Johannes Kepler. Max Caspar
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Para la relación de Kepler con la astrología y su reforma de esta disciplina es imprescindible Patrick J. Boner, Kepler’s Cosmological Synthesis: Astrology, Mechanism and the Soul, Leiden, Brill, 2013.
Por lo que hace a la relación de Kepler con las confesiones religiosas, sus concepciones políticas, su actitud ante la reforma gregoriana del calendario, y en general su posición ecuménica y verdaderamente «católica», es importante el reciente estudio de Aviva Rothman, The Pursuit of Harmony: Kepler on Cosmos, Confession, and Community, The Univeristy of Chicago Press, Chicago y Londres, 2017.
Sobre el personalmente dramático proceso de brujería contra su madre y la decidida defensa de Kepler, puede leerse con provecho el libro de Ilunka Rublack, The Astronomer and the Witch: Johannes Kepler’s Fight for his Mother, Oxford University Press, Oxford, 2017.
Dada la importancia de la relación de Kepler con Galileo, se puede encontrar una muy buena confrontación –si bien algo escorada de la parte de Galileo– en Massimo Bucciantini, Galileo e Keplero: Filosofía, cosmologia e teologia nell’età della Controriforma, Einaudi, Turín, 2003 –hay trad. francesa, Galilée et Kepler, Les Belles Lettres, París, 2008–. Y dado el papel de Galileo y Kepler en la cuestión del telescopio y los primeros descubrimientos astronómicos con ese instrumento, es recomendable la lectura de Massimo Bucciantini, Michele Camerota, Franco Giudice, Il telescopio di Galileo: Una storia europea, Einaudi, Turín, 2012.
Todas las referencias bibliográficas anteriores remiten a libros. Tomar en cuenta artículos de revista hubiera sido una empresa, además de imposible, enojosa para el lector. Se nos permitirá, no obstante, mencionar un artículo magistral que ilustra la introducción de Kepler del término «órbita» para designar la trayectoria de un planeta en torno al Sol como resultado de la acción de fuerzas físicas –dinámica o física celeste, como reza el subtítulo de la Astronomia nova– en sustitución de la vieja cinemática de las esferas celestes portadoras de los planetas inmóviles, dando así solución a la cuestión de A quo moventur planetae? Se trata del artículo de Bernard R. Goldstein y Giora Hon, «Kepler’s Move from Orbs to Orbits: Documenting a Revolutionary Scientific Concept», Perspectives on Science, 13, 2005, pp. 74-111. Y el lector nos disculpará si, dada la importancia de la discusión de Kepler con Giordano Bruno acerca del universo infinito y la pluralidad de sistemas solares con planetas girando en torno a las estrellas-soles,8 osamos terminar con una referencia a nuestro artículo «Kepler and Bruno: On the Infinity of the Universe and of Solar Systems», Journal for the History of Astronomy, 39, 2008, pp. 469-495.
MIGUEL Á. GRANADA
Universidad de Barcelona
1. El volumen XVIII, que recoge la correspondencia de los años 1620-1630, se publicó en 1959, tres años después de la muerte de Caspar, que murió antes de completar la edición del volumen, cuya terminación corrió a cargo de su colaborador Franz Hammer. Merece señalarse la colaboración en la edición de las obras de Kepler de Martha List, a quien también agradece Caspar su colaboración en la redacción de la presente biografía.
2. Véase infra, p. 54 y M. Caspar, Johannes Kepler, trad. de C. D. Hellman, Abelard-Schu-man, Londres 1959. Sobre el cometa véase C. D. Hellman, The Comet of 1577: Its Place in the History of Astronomy, Columbia University Press, Nueva York, 1944.
3. Max Caspar, Kepler, traducido y editado por C. Doris Hellman, con una nueva introducción y referencias de Owen Gingerich, citas bibliográficas de Owen Gingerich y Alain Segonds, Dover Publications, Nueva York, 1993.
4. De Owen Gingerich, además de los títulos recogidos en la Bibliografía de esta obra, queremos recordar su importantísimo An Annotated Census of Copernicus’ ‘De revolutionibus’ (Nuremberg, 1543 and Basel, 1566), Brill, Leiden-Boston-Colonia, 2002. Alain Segonds, además de autor de una riquísima traducción francesa del Mysterium Cosmographicum (J. Kepler, Le secret du monde, Les Belles Lettres, París, 1984; 2ª ed. Gallimard, Paris, 1993), es el autor en colaboración con Nicholas Jardine de la reciente La guerre des astronomes: La querelle au sujet de l’origine du système géohéliocentrique à la fin du XVIe siècle, dos vols. en tres tomos, Les Belles Lettres, Paris, 2008, que ofrece una nueva edición crítica de la Apología de Tycho contra Ursus, acompañada de traducción francesa, en el marco de un estudio exhaustivo de esta obra y este momento de la vida de Kepler, así como de su relación con Tycho Brahe (1597-1601). Este importantísimo trabajo, lamentablemente no recogido entre los títulos recientes añadidos a la «Bibliografía» de esta edición, complementa el breve espacio concedido por Caspar a este componente de la relación de Kepler con Brahe (véase infra, pp. 126 y 137 s.). Y ya que hemos mencionado la obra de Copérnico, creemos útil señalar al lector la reciente edición crítica con traducción francesa y extensísimo comentario, que mejora en muchos puntos la edición alemana recogida infra, p. 492: Nicolas Copernic, De Revolutionibus orbium coelestium / Des révolutions des orbes célestes, edición de M.-P. Lerner, A.-P. Segonds et J.-P. Verdet, 3 vols., Les Belles Lettres, Paris, 2015.
5. Trad. española: Los sonámbulos: el origen y desarrollo de la cosmología, Salvat, Barcelona, 1986, pp. 171-336.
6. Véase infra, pp. 378-383.
7. Véase en la presente edición las páginas 27 s.
8. En 2009 –año internacional de la astronomía, en recuerdo y homenaje al 400 aniversario de la publicación de la Astronomia nova de Kepler, que iniciaba la astronomía moderna– la NASA lanzó al espacio la sonda bautizada con el nombre de Kepler para la búsqueda de planetas extrasolares, especialmente planetas de tamaño similar a la Tierra y situados en una zona de habitabilidad con respecto a su estrella. Mientras estuvo operativa, la sonda Kepler encontró un total de 2740 candidatos a exoplanetas, y se han confirmado 114 planetas en 69 sistemas. En enero de 2013, los astrónomos del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics (CfA) utilizaron datos de Kepler para estimar en «por lo menos 17 000 millones» los exoplanetas de tamaño similar a la Tierra que existen en la Vía Láctea (véase Wikipedia, «Kepler (satélite)»). El proyecto, sin embargo, estaba en contradicción con las concepciones más fundamentales de Kepler, que merece sin duda mucho más que el nombre de una sonda, pero estaba convencido de que el Sol era un astro único y sólo existían los seis planetas que lo circundan en consonancia con los cinco sólidos regulares que determinan sus distancias al centro solar. Coincidía, por el contrario, con las concepciones de Giordano Bruno, decididamente rechazadas por Kepler en su De stella nova (1606) y en la Dissertatio cum Nuncio Sidereo (1610).
Prólogo de la traductora
Johannes Kepler es uno de los personajes más atractivos de la historia de la ciencia, tal vez por la trascendencia de sus aportaciones científicas, o por el rigor intelectual que guiaba sus reflexiones científicas, filosóficas y religiosas, o por la integridad que manifestó siempre a pesar de las dificultades, o por el carácter