La transición española. Eduardo Valencia Hernán
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Desde el prisma nacionalista catalán, el líder de CDC, Jordi Pujol, puntualizaba sobre la realidad política en aquel momento:
“El objetivo fundamental es la instauración de la democracia en Cataluña y en España. El reconocimiento de la personalidad nacional de Cataluña, y en concreto del Estatut, y una nueva distribución de la riqueza, de la cultura y del poder son los objetivos fijados”.67
Pujol también se refirió a la distinción entre la ruptura y la evolución, terciando a favor de la primera, anunciando que: “De trencadissa poca o molta n’hi a de haber”. Lo sorprendente de la situación era que todos estos mensajes, enviados desde los partidos con un fuerte contenido ideológico, eran publicados sin ningún tipo de cortapisa administrativa, dando la señal de un nuevo síntoma de cambio y de la propia indecisión del gobierno ante la nueva política de aperturismo aparente. De esa forma fue autorizado el recital de música del cantautor Lluís Llach en el Palacio de los Deportes de Barcelona y denegado el acto al cantante flamenco Manuel Gerena, afín a los movimientos de oposición política, que fue detenido y multado. Llach actuó los días 15, 16 y 17 de enero en tres apoteósicas actuaciones ante un enfervorizado público que rondaba las veinticinco mil personas. Tras ocho meses de silencio, comenzó con un: “Moltes gracies en nom de L’Assemblea de Catalunya”. En días anteriores, Llach comentaba que:
“En este país el silencio a veces es muy elocuente. En ocasiones una prohibición resulta más explicativa sobre la situación del país que una canción como L’Estaca a la que se ha dado cierta representatividad de una época que aún no veo superada. (…) Tanto si se cansan como si no, la realidad de una conciencialización política es imparable. Estoy convencido de que mis recitales tendrán un significado sociopolítico ‘i no em sap pas greu’ que los cantantes sirvamos para esto. Es un papel que debemos asumir (…) Hace años que no actuo con Serrat por divergencias ideológicas, y no tengo noticias de que haya cambiado (…) La canción es un medio popular de comunicación y desde esta premisa es política, en un sentido o en otro. Lo que ocurre es que se confunde demasiado a menudo la canción política con la canción política de oposición; esto es un error evidente. Todo el mundo hace política en la canción.” 68
En todos los recitales asistieron representantes de la Asamblea, del Consell y de todo el espectro catalanista, entre los que destacan: Joan Reventós, Joan Prats, Jaume Casanovas, Ramon Trías Fargas, Jordi Pujol, Miquel Roca Junyent, Josep Andreu Abelló, Josep Pallach, Heribert Barrera, Pere Ardiaca, Antoni Gutiérrez, Joan Colominas, Joan Cornudella, Joan Armet, Anton Canyellas, Joan Badía, Joan Cabré, Agustí de Semir, Jordi Carbonell, Josep Benet, Josep Solé Barberà, Rafael Ribó, Miquel Sellarés, Jacint Humet, Francisco (Paco) Frutos, Joan Anton Sánchez Carreté, Ferran Fullá, Pere Portabella, Lluís Mª Xirinachs, Josep Mª de la Hoz, Joaquim Maldonado, Josep Trueta, Antoni Tàpies, Jordi Llimona, Antonio de Senillosa, Josep Pi i Sunyer, Jordi Trias, Isidre Molas, Xavier Cassasas, Joan Carrera, Albert Espunya, Carlos Santos, Joan Pere Viladecans, Alfons Carles Comín, Ricard Bofill, Félix Martí, Raimón Obiols, Monserrat Avilés, Albert Fina, Mª Aurelia Capmany, Jaume Vidal Alcover, Manuel Cruells, Carles Güell de Sentmenat, Carlos Ferrer, Joan Mas Cantí, Agusti Montal, Joan Granados, José Antonio González Casanova, Lluís Carandell, Joan Oliver, Marta Mata, Amadeo Cuito, Xavier Folch, Ovidi Montllor, Joan Obiols, Francisco Rodríguez Ocaña, Raimón, Francesc Pi de la Serra, Quintín Cabrera, Jordi Solé Tura, Josep Mª Espinás, Magda Oranich, Marc Palmes, Armand Carabén, Jaume Rosell, Carles Rexach y Mª del Mar Bonet. El abad de Montserrat y Salvador Espriu cursaron sus adhesiones. Seguidamente, al acabar las actuaciones, parte de los asistentes efectuaron marchas de protesta en dirección a la cárcel Modelo o por el centro de la ciudad.
