La espiritualidad del subdesarrollo. Andrés Felipe Manosalva Correa

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La espiritualidad del subdesarrollo - Andrés Felipe Manosalva Correa Colección Encuentros - Doctorado en ciencias sociales y humanas

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rurales y, en segundo lugar, a los trabajadores urbanos. El tercer y último capítulo tiene la misma estructura que el primero: se hace un abordaje del concepto del ocio desde lo teórico, desde la doctrina social de la Iglesia y desde la prensa católica.

      Para cerrar, es preciso señalar que en todos los capítulos se citaron algunos textos completos de noticias, relatos, columnas de opinión, entre otros, con el fin de que el lector acceda de primera mano a algunos ejemplos de cómo la prensa estaba abordando el trabajo, los trabajadores y el ocio.57 También se ofrecen fotografías, caricaturas y otras imágenes para que el lector entre en contacto con la materialidad.

      Este libro no hubiera sido posible sin los importantes aportes de Amada Carolina Pérez y Álvaro Oviedo Hernández, quienes dirigieron esta investigación cuando cursaba el Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas en la Pontificia Universidad Javeriana, a ellos mis mayores agradecimientos. Muchas gracias también a Miranda Linda, Gregorio Alonso, Jefferson Jaramillo, Gloria Marciales, Vladimir Núñez y sobre todo al padre Jorge Enrique Salcedo, grandes académicos que aportaron a mi formación y a este trabajo. Agradecimientos especiales a mis colegas y amigos Cristian Acosta Olaya y Sergio Ospina Romero, que se tomaron el trabajo de hacerme valiosos comentarios y sugerencias. A mi madre, Nohra Correa Aristizábal, le agradezco su incondicional apoyo, pues además de haber sido, en su momento, lectora de El Campesino y El Catolicismo, también se tomó el trabajo de leer y comentar el contenido de este libro.

      1 Acción Cultural Popular fue un proyecto de industria cultural afiliado a la Iglesia católica colombiana que se implementó en las zonas rurales del país. Su principal modo de acción era la educación por medio de la radio, con la emisora Radio Sutatenza. Este proyecto nació en el contexto de una Iglesia preocupada a nivel mundial por los asuntos sociales, producto del impulso producido por la encíclica Rerum novarum (1891). Para profundizar en este tema, véase Acción Cultural Popular, Acción Cultural Popular: principios y fundamentos teóricos. Guía introductoria al conocimiento de ACPO (Bogotá: Andes, 1978); Hernando Bernal Alarcón, “Radio Sutatenza: un modelo colombiano de industria rural y educativa”, Boletín Cultural y Bibliográfico 46, n.º 82 (2012): 5-42.

      2 Acción Cultural Popular-Escuelas Radiofónicas, Boletín de orientación, información para el representante parroquial, n.º 8 (Bogotá: 1956) (s. n.), citado en Sarmiento Moreno y José Rubens Lima Jardilino, “Acción Cultural Popular en los albores: la filosofía del movimiento pedagógico y la educación popular en Colombia”, Eccos Revista Científica 9, n.º 2 (diciembre de 2007): 411.

      3 La institución eclesiástica del catolicismo hace referencia a los miembros del clero, es decir, quienes recibieron el sacramento del orden; mientras que cuando se habla de Iglesia católica se incluye a sus fieles, así no sean diáconos, presbíteros u obispos. Sin embargo, para efectos de este libro, cuando utilicemos la denominación Iglesia católica nos referiremos específicamente a la institución eclesiástica, salvo que se exprese lo contrario.

      4 Frances Hagopian recopiló diferentes cifras que permiten observar la importancia e influencia de la Iglesia católica en Colombia, en comparación con otros países latinoamericanos. Centrándose en la segunda mitad del siglo XX e inicios del nuevo siglo, muestra que, por ejemplo, el número de sacerdotes en relación con la cantidad de población católica en Colombia ha sido uno de los más altos en todos los años que se referencian. Entre 20 países, en 1950 la proporción de sacerdotes solo fue superada por Ecuador y Chile; en 1984, solamente por Chile y Uruguay; en 1999 y 2001, Colombia subió al segundo lugar, superado solamente por Costa Rica. En cuanto a la relación entre el número de parroquias y feligreses, con datos de 2003, Colombia, entre los mismos 20 países, obtuvo el segundo lugar, pues por cada parroquia se calculan 10 438 feligreses. El primer lugar lo tuvo Ecuador, con 10 098. Véase Frances Hagopian, “Introduction: The new landscape”, en Religious Pluralism, Democracy, and the Catholic Church in Latin America (Notre Dame: University of Notre Dame Press, 2009), 1-66.

