Economía española y del País Valenciano. Autores Varios

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Economía española y del País Valenciano - Autores Varios Educació. Sèrie Materials

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de las lluvias, que se concentran, sobre todo, en los meses de septiembre, octubre y noviembre. Este régimen de lluvias ocasiona una intensa erosión y alimenta el proceso de desertización de amplias zonas del territorio valenciano, sobre todo en la parte sur.

      A efectos de analizar la situación en la Comunidad Valenciana, habría que distinguir entre recursos hídricos de superficie y subterráneos. Los primeros proceden de los ríos, los cuales podemos diferenciar entre autóctonos y alóctonos. Los autóctonos son cortos, irregulares, de escaso caudal y elevados desniveles, como el Sénia, Cérvol, Cervera, Sec, Palància, Serpis o Alcoi, Girona, Gorgos, Algar, Amadori, Sella, Montnegre y Vinalopó. Los alóctonos son más largos, con mayor caudal, más regulares y con mayor utilidad económica, como el Millars (50% de recursos de fuera de la Comunidad), Túria (53%), Xúquer (78%) y Segura (100%). En conjunto estos últimos aportan el 82% del total de los recursos hídricos fluviales. Cabe tener en cuenta algunos afluentes importantes como el Vistabella (del Millars) o el Magre, el Cabriol, l’Albaida o el Sallent (del Xúquer). Asimismo, cabe mencionar el río Bergantes, que es afluente del Ebro. En total, las aguas superficiales suponen una aportación cercana a los 3.500 hm3, de los cuales un 60% procede de fuera de la Comunidad. Los recursos hídricos subterráneos se encuentran básicamente en la franja litoral (la más rica es la de L’Horta-Ribera) y se cifran en algo más de 1.000 hm3. En suma, los recursos hídricos totales de la Comunidad se sitúan en torno a los 4.500 hm3.Al otro lado de la balanza se encuentran las necesidades hídricas, las cuales cuantificaba el Plan Hidrológico Nacional por encima de los 3.100 hm3, de los cuales cerca de un 84% corresponde a consumo agrícola; un 13%, a usos urbanos, y el resto, a uso industrial. Aunque el balance hídrico global pueda ofrecer superávit, existen numerosas zonas con déficit debido a que la distribución de los recursos y los usos no es homogénea. Además, en algunas áreas como El Vinalopó-l’Alacantí, la Vega Baja del Segura y, en menor medida, el litoral norte de Castellón, los déficits alcanzan una magnitud considerable y se agravan en la época estival.

      4.2.4.3 Recursos forestales

      La superficie forestal de España ocupa alrededor de 26 millones de hectáreas del territorio nacional, pero la zona arbolada sólo representa el 52% de esta superficie (13.509.000 ha); el resto está formado por monte bajo, tierras de labor abandonadas y terrenos improductivos. En la Comunidad Valenciana, la superficie forestal es de 1,2 millones de hectáreas, lo que representa un 4,6% del total español. La zona arbolada asciende a 628.280 ha (52% del total). Las comarcas más boscosas son las del interior de Valencia (els Serrans, la Plana d’Utiel-Requena y la Vall d’Aiora) y las del interior de Castellón (els Ports, l’Alt Palància y l’Alt Millars). La importancia de estos montes no reside en su explotación maderera (prácticamente nula), sino en las importantes funciones ambientales y recreativas que desempeñan.

      Desde una perspectiva histórica, población y actividad económica se localizan en el territorio (introduciendo cambios radicales en el medio natural mediante caminos, carreteras, ferrocarriles, embalses, desviaciones de corrientes fluviales, etc.) y tratan de aumentar las ventajas y de reducir los inconvenientes del territorio en términos, fundamentalmente, de accesibilidad. Cada nueva generación modifica tanto las condiciones del medio como la accesibilidad, y cambia las pautas de asentamiento de la población y la actividad económica.

      4.3.1 Sistemas urbanos

      Desde el punto de vista del sistema urbano europeo y español, el País Valenciano pertenece al arco mediterráneo noroccidental. Desde la perspectiva europea, éste es un subsistema urbano bastante dinámico (el norte del sur), que se extiende desde Murcia hasta Roma y que conecta con el eje Lotaringi (o Banana europea) por el valle del Ródano. A pesar de su demostrada dinamicidad, el eje mediterráneo ha experimentado en las últimas décadas serios obstáculos e impedimentos a su desarrollo. Unos tienen que ver con la falta de coordinación y de políticas comunes y el déficit de infraestructuras de comunicación eficientes. Otros, con el evidente desplazamiento hacia el este del eje transversal europeo como consecuencia de la ampliación hacia oriente de la Unión Europea y la presencia activa de ciudades como Berlín, Praga o Budapest (mapas 1 y 2).

      Por su parte, el sistema urbano español se caracteriza por la coexistencia de dos modelos claramente diferenciados. Por un lado, un sistema radial que tiene Madrid como punto nodal básico y, por otro, la parte española del precitado potente eje mediterráneo que conecta con Euskadi por el Valle del Ebro. La fuerza del eje Madrid-Alicante/Valencia (que se ve reforzada por la finalización del AVE) determina claramente la única estrategia territorial razonable: la «T», es decir, la consolidación equilibrada tanto del eje (o ejes) que une el País Valenciano con Castilla-La Mancha, Madrid y Aragón, como del propio eje mediterráneo como vínculo básico con Cataluña y Europa (mapas 3 y 4).

      En tanto que los sistemas urbanos condicionan el conjunto del territorio, es imprescindible tipificar las características básicas del sistema urbano valenciano si queremos entender cómo se organiza su territorio. En síntesis, este sistema urbano se estructura en torno a «ejes», el principal de los cuales es el potente eje litoral, donde se ubica un porcentaje de población y actividad económica próximo al 75% del total.

      El segundo eje longitudinal es el llamado carrer major del País Valenciano: el que transcurre entre las ciudades de Valencia y Alicante por tierras del interior. Estos dos ejes longitudinales se ven complementados por cuatro ejes transversales: el débil eje Vinaròs-Alcañiz, la vía de Aragón (Sagunto-Segorbe-Teruel), el potente eje Valencia-Madrid y el corredor de la Vall del Vinalopó (Elx-Almansa) que, entre Villena y la Font de la Figuera, se articula con el que fue históricamente el más potente eje de penetración hacia el interior de la península, Valencia-Almansa.

      Sobre esta estructura de ejes, se articulan las áreas y los núcleos urbanos más importantes: el área metropolitana de Valencia (la única con peso «internacional»), las de Castellón y Alicante, el corredor del Vinalopó, la región urbana de las «comarcas centrales» articulada por el polígono Gandia-Dénia-Xàtiva-Alcoy-Ontinyent y el resto de ciudades medianas (mapas 5, 6 y 7 y tabla 4.4).

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