Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I. William Nordling J.

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I - William Nordling J. страница 8

Un Meta-Modelo Cristiano católico de la persona - Volumen I - William Nordling J. Razón Abierta

Скачать книгу

respeto por la singularidad de cada uno de ellos. Un importante avance en el campo de la salud mental es el creciente reconocimiento de la bondad fundamental de la cultura, y más ampliamente la incorporación a ella del respeto a la diversidad. El Meta-Modelo facilita este desarrollo, añadiendo algunas ideas sobre la singularidad de la persona y la importancia de la cultura. En el caso del Meta-Modelo, el respeto a la diversidad comienza a nivel del individuo. Este cliente específico es reconocido como persona única e irrepetible, que dispone de una vocación única. Por ejemplo, supongamos el caso de una cliente que es una mujer casada, creada únicamente por Dios y llamada a ser la esposa de un hombre y madre de un niño. Esta persona dispone de un conjunto único de talentos, está llamada a una vida única de servicio, dirigida a traer la bondad al mundo. Ella es amada por Dios y está llamada a responder a una relación única con Dios (el Trascendente).

      Además, el Meta-Modelo ayuda a la atención al cliente, añadiendo matices a la comprensión y valoración de la cultura de cada uno de ellos, así como otros, como pueden ser los aspectos relacionados con la diversidad. En el Meta-Modelo, la cultura se considera como fundamentalmente buena, ya que enseña y facilita muchos bienes humanos básicos, que permiten alcanzar la prosperidad, facilitando a la vez las relaciones personales y de comunidad; las normas morales y su contribución para vivir una vida digna; el trabajo, el ocio y la celebración con sentido. El Meta-Modelo aporta una comprensión realista de la cultura, en el sentido de que, aunque la cultura sea de vital importancia para formar la identidad del cliente y promover su prosperidad, esta también es imperfecta a la hora de enseñar cómo hacerlo y promover la realización de la persona.

      Por esta razón, el Meta-Modelo alienta al profesional de la salud mental a valorar y respetar la cultura, pero a la vez evita la idealización de esa cultura. Los aspectos de la cultura del cliente que fomentan la realización se consideran buenos, mientras que los aspectos de la cultura que impiden su realización se consideran barreras para el bienestar del cliente. Por ejemplo, si una cultura apoyase la fidelidad en el matrimonio, y otra no, en ese caso, y con respecto a la necesidad de fomentar el compromiso vocacional del cliente sobre el matrimonio, una cultura particular podría ser vista como una mejor maestra, al ser una buena ayuda, tanto para el cliente como para el profesional clínico.

      En resumen, el Meta-Modelo no acepta una visión relativista de que todos los aspectos de una cultura dada son inequívocamente buenos o que no hay forma de evaluar las influencias de una cultura dada como positivas o negativas. Sin embargo, esos juicios sobre la cultura no deben dejarse en manos de las experiencias subjetivas de la vida, o de los posibles prejuicios culturales del cliente o del profesional clínico. Deben basarse tanto en la naturaleza humana objetiva reconocida por el Meta-Modelo como en las sanas experiencias de cada cliente y su cultura.

      Finalmente, el Meta-Modelo ayuda a beneficiar al cliente, fomentando un profundo respeto por su derecho a tomar sus decisiones en la vida y buscar su realización siguiendo su conciencia. En el ámbito de la salud mental, uno de los principios éticos más importantes es el imperativo de que el profesional clínico evite ejercer una influencia indebida en la relación con su cliente, o que comprometa la autonomía y derecho del cliente a tomar sus propias decisiones sobre su vida. Las tentaciones de transgredir estos principios éticos son más fuertes cuando el profesional clínico cree que el cliente está cometiendo un error, que tendrá consecuencias negativas, o cuando el profesional clínico cree que existe una mejor solución para un problema. El Meta-Modelo presta un énfasis especial en el hecho de que cada cliente es fundamentalmente bueno, tiene una dignidad inherente, es volitivo o libre, es un ser moral y es responsable de discernir sus vocaciones (por ejemplo, casarse o no casarse, y qué trabajo de la vida quiere seguir). Contemplar al cliente bajo esta luz permite ayudar al profesional clínico a evitar la tentación de producir una influencia inadecuada, ya que esto violaría la libertad del cliente de prosperar siguiendo su conciencia. También ayuda a los profesionales clínicos a aceptar humildemente que no pueden saber con certeza cómo Dios está llamando a un cliente único a prosperar.