En Barcelona por aquellas fechas tuvo lugar un relevo significativo en la cúpula del poder civil. Salvador Sánchez Terán,69 político representante del reformismo franquista, fue nombrado nuevo gobernador civil de la provincia. Junto a él, también fue elegido otro aperturista, Gabriel A. Ferraté, como director general de Universidades e Investigación. No obstante, a pesar del esfuerzo renovador ejercido desde el Ejecutivo, estos relevos fueron insuficientes ya que los cambios en las estructuras de poder de los gobiernos locales y regionales no se realizaron de hecho hasta bien acabada la Transición. Fue entonces cuando hizo aparición con más furor aquello que llegó a llamarse el “cambio de chaqueta”.
Sin duda el aperturismo del nuevo gobernador civil, del que dependían los estamentos locales, aceleró esa ambigüa situación de aparentar talantes aperturistas. En unas declaraciones efectuadas en un pleno del Ayuntamiento de Sabadell, el alcalde llegó a decir después de rechazar una propuesta de petición de amnistía: “No lo hice para no dividir al consistorio, a pesar de que yo soy demócrata y de izquierdas”. 70 Josep Benet comentaba al respecto:
“(...) Desde la desaparición del general Franco y el anuncio de elecciones, se ha producido un espectáculo esperpéntico: todos los políticos del antiguo régimen, ex ministros, ex subsecretarios, ex directores generales, ex censores, ex jerarquías del Movimiento, etc.- excepto el señor Blas Piñar y sus amigos-, han cambiado de camisa, han abandonado el correaje y vestido la modesta chaqueta democrática. Y se han declarado demócratas de toda la vida. Es la hora de los camaleones, ha dicho alguien. Es cierto, lamentablemente.”71
El 9 de enero de 1976, se presentó en Madrid, bajo esa estrategia de libertad simulada, el Consell de Forces Polítiques de Catalunya (CFPC). Según la crónica del periodista Ramon Pi, asistieron: Francisco Gordo Lorente, Joan Reventós, Jaume Casanovas, Heribert Barrera, Xavier Castellá, Albert Aleu, Ignacio Zabala, Joan Cornudella, Joan Ramon Colominas Companys, José Badía, Joan Colominas Puig, Antonio Gutiérrez, Pere Ardiaca, Josep Pallach, Amadeo Cuito y Francisco de Borja Aragay.
Entre los diferentes mensajes aportados en la posterior conferencia de prensa, fue destacable la alusión al presidente de la Generalitat en el exilio, entendiéndose más como el reconocimiento simbólico hacia un sistema de libertades que como la búsqueda de un líder. Días después el Consell, representado por 11 formaciones políticas, también se presentó en París ante los medios internacionales. Éstas eran: Joan Cabré (PCC), Joan Cornudella (FNC), Joan Colominas (PPC), Anton Canyellas (UDC), Jaume Casanovas (Esquerra Democrática), Xavier Castellá (Esquerra Republicana), un miembro del PSAN, Gregorio López Raimundo (PSUC) y Heribert Barrera (Reagrupament Socialista i Democrátic de Catalunya). En referencia a este último partido cabe decir que a finales de 1974, una fracción numerosa de ERC, encabezada por Barrera, se integró en el Reagrupament Socialista i Democrátic de Catalunya de Pallach, separándose del otro sector dirigido por Andreu Abelló, más proclive al pacto con los comunistas y que acabó incorporandose al PSC (C). Sin embargo, en mayo de 1976 Barrera y su grupo volvieron a ERC para reconstruir de nuevo el partido.72
Después de la presentación oficial, una serie de partidos y organizaciones intentaron formar parte de esta nueva organización nacionalista; no obstante, algunos lo consiguieron y otros no. De hecho, al finalizar el primer mes de 1976 había claramente varias estrategias políticas bien definidas. El CFPC, que alternaba la negociación como un bloque unitario según el foro elegido; los partidos que lo componían, que actuaban por separado según conveniencia; la Generalitat en el exilio, con la estrategia dirigida por Tarradellas de descrédito total por la Asamblea; el sector pujolista; el comunista y, finalmente la Asamblea, que actuaba a veces de comparsa de la auténtica negociación, ya que los protagonistas eran los mismos.
Uno de esos foros de debate fue el celebrado en el monasterio de Cura (Mallorca) reuniéndose el CFPC, JDE, el Consell Valenciá y otras instancias unitarias, incluidos los partidos de las Islas Baleares.