La transición española. Eduardo Valencia Hernán

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solo sería la conseguida por la presión popular. Partiendo de estos argumentos, se aconsejó intensificar la preparación de la II Sesión Plenaria de la Asamblea de Cataluña, adelantando algunas líneas generales de actuación, en las que destacó la descentralización geográfica y sectorial de la Asamblea, con el perfeccionamiento de las estructuras de coordinación y la constitución de nuevas asambleas comarcales, intercomarcales, sectoriales e intersectoriales, donde las luchas y reivindicaciones parciales y sectoriales serían prioritarias. De nuevo, la CPAC reivindicó nuevos y ambiciosos objetivos de lucha en favor de la amnistía general, en contra del sistema penitenciario represivo, de la pena de muerte, de la disolución de la BIS, por la libertad de Lluís María Xirinachs y el derecho al uso oficial del catalán, contra la corrupción, contra la abusiva subida de precios y el encarecimiento del coste de la vida con una administración democrática y autónoma, por la mejora de las condiciones del sistema educativo al servicio del pueblo y contra la selectividad409. Por supuesto, en el acto también hubo voces discrepantes por la deficiente labor de la Asamblea. Un miembro de Bandera Roja centró su crítica en tres temas preferenciales, argumentando el insuficiente protagonismo efectuado por la Asamblea en las iniciativas de movilización en el Proceso 1001, el asesinato de Puig Antich y el 1º de Mayo. El debate sobre el trasvase del rio Ebro y sobre el Plan Comarcal de Barcelona completó la exposición de propuestas de carácter medioambiental y urbanístico. Finalizando este encuentro, se leyó en acta la adhesión a esta permanente de nuevos partidos políticos: PSAN, FNC, PCE-I, BR, UDC, MSC, PSUC, ERC, PSOE y 18 delegaciones comarcales, reactivándose el proceso descentralizador.

      El 1º de junio de 1974, Rodolfo Martín Villa fue nombrado gobernador civil de Barcelona, sustituyendo a Tomás Pelayo Ros. Por esas fechas, Jordi Pujol, que poco a poco iba saliendo del anonimato desde su puesto directivo en Banca Catalana, expuso mediante unas declaraciones, sus propuestas de futuro para Cataluña:

      Sin duda el sentido geográfico e histórico del futuro presidente de la Generalitat era clarividente. Su identificación más con el norte europeo que con el resto peninsular lo identifica a mí parecer de una forma desafortunada cuando justifica la diferenciación cultural desde una perspectiva superior e irreal buscando el distanciamiento entre Cataluña y el resto del Estado ligado al hecho diferencial de la cultura franca comparada con la visigoda.

      La temporada estival de 1974 arrastró esta vez una serie de conflictos laborales y universitarios sin resolver. El 6 de julio de 1974 se convocó una huelga general que se extendió en el Baix Llobregat por las localidades de Cornellá, Sant Joan Despí, Martorell, Molins de Rei, Sant Felíu y Esplugues de Llobregat, a raíz de los conflictos de las empresas ELSA y Solvay.

      El SCPAC, en el marco estratégico de apoyo a la lucha obrera, distribuyó un comunicado que, no por ser repetitivo, dejaba de tener impacto en la sociedad, exigiendo el derecho de huelga, las libertades sindicales y políticas en el contexto del derecho de asociación, de reunión, de expresión, y de un sindicato obrero. Sin embargo, aquel mes de julio fue en cierta manera diferente a los anteriores, pues coincidió que, por aquellas fechas, la salud del dictador comenzaba a dar señales de debilidad extrema. Esta situación fue utilizada por la oposición como medida de presión ante los previsibles cambios políticos que se avecinaban; véase como ejemplo que el título «Franco cerca de la muerte» fue el elegido por la Asamblea como cabecera en sus últimos comunicados por su impacto emocional. El SCPAC, en previsión de los nuevos acontecimientos, prefiguró los llamados «centros de poder popular» que en su momento podrían conectarse con la constitución de un hipotético gobierno provisional. Así, pues, todo indicaba que la vida del Caudillo se extinguía después de treinta y cinco años de dictadura y de mantener el país «atado y bien atado» como el último reducto del autoritarismo en Europa, sobre todo después de los recientes cambios democráticos en Portugal y Grecia.

      Josep Tarradellas, que fue invitado al acto, excusó su asistencia y envió un telegrama que fue leído en público. Los eventos preparados al efecto se desarrollaron en medio de numerosas banderas

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