La transición española. Eduardo Valencia Hernán
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En el ámbito académico el panorama era desolador. En Madrid, el profesor de economía Ramón Tamames (PCE) continuaba detenido, y los médicos internos y residentes (MIR) seguían en paro. Por otra parte, la Iglesia católica española estaba de luto por el fallecimiento de José Mª Escrivá de Balaguer446, fundador del Opus Dei, y no acabaría el mes sin una nueva desaparición, esta vez la del escritor y disidente Dionisio Ridruejo, víctima de un infarto de miocardio.
Por suerte en nuestro país hay costumbres que no cambian pese a la dificultad de las circunstancias, y ese era el caso de las vacaciones estivales, que en pleno mes de julio representaba el fin del periodo político en la España oficial y el comienzo de un merecido descanso para el gobierno y la Jefatura del Estado. Sin embargo, aquel año iba a ser diferente en muchos aspectos y lleno de acontecimientos que harían cambiar el destino del país definitivamente.
Fue ese verano, inicialmente destinado a la relajación informativa, en el que dio comienzo una carrera interna llena de obstáculos para preparar lo inevitable, la muerte del Generalísimo y el fin de un ciclo en la historia de España. En la calle, como si se intuyera el futuro, la presión de la lucha clandestina era cada vez más acuciante, como si se deseara ver la luz al final de un túnel, de un camino oscuro de casi 40 años que finalizaría en pocos meses, a pesar de que el propio ministro de Información, León Herrera, ante la rumorología insistente, desmintiese la probable sucesión en la Jefatura del Estado.
Todo indicaba que el fin del dictador estaba próximo, tómense como ejemplo el cambio en la forma de reivindicación política y sus preparativos organizativos en previsión de un próximo cambio de régimen. Las juntas, plataformas unitarias y otras organizaciones se multiplicaban por toda España; véanse como ejemplo las Islas Baleares donde se utilizó el concepto de Assemblea de les Illes como así muestra un documento editado en Palma de Mallorca en julio de 1975. La terminología usada para la consecución del derecho del pueblo balear a una auténtica democracia política fue a través del derecho natural a la libre autodeterminación en el marco de una federación democrática de las distintas naciones del Estado español, afirmando que las Islas Baleares constituidas por Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, nacían del derecho de autodeterminación de estas unidades territoriales. En relación con la lengua, tanto la catalana como la castellana serían oficiales y se tendría como tarea primordial la redacción de un proyecto de Estatuto de Autonomía447.
En Cataluña también se intuía un próximo cambio de régimen de tal forma que, en una reunión de la CCFPC, Convergencia Democrática, Esquerra Democrática de Catalunya, PSAN y del Reagrupament Socialista Democràtic se acordó unir esfuerzos con un solo mensaje de cara a la posible negociación con el resto de las fuerzas democráticas del Estado, dejando de lado a los demás socios no nacionalistas de la Asamblea:
«Manifestamos que en toda negociación con el resto de fuerzas democráticas del Estado español y sus nacionalidades de cara al futuro político, la posición catalana será mantenida en los siguientes términos: Será condición no negociable la constitución de un gobierno provisional catalán que en el momento de la constitución de un gobierno provisional democrático a nivel de Estado español, será reconocido, a la vez que serán negociadas sus atribuciones, que como mínimo serán las que configuran el Estatuto de Autonomía de la Generalitat de Cataluña, plebiscitado democráticamente por el pueblo de Cataluña, modificado y aprobado legalmente por las Cortes del Gobierno de la República Española y abolido por una ley franquista en 1939.»448
A simple vista, esta declaración suponía la confirmación de un frente nacionalista mayoritario dentro de la propia Asamblea. Lo que cambió desde entonces fue la estrategia basada en conseguir los objetivos descritos en los párrafos anteriores mediante el esfuerzo movilizador y de lucha de la clase obrera.
