Economía española y del País Valenciano. Autores Varios

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Economía española y del País Valenciano - Autores Varios страница 33

Economía española y del País Valenciano - Autores Varios Educació. Sèrie Materials

Скачать книгу

Este valor medio se muestra muy irregular a lo largo del territorio. Por ejemplo, en la cornisa cantábrica se obtienen cifras por encima de los 700 mm/año, mientras que en la cuenca del Segura no se llega a los 50 mm/año. A esta heterogeneidad de tipo espacial habría que unir otra de carácter temporal.

      A su vez, la irregularidad temporal de los recursos hace que sólo pueda aprovecharse un pequeño porcentaje (inferior al 10%) del total de recursos naturales existentes. Con el fin de paliar esta situación tan irregular y aumentar la disponibilidad de recursos para adaptar su cuantía a los niveles de demanda, se han construido importantes obras hidráulicas de regulación como los embalses y trasvases, se ha recurrido a la extracción de aguas subterráneas o, incluso, al uso de recursos no convencionales. La mayoría de las estimaciones realizadas coinciden en señalar que la disponibilidad real de los recursos hídricos en España se sitúa en torno al 40% del total existente. La utilización de aguas subterráneas se cifra actualmente en algo más de 4.300 hm3 anuales, con los que se cubre casi el 18% de las necesidades del regadío y cerca del 30% del abastecimiento urbano. El uso de estos recursos hídricos alcanza gran envergadura en las cuencas del Xúquer y Guadiana, mientras que es bajo en el Duero, Ebro o Guadalquivir. En algunas zonas del litoral mediterráneo y en La Mancha se dan situaciones de sobreexplotación de acuíferos de consecuencias muy negativas.

      Entre los recursos denominados no convencionales cabe mencionar los provenientes de la regeneración de aguas residuales y de la desalación de aguas marinas y salobres. En el primer caso, se obtienen algo más de 400 hm3 anuales (destacando Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares, Canarias y Cataluña), que se destinan mayoritariamente al riego. Una cuantía similar se genera mediante los sistemas de desalación siendo España el primer país europeo en cuanto al volumen obtenido. De manera global, la importancia de estos recursos no convencionales es todavía muy escasa, ya que cubren sólo un 4% de la demanda total de recursos hídricos.

      En cuanto a la demanda de agua, habitualmente se identifican tres tipos: abastecimiento urbano, industrial y regadío. En el primer caso se incluyen tanto el consumo doméstico como el de aquellas actividades (industriales o de servicios) ubicadas en los núcleos urbanos. Según la Encuesta sobre el suministro y tratamiento del agua, en el 2006 se distribuyeron en España 4.698 hm3 por las redes públicas de abastecimiento urbano. Las pérdidas aparentes de agua (fugas, roturas, averías, errores de medida...) fueron estimadas en un 16,7%. En concreto, el consumo de agua potable de las familias españolas se situó en 2.616 hm3, lo que representa un consumo medio de 160 litros por habitante y día (185 l/hab./día en la Comunidad Valenciana). Aunque la evolución de este consumo es de moderado descenso respecto al 2005, habría que destacar los aumentos de tipo estacional que se registran en las zonas con mayor afluencia turística. En cuanto al regadío como destino mayoritario del agua en España, el consumo de las explotaciones agrarias ascendió a 15.865 hm3 en el 2006 (tabla 4.1), lo que supone un descenso del 3,9% con relación al 2005. Por tipo de cultivo, los herbáceos representan el 44,7% del total, mientras que si atendemos a las técnicas de riego (tabla 4.2), el tradicional riego por gravedad es la técnica mayoritaria con un 45,2% sobre el total del agua consumida. Como es lógico, el peso de la superficie regada es muy distinto en función del ámbito territorial del que se trate.

      Los desequilibrios espaciales existentes en cuanto a dotación de recursos hídricos han influido históricamente en la distribución de los asentamientos demográficos y de la actividad económica entre las distintas áreas geográficas de la península ibérica, puesto que el agua es un recurso esencial para cualquier actividad humana. La existencia de zonas con una elevada dotación de recursos hídricos frente a otras que presentan escasez hace que se invoque con frecuencia el principio de solidaridad interregional. Como es lógico, cualquier actuación dirigida a optimizar el uso de los recursos disponibles debería basarse en la utilización de mecanismos tanto de oferta como de demanda.110

       Consumo de agua por tipo de cultivo y comunidad autónoma (2006) (miles de m3)

      Fuente: Encuesta sobre el uso del agua en el sector agrario en 2006. INE (2008).

       Consumo de agua por técnica de riego y comunidad autónoma (2006) (miles de m3)

      Fuente: Encuesta sobre el uso del agua en el sector agrario en 2006. INE (2008).

      Las políticas de oferta tratan de incrementar la dotación de recursos en un área deficitaria, y el mecanismo tradicional ha sido, efectivamente, la construcción de embalses y trasvases. Sin embargo, los avances tecnológicos han hecho posible contar con otros recursos no convencionales, procedentes en su mayoría de la depuración de aguas residuales y de la desalación de agua marina (tabla 4.3). La reutilización de recursos obtenidos de la regeneración de aguas residuales debería considerarse como una necesidad irrenunciable tanto desde el punto de vista social como ambiental y sanitario. Además de rentabilizar el propio proceso de depuración, la utilización de estos recursos reduciría la presión de la demanda sobre los denominados recursos hídricos convencionales. En cuanto a la desalación, hace años que se utiliza en zonas con déficit hídrico. Lanzarote, por ejemplo, construyó su primera planta desalinizadora en 1965. En la actualidad, son casi un centenar las plantas instaladas en Canarias. También Baleares optó hace años por esta alternativa (1985, primera planta en Formentera) y ha continuado en esa línea para asegurar el abastecimiento de Mallorca y de las otras islas del archipiélago. España, con cerca de 800 plantas, ocupa el quinto lugar mundial en capacidad instalada.

       Disponibilidad de recursos hídricos en el sector agrario por comunidad autónoma (2006) (miles de m3)

      Fuente: Encuesta sobre el uso del agua en el sector agrario en 2006. INE (2008).

      En cuanto a la gestión de la demanda, dado que el sector agrícola es el mayor consumidor, es lógico pensar que es en este campo donde pueden obtenerse los mayores ahorros. La reducción de la demanda agrícola puede conseguirse básicamente cambiando el sistema de riego, de inundación a goteo, por ejemplo, mejorando las canalizaciones o incrementando el precio del agua. A este respecto, conviene insistir en el bajo coste que este recurso tiene en la actualidad para el usuario, entre otras razones, porque en el caso del regadío, debido en parte a una serie de derechos históricos, se suele cobrar en función de la superficie regada y no del volumen de agua utilizado, con lo cual no existen incentivos para disminuir el consumo. En cambio, la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea (Directiva 2000/60/CE) considera que el precio del agua debe reflejar su verdadero coste económico, incluyendo los costes ambientales y los relacionados con el agotamiento de los recursos, así como los costes de los servicios necesarios para su provisión. Es probable, por tanto, que la situación presente se modifique para adecuarse al nuevo marco comunitario.

      Los desequilibrios hídricos citados a escala nacional están también presentes en la Comunidad Valenciana: una demanda superior a la oferta y desigual distribución espacial de los recursos. En esta zona geográfica, el nivel medio de precipitaciones es inferior a la media española. Además, este índice es especialmente bajo en las comarcas litorales situadas al sur de la Comunidad. Se trata de un área fuertemente deficitaria en recursos hídricos, por lo que se generan graves problemas tanto para la actividad agrícola

Скачать книгу