La transición española. Eduardo Valencia Hernán
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Desde mediados de los años sesenta el número de estudiantes matriculados en las universidades españolas aumentó considerablemente, cifrándose en 20.289 los alumnos matriculados en el curso 1965-66, llegando hasta 33.413 en 1970. Esta masificación del alumnado trajo consigo la proliferación de nuevos movimientos estudiantiles que, aunque habían sido creados a mediados de los años cincuenta y habían adquirido una fuerte radicalización algunos de ellos, no buscaron las referencias tradicionales ideológicas en el PSOE ni en el PCE, sino en movimientos como el Frente de Liberación Popular (FLP) de tendencia católica o el Front Obrer de Catalunya (FOC).
El FLP fue un movimiento de izquierda que quiso diferenciarse tanto de los socialistas como de los movimientos comunistas buscando una simbiosis entre el marxismo y el cristianismo. Aunque su ideología estuvo influenciada directamente por el Front National de Liberation (FNL) argelino, copiando casi sus siglas, el fundamento de su organización estuvo supeditado a dos cláusulas principales: la primera era que no tuviera nada que ver con los partidos nacionales, responsables, según ellos, de la tragedia del pueblo español; y la segunda, que reuniese a todos los jóvenes contrarios al franquismo, dentro de una fuerza, de frente, esto es, de programa muy breve y de ideología muy ancha, o mejor, muy poco definida para permitir que en ella cupiesen gentes de principios muy diferentes.
Julio Cerón fundó este partido en 1957 aunque también fue el creador de otras organizaciones como Nueva Izquierda Universitaria o Nueva Institución Universitaria, colaborando estrechamente con él: Ignacio Fernández de Castro, Alfonso Carlos Comín, Juan Gerona, Jesús Ibáñez, Luciano Rincón y José Ramón Recalde.
Según Cerón, hubo tres frentes diferentes con supeditación absoluta, al menos en los dos primeros, en su lucha contra el régimen: el FLP I, entre 1958 y 1960, que aspiraba a ser un frente y desde luego una organización nueva; el FLP II, entre 1960 y 1962, que se concebía así mismo como un partido nuevo; y el FLP III, desde 1965 hasta su desaparición, que parecía haber tomado como modelo el Partido Socialista Italiano de Unidad Proletaria (PSIUP). Universitarios como Narcís Serra90, Pascual Maragall91, Joaquín Leguina92, Carlos Zayas, José Mª Maravall93, etc., formaron parte de estos movimientos y con el tiempo evolucionaron algunos a través del MSC a incorporarse al Partit Socialista de Catalunya (PSC)94 y otros al PSOE.
Dionisio Ridruejo, según declaraciones al semanario francés L`Express el 14 de junio de 1962, nos ofrece su versión sobre el FLP algo diferenciada de sus creadores:
«El FLP es un movimiento de inspiración castrista, poco importante numéricamente, pero que ha desempeñado un papel muy activo y ha reforzado mucho su influencia durante las huelgas de los últimos meses. Pero es en Le Socialiste, órgano en el exilio del PSOE, en su publicación del 3 de enero de 1963, donde define su idea e intencionalidad. El FLP ha crecido en el campo obrero a partir de elementos católicos que se negaban a ser engañados (…) Esto fue posible por las facilidades con que contaban sus afiliados de origen católico, para hacer proselitismo dentro de las J.O.C. y de las H.O.A.C., campo que a nosotros (los socialistas) nos estaba vedado de antemano (…) Los jóvenes que lo crearon no eran comunistas, pero nadie ignora como interesa al movimiento comunista internacional estas organizaciones paralelas, confusas, en una palabra, que le hacen su juego desde fuera sin que puedan perjudicarle con sus posibles errores. Así, el partido comunista siempre vio con buenos ojos al FLP, primero porque este llegaba a un medio obrero católico al que directamente no podía llegar la propaganda marxista-leninista y, por otra, porque del confusionismo mismo del Frente solo el partido comunista podía beneficiarse.»95
Otra organización muy extendida en los ámbitos universitarios catalanes fue el Front Obrer de Catalunya (FOC) que fue un partido de ideología disidente de la línea comunista oficial centrada en un socialismo antiimperialista de izquierdas. Sus publicaciones más conocidas a lo largo de su historia fueron Revolución (1961-62), Presencia obrera (1963-65), Cuadernos de presencia obrera (1967-69), Proletario (1968), y Poder obrero (1969); aunque también participaron en Fulls d’opinió popular (ADP de C), APEL (Agencia de Prensa de España Libre) y el SID (Servei d’Informació Directa). En el exterior de España cooperaron con Revolución Socialista y Frente Obrero; en Madrid Lucha de Clases, y en San Sebastián Batasurra, órgano del Euskadiko Sozialisten Batasuna (ESBA). En 1962 participaron en el movimiento universitario catalán Moviment febrer del 62 junto con el MSC e independientes, donde ya destacaba el activista universitario, Raimon Obiols. En la corta existencia de este partido se celebraron cuatro conferencias políticas destacando la última donde fue expulsada la fracción trotskista, afirmando en una declaración su sentido proletario de partido de inspiración maoísta. Como decía Pascual Maragall: «la originalidad, la novedad y el antidogmatismo del FOC fue durante mucho tiempo el único escudo ideológico». Algunos de sus militantes más destacados fueron Pascual Maragall, Isidre Molas, José Antonio González Casanova, Alfonso Carlos Comín y Miquel Roca96.