El primero de agosto, el diario Tele/eXpres publicó la invitación formulada por Willy Brandt al sevillano Felipe González y a Enrique Mújica para reunirse con él en Alemania, tarea ardua y dificultosa por tener estos retenidos los pasaportes. La noticia pasó desapercibida entre otras más llamativas de carácter internacional, sobre todo las que provenían de Argentina, desestabilizada tras la desaparición del general Juan Domingo Perón. Este, había conseguido la Presidencia de la República Argentina en 1946 hasta 1955 y posteriormente entre 1973 y 1974 y, antes de morir, había delegado la Presidencia en su esposa Maria Estela Martínez de Perón que, tras dos años de nefasto gobierno, tuvo que dimitir acabando el gobierno en manos de una sangrienta dictadura militar. El titular informativo: «Maria Estela ya no va por el despacho, se tomó unas largas vacaciones» indicaba el declive democrático del país449.
Portugal estaba también en el centro de atención informativo con la dimisión el 30 de agosto del primer ministro Vasco Gonçalves, aunque sin duda el conflicto que atraía la máxima atención de los españoles era la disputa por la soberanía del Sahara español entre Marruecos y España. Efectivamente, el primer día de julio de 1975, el Tele/eXpres publicó el acuerdo secreto entre Marruecos y Mauritania para repartirse la colonia española, mientras Rabat cortaba el suministro de frutas y verduras a Ceuta como medida de presión. El día 28 se detectaron diversos conatos de enfrentamientos en la frontera del Sahara con Marruecos, mientras que en el interior del territorio saharaui, el Frente Polisario (FP) realizaba actos terroristas buscando la desestabilización del gobierno colonial. El primero de agosto fue reducida una infiltración del ejército marroquí en la frontera norte del Sahara español, y tres días después, en otro ataque al puesto de Hausa, murió un legionario y otro quedó herido.
Ante estos graves acontecimientos, el jefe del Alto Estado Mayor, general Carlos Fernández Vallespín, realizó una visita relámpago el día 7 a la región, intentando dar una sensación de control y tranquilidad a la ciudadanía española. Por otra parte, el presidente del gobierno intentaba quitar importancia al problema surgido, adoptando una posición ambigua. Con el viaje a Helsinki (Finlandia) para participar en la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea, Carlos Arias intentó dar muestras de ello, resaltando sus comentarios sobre «el interés mundial sobre el aperturismo político en España y la posible normalización de relaciones diplomáticas con la URSS»450. Otros titulares de interés informativo señalaban la muerte en atentado el 15 de agosto del líder político de Bangladesh, Mujibur Rahman451 y el fallecimiento del último emperador de Etiopía, Haile Selasie452 a los 83 años, depuesto por un golpe de estado en septiembre del año anterior. Finalmente, y cerrando un mes anormalmente agitado, desapareció uno de los políticos más carismático de la Irlanda independiente, Eamon De Valera453.
En España, el primer día de julio se publicó en el BOE el decreto por el que se regulaba la enseñanza de las lenguas maternas para preescolar y EGB, coincidiendo con la estancia del príncipe de España en Guardia de Tremp (Lérida), donde expresó en catalán «Está molt bó aquest vi», mostrando una actitud positiva ante el bilingüismo deseado por el pueblo catalán, lejos de la línea seguida por su abuelo, muchos años antes. Este acto culminaría el 14 de julio con la visita oficial que realizaron los príncipes a Cataluña, días después de haber finalizado la huelga de trabajadores de la empresa Miniwatt y el paro de los médicos internos residentes (MIR) en el Hospital Clínico de Barcelona. También por esas fechas fue enviado a Pablo VI un comunicado, a través de la Comisión pro-Nóbel Xirinachs, sobre la reconciliación y por la ayuda al padre Xirinachs, refrendada por una manifestación en Vic el 31 de julio.
Mientras tanto, en Madrid había comenzado el llamado «Proceso de los 23» donde se repartían penas de prisión por un total de 110 años por los sucesos ocurridos en las manifestaciones del Ferrol del Caudillo, mientras que, en la calle, once mil trabajadores de la empresa Astano seguían en paro.
El 5 de julio, los diarios recogieron las declaraciones de Ricardo de la Cierva comprobando una vez más el juego de «una de cal y otra de arena» practicado por el gobierno: «Cataluña —decía de la Cierva— está en una situación predemocrática y gracias hay que dar al gobernador civil de que las cosas no fueran tan malas»454. Días