La transición española. Eduardo Valencia Hernán

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La transición española - Eduardo Valencia Hernán

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Martín García, Vicente Egea Ortega, Jorge Gol Gurina, Ana Mª Reig Balcells, Joaquín Ebartz Melet, José Mª Rafols Calotisses, Carlos Pastor Pastor, Luis Marco Humer Cienfuegos Jovellanos, Jorge Socias del Castillo, Francisco Muñoz Peláez, Jorge Solé Tura, Laura Palmes Bistagne, Francisco Javier Echevarria García, Dolores Fuentes Calle, Francisco Noya Hombrú, Mª Pilar Aymerich Puig, Manuel Forasté Giravent, Antonio Frases Benabarre, Jacinto Humet Palet, Ignacio Riera Gassiot, Miguel Pons Capó, Manuel Armengol Cervera, Nicolás Sartorius Álvarez, Eulogio Marcelino Camacho Abad, Alfonso Carlos Comín Ros, Vicente Fans Abad, Manuel Mª Ludevid Anglada, Javier Cateura Valls, Juan Barril Cuxart, José Mª Serra Martí, José Ampuns Davi, Carlos Navales Turmos, Amadeo Clavé Espuña, Laura Fabra Grau, Blas Guindo Hernández, Francisco Vergara Rodríguez, Francisco Herrera Collado, Bartolomé Vergara García, Montserrat Figueras Casamada, José Consola Cots, Mª Ángeles Erroteta Tororica, Juan Subirana Marimon, Jaime Torras Rodergas, Antonio Camps Campos, Juan Antón Mellón, Juan Prave Casals, Juan-Neponucemo García Nieto París, Mª Inés Oliveres San Vicente, Buenaventura Puigdomenech Boix, Sean Bride (presidente de Amnistía Internacional, premio Nóbel de la Paz 1974), Jaime Rodríguez (Agermanament), Francisco Nogueró (As. Nac.Unidas), Juana Villemor (Comunidades Cristianas), José Dalmau (párroco de Gallifa, Barcelona), Ramón Nogués Carulla, Domingo Argemí Guillen, Jerónimo Sancho Reinoso, Andrés Mateo Pérez López, José Baguer Sistachs, Francisco Javier Rotllant de Franch, Margarita Estrich March, Juan Sánchez Bustamante Páez, Consuelo Torres Vidal, Maria Bigoida Montenany y Cassiá Just (abad del monasterio de Montserrat). El 3 de enero de 1976, Xirinachs asistió a la misa del gallo celebrada en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Terrassa donde el sacerdote José Ricart Oller era el titular. En dicha reunión Xirinachs explicó la situación de la huelga de hambre realizada e hizo alocución al mensaje del rey que hablaba de la paz pero no de la amnistía por lo que todos los fieles unidos debían luchar. Después se procedió a la venta de un libro titulado “Diario de 21 días de huelga de hambre por Cataluña”, escrito en castellano y catalán. Al día siguiente en la misma parroquia, mientras celebraba la misa el sacerdote “progresista” Manuel Seliba Ponce, se encontraron sobre el cepillo de las hojas parroquiales unas hojas clandestinas tituladas “Un camino hacia la Paz. Manifiesto de los objetores de conciencia” haciendo referencia a cinco jóvenes que debían incorporarse a filas.55 Siguiendo el mismo ejemplo que Xirinachs, el captaire Ricard Gamundi, acompañado de representantes de la Asamblea de Girona, se declaró en huelga de hambre en la catedral de Girona en protesta por la amnistía.

XIRINACHS EN MONTSERRAT

      Informe policial de la estancia del Pare Xirinachs en Montserrat, dic. 1975

      Tras una visita efectuada por el abad de Montserrat y por el vicario episcopal de Terrassa, Xirinachs y los captaires abandonaron su postura el 22 de diciembre y se dirigieron posteriormente en coche hacia Barcelona. Días después, el cardenal Jubany, arzobispo de Barcelona, en su homilía dominical hizo referencia a la petición de amnistía para los delitos puramente políticos en el “Día de la Paz”, afirmando que el futuro aún era una incógnita para el país.

      Entre sus objetivos se señalaba la consecución de una amplia amnistía política y sindical y el restablecimiento de las libertades democráticas de reunión, asociación, libre expresión, derecho de huelga y el reconocimiento de la personalidad propia del pueblo catalán, vasco y gallego dentro de España.

      Sorprendentemente, uno de los factores desestabilizadores de la economía nacional se localizaba en el sector empresarial dada su escasa colaboración con el gobierno frente a los problemas económicos y sociales que se avecinaban, estando en la creencia de que la fuerte desaceleración económica se iba incrementando a causa de un absurdo victimismo y en la desconfianza que prodrían aportar los cambios dirigidos desde los órganos gubernamentales.

      Desde luego, el secuestro del empresario José Luis Arrasate Gaztelurrutia por parte de ETA y la petición de cien millones de pesetas por su rescate no ayudaba a romper con la estrategia seguida por la clase empresarial, aunque sí nos devolvió a la realidad cotidiana marcada por esa lacra social.

      En aquellos días, la percepción de éste grupo terrorista era aceptada por buena parte de la sociedad española como otro organismo de lucha contra la opresión franquista, sobre todo después del atentado contra el almirante Carrero Blanco; sin embargo, poco a poco, su presencia empezaba a representar más un problema que una ventaja para la sociedad española engullida en pleno periodo de cambio. El dirigente socialista Alfonso Guerra comentaba que:

      Los pasos en política exterior realizados por el primer gobierno de la Monarquía venían reflejados en la entrevista realizada al presidente Arias en la revista Newsweek. En ella, reafirmó en política exterior

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