Adónde nos llevará la generación "millennial". Barbara J. Risman

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Adónde nos llevará la generación

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la generación millennial estaba comprometida cívica o políticamente, ello incluso durante el apogeo de la primera campaña presidencial de Obama, en el verano de 2008. De hecho, la gran mayoría de las personas encuestadas en el estudio de Smith (69 %) afirmaban no tener interés por la política. A partir de 2016, sin embargo, las personas blancas de la generación millennial parecían muy interesadas e involucradas en la candidatura de Bernie Sanders, lo cual debilita el argumento de la generación totalmente orientada a sí misma. O quizá la que mostró su apoyo a Bernie Sanders fue una generación motivada por la gratuidad de la matrícula universitaria y la condonación de préstamos.

      ¿Qué interesa entonces a la generación millennial? Twenge afirma que están más interesadas en sí mismas. La generación millennial es aficionada a los selfies y ha inventado el sexting, lo que la autora entiende como evidencia de un narcisismo generacional que ha surgido de la mentalidad de autoestima de «todo se trata de mí» con la que se criaron. La autora plantea también que se da una obsesión creciente por la apariencia física; de hecho, la decisión de recurrir a procedimientos médicos invasivos para mejorar el cuerpo se justifica con el propósito de aumentar la autoestima. Twenge argumenta que las personas adultas emergentes de hoy en día confían en sí mismas, pero no en mucho más. Ven un mundo en el que los acontecimientos externos, desde el 11 de septiembre y los ataques terroristas hasta la Gran Recesión, determinan el curso de sus vidas en lugar de hacerlo sus propios esfuerzos. Esta externalización puede considerarse un fenómeno adaptativo, de protección de su autoestima ante un mundo cruel, pero también puede conducir al cinismo y la alienación, e incluso a la depresión. La creencia de que las fuerzas externas determinan el curso de la vida de una no parece que motive a comprometerse plenamente con otra persona o incluso a cumplir las propias metas.

      La literatura académica que acabamos de exponer nos proporciona algunos hechos concretos y algunos análisis controvertidos. La generación millennial transita un momento de la historia en el que no es posible definir una trayectoria rápida o fácil hacia la edad adulta; de hecho, separa tanto tiempo la adolescencia de la edad adulta que la psicología la ha definido como una nueva etapa de la trayectoria vital, la adultez emergente. Se supone que los adultos jóvenes deben permanecer un tiempo en este momento de sus vidas, pensando en quién quieren ser, para encontrarse a sí mismos. La academia debate si la generación millennial es narcisista o cívica. Otras investigaciones podrían ayudar a arrojar luz sobre el tema, y he encontrado un tipo de investigación que merece la pena revisar, aunque no sea académica. Las personas que comercializan productos también investigan y han estudiado cómo venderlos a esta nueva generación; con los resultados de esas investigaciones pretenden obtener beneficios. Antes de finalizar este capítulo, echemos un vistazo a lo que las empresas de marketing han aprendido sobre la generación millennial.

      En 2010, el Informe Prosumer se centró en la transformación en cuanto al género en la generación millennial y preguntó: «¿Son las mujeres los hombres nuevos?». El siguiente resumen pretende dar una idea de sus hallazgos:

      La generación millennial es una generación como ninguna otra. Es más móvil, más multicultural y más adoptadora (y adaptadora) de nuevas tecnologías que cualquier generación anterior. Vive en un mundo sin hojas de ruta ni autoridades tradicionalmente reconocidas, creando su propio contenido, sus canales de comunicación e itinerarios de vida. También difiere de las generaciones anteriores en, al menos, otra cuestión importante: en gran parte de Occidente, han crecido en una era «posfeminista», con mujeres que son ampliamente reconocidas como iguales a los hombres, si bien no siempre tratadas como tales. Las protestas y manifestaciones por los derechos civiles que estos y estas jóvenes han presenciado en sus vidas no reivindicaban cuestiones de mujeres versus hombres, sino los derechos de migrantes o personas con orientaciones sexuales minoritarias. La idea de «liberación de la mujer» constituye un artificio polvoriento, sin relevancia para estos y estas jóvenes a no ser que no sea como fuente de humor o contextualización histórica (p. 1).