      5 Al respecto, Ricardo Arias señala: “El protagonismo de la institución eclesiástica se explica no solo por las pretensiones de sus representantes que, desde muy temprano, han intentado organizar la sociedad colombiana a partir de un orden cristiano, sino también por una serie de circunstancias históricas. Entre ellas cabe resaltar la debilidad permanente del Estado, la cual, de una u otra manera, facilitó y —hasta cierto punto— legitimó las crecientes intervenciones del clero en las actividades más variadas de la sociedad colombiana. En este contexto, el catolicismo adquirió una importancia fundamental en la historia del país”. Ricardo Arias Trujillo, El episcopado colombiano: intransigencia y laicidad (1850-2000) (Bogotá: Ediciones Uniandes, 2003), 17.

      6 Véase Darío Acevedo Carmona, Política y caudillos colombianos en la caricatura editorial, 1920-1950: estudio de los imaginarios políticos partidistas (Medellín: La Carreta, 2009); Carlos Mario Perea Restrepo, Cultura política y violencia en Colombia: porque la sangre es espíritu (Bogotá: La Carreta, 2009).

      7 Eduardo Santos fue presidente de la república entre 1938 y 1942; mientras que Laureano Gómez lo fue entre 1950 y 1951. Este último fue elegido para el periodo 1950-1954, pero no lo pudo culminar.

      8 Jean-Pierre Bastian se refiere al proceso por el cual nuevas iglesias de la vertiente protestante del cristianismo, sobre todo las pentecostales, comenzaron a ganar creyentes, en detrimento de la Iglesia católica apostólica y romana. Véase Jean-Pierre Bastian, La mutación religiosa de América Latina: para una sociología del cambio social en la modernidad periférica (México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1997). En este proceso de mutación religiosa a nivel latinoamericano, Colombia se destacó por mantener una población católica significativamente alta, a pesar de la pérdida de feligreses. La población pentecostal o evangélica para el año 1993 era la tercera más baja de 20 países latinoamericanos, con un 5,4 %. Uruguay y Ecuador, con 3,8 % y 4,8 %, respectivamente, eran los únicos que lo superaban. Países como Chile y Brasil, para el mismo año, contaban con más de 30 % de practicantes evangélicos y pentecostales. Véase Hagopian, “Introduction: The new landscape”.

      9 Dentro de la institución eclesiástica, han sido los miembros de la Compañía de Jesús quienes han hecho los mayores aportes académicos acerca de la historia de la Iglesia católica en Colombia. Véase José David Cortés Guerrero, “Balance bibliográfico sobre la historia de la Iglesia católica en Colombia, 1945-1995”, Historia Crítica 12 (junio de 1996): 17-28.

      10 En 1944, la jerarquía eclesiástica creó la Coordinación Nacional de Acción Social Católica, y los jesuitas, responsables de la Revista Javeriana, fueron designados para dirigirla. Se establece allí la gran importancia de estas acciones para la lucha anticomunista. Álvaro Oviedo Hernández, Sindicalismo colombiano: Iglesia e ideario católico 1945-1957 (Quito: Universidad Andina Simón Bolívar-Corporación Editora Nacional, 2009).

      11 El semanario El Campesino fue fundado en 1958, en el seno del proyecto de ACPO, convirtiéndose, después de la radio, en el segundo medio de comunicación más importante del proyecto de Educación Fundamental Integral, que se implementó en diferentes regiones del país, buscando mejorar las condiciones de la población rural por medio de la alfabetización y la capacitación. Como su nombre lo indica, El Campesino fue dirigido principalmente al campesinado, aunque también circuló en las grandes ciudades del país. Este fue el periódico católico más exitoso a nivel de tiraje en la historia de Colombia. Dejó de circular en 1990. Véase Andrés Manosalva-Correa, “Historia del semanario El Campesino: un periódico católico para el campesinado colombiano”, HiSTOReLo. Revista de Historia Regional y Local 12, n.º 25 (2020): 54-89, doi: https://doi.org/10.15446/historelo.v12n25.85003; José Arturo Rojas M., “El Campesino ‘un semanario al servicio y en defensa de los campesinos

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