En Barcelona, el 9 de marzo de 1966, unos quinientos representantes estudiantiles junto con una veintena de profesores y algunos intelectuales catalanes se reunieron a la cuatro de la tarde en el convento de los Capuchinos de Sarriá para constituir el Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad de Barcelona (SDEUB), fruto de las resoluciones aprobadas por la Asamblea Constituyente de la Junta de delegados de las doce Facultades y Escuelas Especiales de la Universidad de Barcelona.
Convento Capuchinos Pedralbes 1966.
Cabe destacar que el acto tuvo que realizarse fuera de los estamentos universitarios al ser prohibido este dentro de la UB por el rector Francisco García Valdecasas y entre los que asistieron se encontraban nombres muy conocidos entre la intelectualidad catalana como: Salvador Espriu, Antoni de Moragas, Joan Oliver, Jordi Rubió i Balaguer, Antoni Tàpies, Pere Quart, Francesc Vallverdú, Agustín García Calvo, Oriol Bohigas, Raimon Obiols, Mª Aurèlia Capmany, Albert Rafols Casamada, los hermanos Goitisolo, algunos representantes de la Secretaria General de la CIE (Conferencia Internacional de Estudiantes), de la UNEF (Unión Nacional de Estudiantes Franceses), un delegado de la Universidad de Columbia y observadores de escuelas de grado medio y preuniversitarios, etc.
Jordi Solé Tura cuenta en sus memorias que el impulso definitivo de este movimiento surgió del PSUC universitario con Manuel Sacristán a la cabeza, y que de su núcleo principal surgieron documentos tan importantes como: la Declaración de Principios del SDEUB, sus Estatutos y el manifiesto final Por una Universidad Democrática. Los puntos básicos de estas propuestas fueron aprobados en el documento final elaborado para la convocatoria de constitución del SDEUB y formaron parte del programa base para la creación de la reforma democrática universitaria, la convocatoria de un congreso nacional de estudiantes de sindicatos universitarios democráticos y la constitución de comisiones mixtas de estudiantes y profesores97.
Una de las convocatorias preparadas para dicha reunión fue la fechada el 4 de marzo de 1966, firmada por el representante para la prensa del SDEUB, Eudaldo Ferrer, y vino como el resultado de un año de trabajo y después de la primera asamblea de distrito efectuada el 12 de febrero de 1965, con el objetivo de conseguir la Reforma Democrática de la Universidad. El asedio policial al convento se produjo tan pronto tuvo conocimiento del hecho el gobernador civil, Antonio Ibáñez Freire, rodeando el recinto en un radio de trescientos metros durante dos días y acabando el conflicto con varias detenciones98. Jordi Solé Tura describe la entrada en la sala de actos como una escena de viejas películas de gangsters, protagonizado por un grupo de policías encabezados por los comisarios Antonio Juan Creix y su hermano Vicente99. El informe del ministerio fiscal definió el acto como una asociación ilícita, calificando a los asistentes, por su implicación, como promotores, directivos y asistentes, teniendo consideración aparte a los denominados «intelectuales y personalidades», siendo inculpados los que incluso no asistieron al acto, pero sí se solidarizaron por escrito con él. A partir de esta clasificación, se propusieron las diferentes penas entre prisión