Procesos urbanos en América Latina en el paso del siglo XIX al XX. Gerardo G. Sánchez Ruiz

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Procesos urbanos en América Latina en el paso del siglo XIX al XX - Gerardo G. Sánchez Ruiz страница 10

Procesos urbanos en América Latina en el paso del siglo XIX al XX - Gerardo G. Sánchez Ruiz

Скачать книгу

al peso argentino. Bolivia compraba muchas de sus importaciones a naciones vecinas, aunque en gran parte de este comercio “intrarregional” los países de origen casi siempre estaban fuera de América Latina (Bulmer-Thomas, 2010:95).

      Esa situación modificó la estructura territorial, pues hubo de sustentar las rutas de los intercambios y las de consumo, de ahí que las ciudades y puertos adquirieran en estos años caracteres comerciales, sin abandonar las pertenencias administrativas, y en algunos casos, despuntando como incipientes enclaves industriales. En ese punto, el ferrocarril tuvo un importante papel como liga entre las regiones de producción y las de consumo. Eduardo Galeano en referencia a algunos puertos señala:

      Los grandes puertos de América Latina, escalas de tránsito de las riquezas extraídas del suelo y del subsuelo con destino a los centros de poder, se consolidaban como instrumentos de conquista y dominación contra los países a los que pertenecían, y eran los vertederos por donde se dilapidaba la renta nacional. Los puertos y los capitales querían parecerse a París o a Londres, y a la retaguardia tenían el desierto (Galeano, 2012:232-233).

      En ese desenvolvimiento de la región y en esa idea de activar sus economías, indefectiblemente los espacios de producción tradicionales, por ser los dominantes, se convirtieron en un factor de atraso, en tanto al no ser receptoras de las nuevas tecnologías que alumbraban al siglo, de los cambios en las maneras de pensar y de las restringidas formas de comunicación con otros territorios, pesaron en las formas de desarrollo de grandes partes de la región, convirtiéndose en obstáculos a las formas de producción capitalistas que buscaron impulsar en particular los grupos liberales.20

      Así, de acuerdo con las posibilidades y los consensos logrados entre grupos y en condiciones desiguales, fueron ampliándose, diversificándose o apareciendo especializaciones en las actividades económicas, en consecuencia y al ir avanzando los procesos, se generaron nuevos roles sociales otorgándose determinados caracteres a los sustentos territoriales. Irremediablemente, las diferencias de desarrollo entre países fueron expresándose como consecuencia de las formas en que se lograban la pacificación en los territorios, crecían sus economías, se consolidaban los Estados y se observaba un cierto progreso en sus sociedades. De manera que, aun enfrentando obstáculos como resultado de la variada geografía de la región, el bajo nivel de la infraestructura en cada país, la falta de recursos económicos y humanos, el bajo nivel tecnológico utilizado en las áreas productivas, hubo avances en actividades muy particulares y en regiones específicas.

      Fue un hecho que, por las condiciones vividas en esos años, América Latina se desarrolló entre avances y retrocesos, y entre intentos por transformar cualitativa y cuantitativamente formas productivas y las relaciones sociales que le ataban con el pasado y que impedían otros desenvolvimientos en el entramado jurídico, político, ideológico y cultural y, en una relación dialéctica, esos caracteres de atraso impidieron revoluciones en aquellas condiciones. Indudablemente se fue imponiendo en el manejo de las economías las formas en que se condujo cada país, las riquezas naturales, humanas o monetarias poseídas pero, además, las pertenencias culturas expresadas en los territorios, de ahí lo disparejo de los desarrollos alcanzados entre países como Argentina y Bolivia, México y Guatemala o Cuba y Haití.21

      Lo anterior, pese a la existencia de porciones significativas de grupos ilustrados existentes en los países, como fueron los casos de Chile, Argentina, Perú o México. En este último caso, por ejemplo, a mediados de los años cincuenta del siglo en cuestión, un grupo de liberales en el que la cabeza visible fue Benito Juárez García y sus correligionarios más destacados: Sebastián Lerdo de Tejada, Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Francisco Zarco, Ignacio Ramírez, José María Iglesias, Matías Romero, entre otros, plantearon nuevas vías para el desarrollo del país al separar a la Iglesia del Estado, desaparecer tribunales eclesiásticos, activar la economía a partir de colocar a la venta bienes inmuebles de aquélla. Lamentablemente las condiciones dominantes obstaculizaron los intentos, no obstante, esos avances fueron aprovechados por el régimen de Porfirio Díaz para tres décadas después, iniciar un sólido periodo de modernización del país (Semo, 2012:367-390).

