Estructura formal y no formal de la interacción transfronteriza de población, bienes y recursos naturales en la frontera México-Guatemala. Jorge Enrique Horbath Corredor

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Estructura formal y no formal de la interacción transfronteriza de población, bienes y recursos naturales en la frontera México-Guatemala - Jorge Enrique Horbath Corredor

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tienen hasta cinco trabajadores. De ellas, más del 68 por ciento corresponde a tiendas de abarrotes, ultramarinos y misceláneas y, poco más del ocho por ciento, son establecimientos de venta de frutas y verduras frescas, mientras que, las tiendas de venta de carnes rojas y aves representan, ambas, cerca del nueve por ciento. Asimismo, uno de los datos más interesantes corresponde a la fecha de registro de los establecimientos la cual nos puede indicar, de alguna manera, el inicio de actividades de los mismos, apreciándose con claridad dos fechas relevantes: la mitad de año de 2010 y final de año de 2014. En estas fechas se registraon, prácticamente, el total de los establecimientos, la mitad de ellos en cada año mencionado.

      La parte IX del trabajo, realizada por Reynaldo Germán Martínez Velasco, Dr. en Ciencias Sociales del departamento de sociedad y cultura del Colegio de la Frontera Sur, y Valentina Estrada Guevara, Dra. en Estudios Regionales de la Universidad Autónoma de Chiapas, estuvo enfocada al Trabajo Etnográfico en 8 cruces fronterizos de 4 regiones: Región 1, Soconusco- San Marcos; Región 2, Huehuetenango- Comalapa- Comitán; Región 3, Frontera Corozal y Benemérito de las Américas; Región 4, Frontera Tabasco- El Petén. En estas 4 regiones se identificaron 8 cruces fronterizos, dos formales y seis no formales, en los cuales se entrevistaron a actores de diversos perfiles y se realizaron recorridos, con el fin de profundizar en el conocimiento de las regiones mencionadas. Asimismo, el trabajo realizado permitió indagar en la relación existente entre las estructuras formales y no formales existentes en estos cruces, analizando las actividades productivas, el comercio, los servicios y el empleo de las personas que los habitan.

      La quinta parte de la investigación se orientó a la realización de Recomendaciones de política pública y conclusiones. Las recomendaciones de política pública, realizadas por Rodrigo Alonso Barraza García, Dr. en Estudios interdisciplinares de género y políticas de igualdad por la Universidad de Salamanca y por Ayelén Amigo, Mtra. en Servicios Públicos y Políticas Sociales por la Universidad de Salamanca, se basaron en la consideración de la frontera sur como un continuum sociocultural desregulado, heterogéneo y fragmentado –artificialmente– por una delimitación política arbitraria, pero con gran dinamismo y comunicación a nivel interno. Sin embargo, los procesos de globalización y la profundización del modelo neoliberal, experimentados los últimos años y el modelo de securitización fronteriza, impuesta por Estados Unidos a partir de septiembre de 2001, chocan con la diversidad y el dinamismo de las regiones fronterizas. Así, el accionar impulsado desde las instancias gubernamentales contrasta con las prácticas reales desarrolladas por las comunidades fronterizas. Los Estados nacionales actúan y ejercen poder dentro de un territorio determinado, con límites definidos y, sus políticas se caracterizan por poseer una rigidez difícil de superar, desconociendo qué pasa del otro lado de los propios límites nacionales. De este modo, nos encontramos con instrumentos y políticas que incentivan -o limitan- las interacciones transfronterizas entre personas, bienes y recursos naturales en la frontera sur de México. En base a esto, las recomendaciones de política pública parten de reconocer la especificidad y el dinamismo de las interacciones transfronterizas y, al mismo tiempo, abogan por el reconocimiento y el potencial diálogo entre las estructuras formales e informales que animan la vida en la frontera.

      Jorge Horbath Corredor, María Amalia Gracia y Regina López Luna

— PARTE I — Marco teórico y metodología

      1.

      Marco teórico: enfoque de la investigación

      Jorge Enrique Horbath Corredor

      María Amalia Gracia

      Antes de adentrarnos en las estructuras de la zona fronteriza de estudio, es necesario dilucidar algunos conceptos que estarán presentes a lo largo de la investigación y que serán de utilidad para su comprensión. Siguiendo el orden establecido en el trabajo, se parte de las acepciones que hacen referencia a frontera, territorio y regiones, guiando la investigación de lo general a lo particular, pasando por las definiciones de flujos de personas, bienes, servicios y recursos naturales, para adentrarnos en el papel del Estado-nación, en los aspectos públicos y privados, desde la interacción con las estructuras y los instrumentos internacionales que las rigen.

      Asimismo, es indispensable percibir la sutil diferencia entre las estructuras formal, no formal e informal, para poder entender los procesos en las zonas transfronterizas y la manera en que, los individuos, se desarrollan en su entorno natural y obtienen los bienes y servicios necesarios, involucrándose con el sector público y privado. De esta manera, la investigación, nos llevará a rectificar la validez de las estructuras y su utilidad en el quehacer transfronterizo y los flujos migratorios que se suscitan de manera constante en la frontera, desde la perspectiva de los actores locales, así como las estrategias de adaptación a los cambios y sus modos de participación.

      La frontera sur es comprendida como “un territorio donde coexisten diferentes ámbitos regionales que son el resultado de procesos sociales […] que conforman un continuum cultural junto con el resto de América Latina” (Gutiérrez citando a Fábregas, 2017, p. 166-167). En esta investigación nos centraremos en la frontera México-Guatemala, la cual abarca la mayor parte de la frontera sur de México y que adquirió gran relevancia para las ciencias sociales en los años ´80.

      Vislumbrando las fronteras

      Las fronteras pueden ser entendidas como espacios en donde existe un tránsito social entre dos culturas “separadas” por un límite territorial, ya sea natural o restringido a un ámbito político, que ofrecen al individuo la capacidad de trascenderlas y/o explorarlas. La frontera, a su vez, adquiere una doble significación. Entendida como border, se refiere a la frontera internacional o al límite entre estados, y, como frontier, hace referencia al espacio flexible de articulación entre sistemas con dinámicas socioeconómicas heterogéneas donde uno se expande sobre el otro (Grimson, 2005).

      Así, existen fronteras naturales compuestas por ríos, montañas que, como su nombre lo indica, son límites creados por la misma naturaleza, que restringen el tránsito del hombre (Matthai, 1991) que, a su vez, coexisten con las fronteras artificiales como las políticas, lingüísticas económicas u otras.

      Canela y Rincón, definen la frontera como:

      (…) el espacio que permite la inflexión de una sociedad distinguirse de otra, donde los capitales culturales y sociales se muestran con una identidad que la diferencia de otro grupo humano, esto nos arroja a pensar a la frontera como un espacio simbólico en movimiento donde se permite estructurar las redes de significantes al interior de una nación […] La frontera es límite del espacio social y del soporte cultural de las interacciones humanas representadas en la política y la economía que construye un juego de alteridades. (2016, p. 66)

      Es así como el concepto de frontera se desenvuelve en el margen de procesos sociales y migratorios que implican cuestiones económicas, culturales y simbólicas (Peña-Piña, 2015, p. 63), necesarias para el análisis de la conformación y control de un territorio.

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