La transición española. Eduardo Valencia Hernán

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constitutivo se completó al llegar finalmente a la aprobación de los documentos constitutivos, un protocolo y una declaración final.

      En teoria, la finalidad de este Consell estuvo dirigida a la negociación unitaria con el resto del Estado con la premisa de un proceso movilizador que culminase con la constitución de un órgano provisional que reivindicase el Estatuto de 1932 y el compromiso de realizar pasos para ejercer el derecho a la autodeterminación.

      El Consell también manifestó su intención de llegar, mediante el combate político y la movilización pacifica del pueblo, a construir un régimen democrático y pluralista basado en la soberanía popular con el reconocimiento y la garantía de libertades políticas y nacionales del pueblo de Cataluña, por el restablecimiento de la autonomía, y por la amnistía general, todo en camino a la ruptura democrática.

      Poco después de la entrega del comunicado a la prensa se celebró una cena y una rueda de prensa en un restaurante barcelonés donde se reunieron representantes de los 11 partidos integrantes del CFPC que sumaban casi cincuenta asistentes. Entre las intervenciones de los comensales, lo más destacado fue la referencia al presidente Tarradellas, al recibir éste el documento de manos de representantes del Consell. Jaume Casanovas, integrante de la delegación, dio su versión de los hechos:

      Por otro lado, la relación que existió entre la Asamblea y el CFPC tuvo diferentes interpretaciones. Miquel Sellarés opinaba que:

      Para Rafael Ribó, representante del PSUC, había diferencias claras entre la Asamblea y el CFPC y, además, estos dos organismos no tenían que entrar en competencia:

      La aceptación de un gobierno provisional por parte del Consell no fue del agrado de los pujolistas ni de los demócrata-cristianos que formaban parte de él ya que consideraban dicha fórmula como un error que debilitaría la lucha unitaria; tampoco Josep Pallach estaba de acuerdo afirmando que lo esencial era la voluntad, e incluso la necesidad, de realizar el proceso de democratización y no la persona ni la institución que le diera forma legal. Por su parte, Trías Fargas opinaba algo ingenuamente que si el actual régimen y gobierno entregara en un plazo prudencial una democracia formal y sin condiciones, no se debería entrar en discusiones sobre el origen de esta situación; sin embargo, algún tiempo después, su parecer no era tan optimista:

      El año de 1975 llegaba a su fin y nada sería igual a partir de entonces en la vida política y social de los españoles. Grandes acontecimientos habían sucedido en los últimos meses de ese año que hicieron irreversible la situación anterior aunque todo estaba por hacer y el descontento empezaba a crecer por la lentitud en los cambios políticos del primer gobierno de la Monarquia.

      En Cataluña, el 16 de noviembre de 1975 unas cuantas personas se encerraron en Montserrat pidiendo la tan deseada amnistía, entre ellos el sacerdote Lluís Mª Xirinachs que decidió iniciar de nuevo el 3 de diciembre una huelga de hambre en protesta por la insuficiente amnistía que el rey no concedió en su totalidad. Al día siguiente, por la mañana, Xirinachs comenzó una estancia frente a la cárcel Modelo que duró hasta el 15 de octubre de 1977.

      31. Tele/expres, 19-12-1975.

      32. Del director Jesús Val Jarrín, comentando que: “Otros periodistas, sin embargo, empezaron a utilizar aquello que se llamó el cambio de chaqueta”. Ver Tele/expres, 31-12-1975. El periodísta Emilio Romero, en su diario Pueblo, se declaró demócrata de toda la

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