La transición española. Eduardo Valencia Hernán

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de una muerte anunciada que concluiría tres semanas después con el comunicado de la muerte del Generalísimo.

      El día 5 se contabilizaron los primeros muertos en el Sahara por enfrentamientos entre el Frente Polisario y los marroquíes, al haber cruzado alguno de ellos la frontera. Mientras tanto, el monarca alauita seguía inflexible en sus intenciones viendo que, conforme pasaba el tiempo, la coyuntura internacional le era favorable, desoyendo así las peticiones que le llegaron de la ONU. Esta presión sobre el gobierno español continuó hasta el día 10, cuando unilateralmente el rey de Marruecos ordenó el fin de la Marcha Verde, especulándose un pacto secreto entre Madrid y Rabat, aunque los desmentidos eran continuos.

      Lo mismo ocurría con el estado de salud de Franco, donde lo único que se sabía es que resistía transfusión tras transfusión. Sin embargo, esta situación de incertidumbre en el alto nivel de la política nacional no afectó en lo más mínimo a la acción represora de las fuerzas de seguridad del Estado, que continuaron efectuando detenciones. El día 4 de noviembre fue desarticulado un comando del PC (m-l), siendo militantes del PSAN los detenidos al día siguiente. Una semana después también fueron detenidos en Navarra algunos militantes de la rama político-militar de ETA (V Asamblea) y 37 miembros de la Joven Guardia Roja y Bandera Roja, demostrando así la plena actividad de un régimen dando sus últimos coletazos ante la caída del dictador.

      Por otro lado, en aquellos días se publicó en el Boletín Oficial del Estado el decreto sobre el uso de las lenguas regionales, por el que se podía hablar en catalán en los plenos municipales, excepto cuando se tratase de propuestas que motivaran acuerdos a constar en el acta.

      Sin duda, ya era innegable que un ciclo que había durado cuatro décadas se acercaba a su fin. Incluso empezaron a notarse los primeros indicios de cambio. Véanse como ejemplo el incremento de las publicaciones de nuevos periódicos y revistas de carácter político que aparecieron de repente ante la inminente llegada de la democracia. De esta forma salieron a la luz diarios tan emblemáticos como El País, El Periódico de Cataluña y Diario 16. Por el contrario, no ocurrió lo mismo con la prensa del Movimiento que, a falta de apoyos, decaía bajo un nuevo organismo denominado Medios de Comunicación Social del Estado (MCSE).

      El 17 de octubre, el gobierno aprobó la inscripción del Grupo Prisa en el Registro de Empresas Periodísticas, siendo José Ortega Spottorno, Carlos Mendo y Darío Valcárcel los socios fundadores. El periodista y escritor, Juan Luis Cebrián, con experiencia en el diario Pueblo, TVE e Informaciones, fue elegido director del diario El País el 16 de noviembre de 1975. A partir de aquel momento, la importancia de los medios de comunicación fuera de los órganos del Movimiento tuvo una valoración muy superior a la anterior etapa franquista, ya que, a falta de partidos, la prensa protagonizaba las diferentes corrientes de opinión crítica que empezaban a resurgir en España.

      El mes de noviembre de 1975 también resultó complicado en cuanto a conflictos laborales se refiere. En el Baix Llobregat, el día 14 se realizaron 22 despidos en una de las empresas que, por su resistencia al sistema, sería muy popular por esas fechas. Se trataba del conflicto en la empresa Laforsa en Cornellá de Llobregat, llegando a su punto más álgido con el despido total de su plantilla y el consecuente agravamiento de la situación social en la zona.

      El día 15, Franco resistió una tercera operación quirúrgica sin éxito, ya que tres días después fue hibernado para controlar sus constantes hemorragias. Y mientras la agonía se alargaba artificialmente, al otro lado del Atlántico, el embajador Jaime de Piniés anunciaba desde la ONU una administración tripartita en el Sahara Español entre Marruecos, Mauritania y La Yemaa, anunciando que España se retiraría el 28 de febrero del año siguiente.

      Por otro lado, se propuso una jornada de lucha para el 11 de diciembre en petición de amnistía y libertad, en contra de las nuevas disposiciones presentadas por el primer gobierno de la monarquía que planteaba entre otras cosas la congelación de salarios. Los paros en las empresas instaladas en la periferia metropolitana pasaban del centenar, con más de treinta y dos mil trabajadores en huelga en las zonas del Baix Llobregat y Cerdañola-Ripollet que se alternaban con manifestaciones estudiantiles y concentraciones frente a la cárcel Modelo en Barcelona.

      La madrugada del 20 de noviembre de 1975, Franco expiró, y ese mismo día se dio a conocer su testamento político donde a grandes rasgos pedía al pueblo español lealtad y afecto a Juan Carlos de Borbón. Inmediatamente, el Consejo de Regencia se reunió en Las Cortes y, dos días después, Juan Carlos I fue proclamado rey de España.

      Desde la oposición, las críticas al nuevo jefe del Estado no se hicieron esperar; lo mismo que desde la Iglesia que, a través del diario de referencia católica YA, se pedía que la nueva monarquía no fuese un franquismo sin Franco, aunque pudiera. El cardenal Tarancón, con la frase: «Os pido que seáis el rey de todos los españoles», no pudo ser más explícito. También el periodista José Vidal Beneyto repasa en sus reflexiones la importancia del papel de la Iglesia en aquellos momentos confusos, rompiendo en cierta manera con el pasado:

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