el supuesto de que la persona es esencialmente libre (que es el caso de las escuelas existencialistas).

      Aún más frecuente es el desacuerdo entre las teorías de la personalidad y los modelos de terapia con respecto a la atención que debe prestarse a las diversas dimensiones de la persona. Por ejemplo, tanto en la teoría como en la práctica clínica, existe una división entre quienes defienden que el individuo supone el nivel de análisis más importante y quienes consideran que el nivel más importante es el diádico, o incluso el sistema familiar, y que son estos los que hay que enfatizar principalmente. Esta distinción no es un tema nimio dentro de este campo, ya que estas dos perspectivas no siempre han coexistido pacíficamente. Solo hay que considerar que, durante los primeros cincuenta años de la historia de la psicoterapia, cuando dominaba la psicoterapia individual, no existían teorías o modelos significativos que abordasen la terapia de pareja, marital o familiar (Gurman, 2002). Esta división también se pone de manifiesto en la decisión, no infrecuente, de los profesionales clínicos de trabajar casi exclusivamente con individuos —desde una perspectiva psicodinámica u otra centrada en el interior— o, alternativamente, de trabajar con parejas, padres, familias (e individuos) —desde una perspectiva de sistemas familiares— incluso cuando se abordan problemas similares.

      Un enfoque MMCCP facilita una comprensión más completa de la persona, ayudando al profesional clínico en su tarea de identificación y contextualización de las verdades más importantes sobre la persona que aportan las diversas teorías parciales. Por todas estas razones, el Meta-Modelo permite incorporar los valiosos conocimientos del conductismo, en relación con el aprendizaje humano, y reconocer el importante impacto del entorno de la persona, a la vez que modera una visión que podría limitar en exceso la libertad humana. Asimismo, permite reconocer las importantes ideas sobre la libertad humana que se extraen de las escuelas existencialistas, excluyendo la idea de algunas de estas escuelas de que la persona es casi completamente libre y capaz de crear su propia naturaleza. El Meta-Modelo aboga por la formación de los profesionales de la salud mental para que sean capaces de conceptualizar e intervenir, tanto a nivel interior y dinámico del individuo como a nivel diádico o de sistemas, en lugar de limitarse a un único nivel de análisis.

      ES NECESARIO UN MARCO AMPLIO

      Necesitamos disponer de un marco o Meta-Modelo que sea lo suficientemente amplio como para incluir todas las teorías actuales de la personalidad, así como las diferentes comprensiones de la persona, ya provengan de modelos terapéuticos integradores de investigaciones válidas existentes o emergentes. Ese Meta-Modelo debe incluir, además, áreas esenciales de la persona que las ciencias psicológicas han descuidado o que, sin la ayuda de la filosofía y la teología, no se pueden explorar adecuadamente. Estas áreas más amplias incluyen la vocación y la virtud, una naturaleza humana normativa, la relación con Dios (el Trascendente), así como la importancia de vivir una vida moral y el significado contenido en el sufrimiento. El MMCCP postula que un marco integrador sintético que permita entender a la persona puede basarse en las tres tradiciones de sabiduría: las ciencias psicológicas y el campo de la salud mental, la tradición filosófica más amplia (una tradición filosófica cristiana), y la tradición teológica católico-cristiana. Este marco integrador y sintético, el Meta-Modelo, permite unificar las diversas teorías psicológicas parciales existentes de la persona, proporcionando así un marco más amplio para fundamentar la práctica de la salud mental.

      ES NECESARIO UN ENFOQUE INTEGRADO DE LA CAPACITACIÓN Y LA PRÁCTICA CLÍNICA

      En la formación de postgrado suele ocurrir que las teorías de la personalidad se presentan bajo un estilo tipo «encuesta», sin integrar en un marco general, y que a los estudiantes se les presentan en profundidad solo unos pocos métodos terapéuticos integrados. Este enfoque educativo hace que los nuevos profesionales clínicos carezcan de un marco integrador para la comprensión de la persona (como el que representa el Meta-Modelo) como base de trabajo para la práctica clínica. La capacitación de postgrado en nuevos modelos de psicoterapia y counseling, junto con una experiencia clínica continua, facilita cierta ampliación de la comprensión de la persona por parte de los profesionales clínicos, aunque esto quede a menudo contrarrestado con la tendencia de los profesionales clínicos a convertirse en expertos solo en ciertas áreas de la práctica, así como por su tendencia a depender cada vez más de unos pocos modelos de intervención terapéutica seleccionados. Por consiguiente, la necesidad de un enfoque MMCCP, que constituya un marco para la capacitación en materia de salud mental y en la práctica profesional, se ve respaldada por una combinación de factores: el fracaso de la formación de postgrado para proporcionar al profesional de la salud mental una comprensión integral de la persona; la limitada integración que se produce, incluso en los modelos terapéuticos más integradores; el hecho de que incluso los profesionales clínicos maduros dominen solo unos pocos de estos modelos integradores, de modo que, colectivamente, los numerosos pequeños esfuerzos de integración no llegan a traducirse en la adquisición o manejo de una rica comprensión de la persona en el trabajo clínico diario, y, por último, las limitaciones que crea la especialización profesional. (Consulte el capítulo 20, «Principios para la formación», si desea estudiar la forma en que el Meta-Modelo puede enriquecer la formación de los profesionales de la salud mental).

      Una última cuestión que podría plantearse en esta parte es si ese marco multidisciplinar, que tiene por objeto integrar las verdades sobre la persona desde las perspectivas psicológica, filosófica y teológica, es metodológicamente posible. Esta pregunta nos lleva inmediatamente a la necesidad de exploración de la naturaleza de la verdad y la relación existente entre la fe, la razón y el método científico adoptado por la psicología contemporánea. Este breve capítulo introductorio solo puede enunciar la conclusión de que sí es posible. El desarrollo satisfactorio de la argumentación de esta conclusión se deja para todo el libro. No obstante, la base más importante para llegar a esta conclusión se explora en más detalle en el capítulo

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