      ¿CÓMO BENEFICIA LA VISIÓN DEL MMCCP DE LA PERSONA A LA COMPRENSIÓN DEL MÉDICO DE SU IDENTIDAD COMO PROFESIONAL CRISTIANO DE LA SALUD MENTAL?

      En gran parte de esta obra examinamos la rica comprensión de la persona por parte del Meta-Modelo, que puede ser utilizada para entender a los clientes y ayudarlos en su curación, crecimiento y realización. No obstante, y dado que la visión del Meta-Modelo de la persona es igualmente aplicable a la vida de cada profesional clínico, también puede beneficiar enormemente la compresión de lo que significa ser un profesional cristiano de la salud mental.

      El Meta-Modelo enfatiza que tanto el cliente como el profesional clínico se realizan a través de sus llamadas vocacionales mediante una vida de virtud. Aunque para todos los profesionales clínicos tanto la vocación como la virtud son dimensiones importantes del ser humano, para el cristiano destacan especialmente las realidades de que a) existe una llamada a la relación con Dios que apunta a una vida santa, justa y virtuosa; b) existe una llamada a un estado vocacional que involucra profundos compromisos relacionales, amor y sacrificio (por ejemplo, el matrimonio), y c) existe una llamada al trabajo vital y otras formas de servicio como medio de amar al prójimo. Aunque estos tres tipos de llamadas vocacionales son distinguibles, en última instancia están unificadas en la vida del cristiano, se apoyan mutuamente y necesitan un equilibrio entre ellas para prosperar. Estas verdades tienen importantes implicaciones en el concepto de profesional de la salud mental cristiano.

      En primer lugar, el énfasis que aporta el Meta-Modelo en la vocación como una dimensión fundamental de la persona tiene importantes implicaciones para la identidad del profesional de la salud mental. Los profesionales cristianos de la salud mental ven en el trabajo profesional una llamada de Dios, no simplemente un trabajo. El servicio a sus clientes es visto como una forma de amar tanto a Dios como al prójimo. Mientras que los códigos éticos seculares de las profesiones de la salud mental presentan principios de aspiración de no hacer daño, así como de promover el mejor interés de los clientes y pacientes (beneficencia) (véase los códigos: American Association for Marriage and Family Therapy, 2015; American Counseling Association, 2014; American Psychiatric Association, 2013; American Psychological Association, 2017; National Association of Social Workers, 2017), los profesionales cristianos de la salud mental se sienten llamados a la ética de la caridad, aún más autodidacta (1 Cor 13; Benedicto XVI, 2005; American Association of Christian Counselors, 2014; United States Conference of Catholic Bishops, 2009). En la práctica, el amor los motiva a dar de sí mismos y a perseverar por el bien de sus clientes. Por ejemplo, mientras que un trabajo probono, o por el bien público, puede ser visto por el profesional clínico secular como algo cívico, la promoción de la justicia y el servicio a los pobres es visto como un mandamiento de Jesús, que es adoptado como una forma de vida para el profesional cristiano de la salud mental.

      En segundo lugar, los profesionales cristianos de la salud mental, aunque valoran el desarrollo de sus habilidades profesionales, reconocen que, para ser fieles a su identidad cristiana y a su vocación como profesionales de la salud mental, deben buscar ser santos y virtuosos. De hecho, humildemente, reconocen que necesitan desarrollar constantemente sus virtudes de empatía, compasión, paciencia y sabiduría práctica, necesarias para el desarrollo de su trabajo profesional. Además, los profesionales cristianos de la salud mental oran y trabajan para conseguir desarrollar sus virtudes sobrenaturales de la fe, la esperanza y la caridad. También se esfuerzan en ayudar a sus clientes, dentro del nivel natural, para ser fieles a sus compromisos de vida; a mantener su esperanza en la curación, el crecimiento y la realización, y a ser compasivos con sigo mismos y con los demás.

      En tercer lugar, al reconocer la importancia de cada una de sus llamadas, los profesionales de la salud mental entienden que deben mantener un equilibrio en sus vidas. Por ejemplo, un profesional cristiano de la salud mental casado reconoce que su vocación para el trabajo profesional debe estar equilibrada con su matrimonio y con los compromisos y responsabilidades que lo acompañan respecto a su cónyuge, hijos y vida familiar. Los profesionales de la salud cristianos

Скачать книгу