      Siguiendo esos procesos de rupturas y continuidades, otras situaciones se fueron presentando en las cotidianidades en que se desenvolvían las sociedades —parte de la superestructura política, jurídico e ideológica de las bases materiales—, por ejemplo, Benjamín Vicuña Mackenna, un destacado político, gobernante y escritor de Chile, en Historia crítica y social de la ciudad de Santiago desde su fundación hasta nuestros días (1841-1808) (1869), da cuenta de las condiciones en que se desenvolvía la sociedad chilena en ese dilema de desarrollo que planteaba el conservadurismo o lo liberal, y dentro de éstas, las posibilidades de progreso a partir de cursar alguna carrera profesional, ante la disyuntiva de quedar en la antigua tradición o sumarse a una nueva, lo reflexionó de la siguiente manera:

      De la escuela, los criollos llegados a la doble pubertad del cuerpo y del espíritu, pasaban a las aulas de las aulas (que así se llamaban, por cursarse generalmente sus estudios en los claustros de los conventos), iban a la Universidad o a la hacienda. No había alternativa. Abogado o campesino, huaso o doctor. Las profesiones liberales eran consideradas afrentosas. El comercio pertenecía a la clase media, excepto cuando se ejercía por mayor, aunque éste era privilegio de las canas. La carrera militar, según hemos visto, no había alcanzado jamás favor a orillas del Mapocho y se hallaba desde la conquista relegada al Bio Bio […]. Sólo la alfalfa y el latín, dos cosas parecidas por lo que entorpecen y engordan, triunfaban, por consiguiente, sin rivales y no había más posición, otro porvenir, como se dice hoy día, que el de instalarse el rústico poncho o la toga de los pedantes. Por esto todavía la primera pregunta de porvenir que se hace a los niños es la siguiente: ¿Qué quieres ser, abogado, clérigo o casado? (Vicuña, 1869:387).

      Incluso con esos límites en lo social, lo tecnológico e ideológico, pero por la misma dinámica de la búsqueda del progreso y aprovechamiento de las riquezas naturales heredadas por grupos privilegiados provenientes de la colonia o los de la nueva avanzada, se logró activar a la economía en la región dando paso al surgimiento de nuevas élites, en muchos casos ligadas a inversionistas extranjeros, lo cual se tradujo en la aparición de nuevas castas de terratenientes22 o de nacientes industriales. Con esas nuevas condiciones fluyeron las inversiones en áreas estratégicas como la minera, el petróleo o la energía eléctrica.

      El desarrollo desigual y combinado fluyó, en tanto la condición liberal en que se desarrollaba el mundo y que impulsó inversiones en aquéllas, se mezcló con la monopolización de recursos naturales por grupos pudientes o los caciques beneficiados por la independencia y los bajos niveles tecnológicos poseídos en las actividades económicas dominantes, obligando al uso de grandes volúmenes de mano de obra a los que se les obligaba a cumplir extensas jornadas con trabajo intensivo, y a quienes se les pagaban ínfimos salarios. Casos por demás dramáticos fueron las regiones mineras o las llamadas haciendas, donde por ejemplo en el caso de México a los peones se les obligaba a vivir en situación de acasillados y en ocasiones con toda su familia.

      De la situación se desprenden razones para que al interior y entre países del área, se expresaran regiones de amplia riqueza en medio de una agobiante pobreza, por lo que no fue casual el surgimiento de inconformidades entre la gente afectada, las cuales no sólo se sucedieron entre sectores pobres sino también nacientes industriales que se vieron limitados por aquellas condiciones, Bértola y Ocampo al respecto señalan:

      Desde el punto de vista social, este periodo se caracterizó por un marcado proceso de diferenciación, tanto desde una dimensión territorial como propiamente social. En tanto la brecha entre países más ricos y más pobres de la región creció mucho, también aumentó significativamente la desigualdad dentro de cada país. El proceso exportador generó en algunas regiones cierta diversificación de las estructuras productivas, que se expresó en el desarrollo de la industria manufacturera, de las infraestructuras de comunicaciones y transportes y de los servicios financieros,

Скачать книгу