      Su investigación también sugiere que lo que todas las personas buscan es ser «felices», y casi las tres cuartas partes de la generación millennial que se estudian en este informe afirman que actualmente están contentas. Quizá esto se deba a un cambio en los objetivos, que han variado desde el éxito y el poder, en los que se centraron las generaciones anteriores, a otros más efímeros como el amor y la amistad. Se trata de metas que resulta más probable que se alcancen con esfuerzo personal y con mayor facilidad. Estos objetivos también responden a su temor declarado a «estar solos».

      Como parte de un gran estudio internacional, el Informe Prosumer incluía información descriptiva sobre las actitudes de género de 500 millennials estadounidenses. La mayoría de las mujeres no perciben que sus elecciones estén limitadas por el género y no creen que estas tengan implicaciones para las mujeres como grupo. La mayoría de las mujeres y los hombres no están de acuerdo con que los hombres sean los que dirijan e inicien las relaciones sen timentales, y menos del 20 % de las mujeres y del 30 % de los hombres piensan que el hombre debería ganar más que su pareja femenina. Mientras que un poco más de la mitad de los hombres creen que las mujeres deberían ser femeninas y los hombres masculinos, menos de la mitad de las mujeres manifiestan esto. Las mujeres se ven iguales a los hombres y, sin embargo, son mucho más propensas a priorizar el equilibrio entre la vida y el trabajo frente al salario cuando deben considerar las ventajas de centrarse en su carrera. Aunque tanto hombres como mujeres ven el matrimonio como una fusión de iguales, los hombres tienen la expectativa de permanecer en el mercado laboral durante toda su vida, mientras que las mujeres sienten que deben valorar opciones (¿tal vez responsabilidad?) cuando tengan que hacer malabares entre su profesión y la crianza, por ejemplo, a través del trabajo a tiempo parcial o abandonando temporalmente el mercado laboral por la maternidad. Esta investigación de mercado sugiere que, debido a que las mujeres dan cuenta de sus elecciones de vida y los hombres no, serán las mujeres quienes tomen las decisiones que afecten a sus familias. ¿Por qué se da esto? Bien, si las mujeres permanecen en el mercado laboral, esperarán que sus maridos se comprometan con las metas laborales y compartan las tareas domésticas y la crianza de los hijos, pero si las mujeres «eligen» centrarse en la maternidad, esperarán que los hombres asuman la responsabilidad principal del bienestar económico de las familias. De acuerdo con este argumento, hoy en día los hombres padecen «miasma masculino», se debaten entre nuevas definiciones imprecisas de masculinidad. Los hombres heterosexuales se sienten incómodos ante una nueva situación en la que sus vidas dependen de las elecciones que sus futuras esposas tomen para poder compaginar la familia y el trabajo; deben esperar a que su pareja las tome antes de adoptar sus propias decisiones profesionales importantes. Si estos especialistas en marketing están o no en lo cierto se sabrá en los próximos años. También puede ser que los hombres no adviertan la necesidad de condicionar sus elecciones a los deberes parentales, y sean las mujeres las que se sientan dependientes de los maridos para poder elegir. Aun así, ambos sexos afirman que las distinciones de género ya no están «grabadas a fuego» y que, según estos datos, los hombres y las mujeres son más parecidos que diferentes. El informe finaliza con una recomendación a los especialistas en marketing: el nuevo modelo debe ser un «paradigma de parejas» que muestre a la pareja como una marca exitosa que trabaja en conjunto para gestionar la vida cotidiana.

      Otro estudio de marketing, el Informe de género Cassandra, ofrece hallaz gos similares sobre la fluidez de género. Elaborado por Intelligence Group, una compañía de investigación dedicada al estudio del consumidor, también sugiere que las generaciones Y y Z (otras etiquetas que incluyen a la mayoría de la generación millennial que tenía de 14 a 24 años en 2013) se esfuerzan en lograr un mundo neutral en cuanto al género, en el que productos y mensajes sean universalmente atractivos. Más de la mitad de las personas encuestadas afirman que preferirían comprar en una tienda unisex que en una exclusiva de su sexo, y menos de la mitad prefiere productos específicos de género.

      En su encuesta en línea a 900 personas, casi la mitad de las mujeres están «de acuerdo con que los hombres usen maquillaje» y nueve de cada diez están «de acuerdo con que las mujeres

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