La huerta de La Paloma. Eduardo Valencia Hernán

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La huerta de La Paloma - Eduardo Valencia Hernán

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no me la quiero perder. Eso de poder leer, escribir mi nombre y saber algo de números… No creo que vuelva a tener esa oportunidad cuando salga de aquí.

      —¿No fuiste al colegio cuando eras pequeño?

      —¡Qué va! A los siete años ya estaba en la huerta y así hasta ahora. Lo único que conseguí en ese tiempo fue ahorrar para comprarme una bicicleta usada para ir a cazar a la montaña.

      —Yo tampoco fui, y ahora me arrepiento de no haberme apuntado.

      —Todavía estás a tiempo.

      —Me lo pensaré. Sabes, viéndote leer el periódico me das un poco de envidia.

      Leyendo La Vanguardia…

      —¿Qué dice el periódico, algo interesante?

      —Los destinos de siempre. Estamos de servicio de plaza hasta el domingo que viene… ¡Mira que pone aquí! Dice que se celebra un nuevo sorteo en la caja de reclutas, el número treinta y seis, y los talladores son dos sargentos del primer regimiento de artillería de montaña… ¡Bah! Seguro que hay tongo… También que el Parlamento de Cataluña presidido por el diputado Casanovas… ha aprobado una concesión de cien mil pesetas a los Juegos Populares.

      —Pobrecillos —responde Fermín— los que les toque. Jodidos dos años, Dios sabe dónde y los políticos regalando dinero a extranjeros para que se diviertan.

      —Siempre hay posibilidad de no presentarse, salir huyendo al extranjero y no volver en una temporada, ¿verdad?

      —No sería mala idea, pero… eso es deserción. ¡Qué cojones! Nos apuntamos con esos extranjeros que vienen a lo de la Olimpiada Popular y, mezclándonos con ellos, nos largamos…

      Mira, aquí proponen interesantes excursiones a la Olimpiada de Berlín a partir del 18 de julio… Desde quinientas cincuenta a mil doscientas pesetas. ¡Todo incluido! También ofrecen la mejor excursión del año a través de los Balcanes, visitando países como Yugoslavia, Rumanía, Bulgaria y Turquía a partir de mil trescientas cincuenta pesetas. ¿Tú sabes dónde están esos países?

      —Si no sé casi escribir mi nombre, voy a saber dónde está eso.

      —¡Humm! —responde Eduardo—. La pega es que tendrías que estar ahorrando tres o cuatro años para reunir ese dinero… Soñar es gratis. Y luego, imagínate, nos coge entre ceja y ceja el Hitler ese, y que Dios nos pille confesaos… ¿No dice nada del asesinato del diputado madrileño?

      —Nada nuevo que no sepamos… Aquí pone que: «O se acaba con esto inmediatamente o esto acabará con todos nosotros y con la República». Ya ves cómo está el patio. En Madrid se matan a tiros y aquí de huelga de transportes y, también, matándose a tiros, semana sí, semana no. Este país no hay quien lo entienda.

      —Ahí te quedas. ¿No vas al cine?

      —Hace meses que no voy, desde que fui a ver Ana Karenina con la Greta Garbo esa, no he vuelto a ir.

      —Anímate, hombre y, deja de pensar tanto. Con la cantidad de chicas guapas que hay por ahí.

      —Hala, ves para abajo que ya voy. Yo ya tengo en quien pensar. Lo que quiero es largarme de aquí. Eso es lo que quiero.

      —No te pongas así que es peor. Ya queda poco para que salgamos de aquí antes de que todo se fastidie.

      —Que sí, que sí. Tira ya…

      * * *

      Jueves, 16 de julio…

      Todo sigue con absoluta normalidad en el cuartel. El calor sigue siendo asfixiante y la falta de aire no permite el descanso relajante. Por la mañana se han repartido los destinos en las diferentes dependencias militares. A unos les toca el Parque; otros, el servicio de guardia principal, ciclistas y personal sanitario, pura rutina. Ese día entra como responsable el capitán médico del regimiento, Alfonso Durán Merino.

      Los avisos y sospechas de un posible levantamiento militar cobran intensidad conforme pasan las horas. La incertidumbre tiene en vilo a la mayoría de los políticos y sindicalistas. Se temen lo peor. Desde el Palau de la Generalitat, Lluís Companys intenta calmar a la población con frases tranquilizadoras a través de las emisoras locales: «Estamos expectantes ante unas horas de nerviosismo alimentado por rumores y fantasías que se irán de la misma manera que han venido».

      La táctica disuasoria propagandística no surte efecto y la tensión aumenta por momentos. El president hace cuatro meses que ha sido restituido en su cargo por el presidente de la República, siendo recibido con honores por el alcalde de Barcelona, señor Moles, después de un largo cautiverio entre rejas. Su intento de secesión a la misma República que lo ha repuesto en su cargo no le ha salido gratis. Sin embargo, ahora es diferente, los golpistas son otros, y a él le corresponde defender la República como si de él mismo se tratara.

      Las noticias que vienen del extranjero tampoco ayudan a levantar el ánimo. El rey de Inglaterra, Eduardo VIII (el futuro duque de Windsor tras su abdicación), ha sufrido un atentado del que sale milagrosamente ileso en las inmediaciones de Hyde Park. Este suceso, junto a la lejana guerra de Abisinia, comparte con las novedades provenientes de Madrid las portadas de los periódicos de larga tirada. El origen de este conflicto proviene de la ambición colonial de Mussolini por dominar el Cuerno de África, a costa de los autóctonos del lugar y de su líder espiritual y real, ¡el último descendiente de la reina de Saba!, el emperador Haile Selassie.

      Mientras tanto, en el resto de España las purgas políticas se resuelven asiduamente a pistoletazo limpio, siendo en los últimos meses la extrema derecha la que sufre numerosas detenciones policiales. Los jefes y subjefes de Falange Española son los objetivos preferidos.

      2 Foto/Postal: cuartel Jaime I en Barcelona (actual Universidad Pompeu i Fabra). Instrucción frente al cuartel, 1936. (J.V.B.). Fuente: ejercito.mde.es

      3. Foto: cuerpo de guardia del regimiento Alcántara 14. Probablemente listos para la revista. Fuente: Archivo privado familia Valencia Hernán.

      4. Situado

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